Elisa's POV
Por un momento creí que estaba bromeando, o que quizás yo no había escuchado bien.
—¿Qué? —fue lo único que pude decir.
Andrew asintió levemente, le echó un vistazo a sus amigos como cerciorándose de que nadie había escuchado y me mostró la pantalla del teléfono. Ni siquiera pude leer. Solo capté unas pocas palabras que apenas alcancé a digerir: Andrew, Blair, hablar, tiempo. Y sí, esas simples palabras bastaron para hacerme entrar en pánico.
Me obligué a serenarme y entonces caí en cuenta de algo que resultaba mucho más inquietante. Andrew estaba completamente inexpresivo. No tenía ni la más remota idea de lo que se estaba cruzando por su cabeza. No parecía nervioso, alterado, enfadado, emocionado... Nada. Absolutamente nada.
—Eh... —me aclaré la garganta. ¿Qué se supone que debería decir?—. Yo...
Andrew hizo un gesto que no alcancé a identificar y bajó unos segundos la mirada a su celular, releyendo el mensaje.
—Dice que quiere hablar, aclarar las cosas... —me informó como quien comenta el clima.
Y eso consiguió sacarme de mi estupor para finalmente enfadarme.
—¿Y para qué? —exclamé—, ¿por qué después de tanto tiempo y con qué objetivo?
Él no respondió, cosa que empezó a preocuparme.
—No le vas a contestar, ¿verdad?
Suspiró, volvió a mirar la pantalla y se encogió de hombros.
—Tal vez tiene razón y ya ha pasado el tiempo suficiente para que podamos arreglarlo sin resentimiento.
No era lo que me esperaba, sin duda alguna. De hecho, me cayó como una baldado de agua fría.
«¿Arreglarlo?, ¿arreglar qué?, ¿y para qué?»
Abrí la boca pero no articulé palabra. Y Andrew, en vez de sacarme de la oscuridad, bajó la mirada y empezó a teclear.
Pensándolo bien, fue más como un baldado de agua sacada directamente del Océano Ártico.
Me quedé mirándolo, sin entenderlo, sin asimilar cómo escribía una frase y la borraba unas mil veces. Ese no era Andrew. ¿Dónde estaba el chico seguro de sí mismo y confiado al cien por cien? ¿Por qué se estaba restregando la cara con las manos, frustrado? Y peor aún, ¿por qué no se dignaba mirarme o siquiera pedirme ayuda?
—Bueno —murmuró lo que debieron haber sido quince minutos después—. Ya está.
—Genial. ¿Y cuántas palabras le enviaste?, ¿tres? —intenté bromear, fallando estrepitosamente.
Él sonrió débilmente y me enseñó lo que yo llamaba un bello poema virtual. Se me cayó el alma a los pies. ¿Desde cuándo Andrew Collins respondía mensajes con un párrafo entero? A menos que estuviéramos en San Valentín y se inspirara de repente.... Conmigo.
—Oh...
Una vez más, me pasó olímpicamente por alto, apoyó los codos en la mesa y se quedó con la mirada perdida, mordiéndose el labio y negando con la cabeza ocasionalmente. Solo lo observé, aunque él ni siquiera pareció darse cuenta. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando sentí su celular vibrar en la mesa, lo que me dejó atónita fue cómo alargó la mano en el acto, tan apresuradamente que por poco tumba el vaso de jugo. Me quedé boquiabierta.
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Ahora déjame flecharte
Teen FictionFléchame #2 ¿Quién diría que había logrado conquistar al chico más terco del universo?, ¿por qué sigue insistiendo tanto?, ¿es que acaso no le bastó con darse cuenta del asco de persona que soy?, ¿por qué se empeña en hacerme más difícil el intentar...