Capítulo 23

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Andrew's POV

—Sábados de 1:30 a 5:00 de la tarde —dije sin molestarme en saludar—. Ha habido varios problemas en el envío de materiales a los estados más apartados, por mala comunicación principalmente, y no vendría mal apoyo en la coordinación de eso. ¿Qué dices?

Lisa me miró con una sonrisa traviesa, cerró su casillero y se recargó contra él.

—¿Es excusa para verme los sábados también? —preguntó.

—Nunca voy a la empresa —la contradije—, y de cualquier forma puedes ir a mi casa cuando te plazca, o yo puedo secuestrarte... No importa. Igualmente tendrías que pasar por todo el proceso de selección, así que... —me encogí de hombros—. ¿Entonces?

—Te lo agradezco mucho, Andrew —contestó esta vez con una sonrisa de disculpa—, pero sabes que no puedo aceptarlo.

—¿Por qué no? —pregunté, muy tarde para esconder la decepción en mi voz.

—Por tráfico de influencias. No quiero ir a la cárcel, aún hay cosas que quiero hacer —dijo imitándome.

Rodé los ojos.

—Tendrías que pasar por todo el proceso de selección —repetí—. Tu excusa no es válida, lo siento.

—No, es en serio, Andrew. Pero muchas gracias.

Suspiré.

—Okay, tú te lo pierdes. Pero después no vas a poder arrepentirte.

Ella se encogió de hombros.

—"Nuestras vidas se definen por las oportunidades, incluso las que perdemos".

Me crucé de brazos.

—Oye, no uses mis citas en mi contra.

—No es tu cita, es de Francis Scott Fitzgerald, El curioso...

...caso de Benjamin Button, ya sé. Yo te paso las citas de cualquier manera.

—Exacto —se rió ella—. ¿Quién te manda a darme armas contra ti?

La fulminé con la mirada.

—Vale, no lo volveré a hacer.

—Ni se te ocurra, necesito arsenal —repuso—. Y ahora sí hablando en serio, es que encontré algo que me llamó la atención, en una agencia publicitaria. Tengo entrevista el viernes.

«Dioses, ¿tan rápido? ¿Agencia publicitaria? ¿Con entrevista y todo? ¿Dónde demonios se mete esta chica?»

—¿En serio? —pregunté— Wow, felicitaciones.

Ella sonrió y se encogió de hombros, como quien no quiere la cosa.

—Sí, es lo más interesante hasta el momento. Ojalá quede. Ahora solo hay que decirle a Chris.

—¿Sigue igual?

—Peor. Es horrible, para ser honesta. Ni modos, ¿no?

Fuimos a la biblioteca porque ella dijo que necesitaba unos datos importantes para su clase de hoy, pero como no nos callábamos, la bibliotecaria terminó echándonos. Claro, no sin antes prestarle a Lisa ocho ejemplares cuando el máximo era cinco... Y preguntarle un montón de cosas sobre el taller.

Ahora déjame flecharteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora