Capítulo 13

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Fuimos a una cafetería cercana a la escuela, nos reímos un rato del entrenador y confirmé mis sospechas de que Lisa lo había convencido de dejarme en paz.

—Es que no tiene sentido —intentó defenderse ella al darse cuenta de que iba a empezar a molestarla por eso—. Simplemente no consigue nada torturándote y creo que muy en el fondo sabe que no hay nada que pueda hacer para impedirte hacer lo que quieras. Más aún si no tiene idea de tus planes... Ya sabes, de la universidad.

—Ajá, y aún así fuiste a convencerlo. ¿Querías salir conmigo, Elisa?

Ella me fulminó con la mirada y revolvió su capuchino, antes de alzar bruscamente la vista.

—De hecho sí —declaró—. Y no me mires así, no te emociones tanto. Es que quería hablar contigo.

Tomé un sorbo de mi café, mirándola fijamente.

—Adelante.

—Andrew, conozco a Becky desde que éramos niñas. Sé perfectamente qué es lo que está haciendo. Lo que están haciendo —se corrigió—. Hoy llegó a disculparse y a decirme que prácticamente está jugando a la agente doble —se sacó algo del bolsillo y lo puso frente a mí—. Supongo que hizo algo bastante parecido contigo, ¿no?

Tomé el papel, lo leí por encima y me reí.

—Becky está loca —comenté devolviéndole el contrato de confidencialidad—. Y sí, hizo algo bastante similar.

—¿Te explico lo que hizo hoy? Te noté algo sorprendido cuando me viste —repuso dedicándome una sonrisa traviesa—. Es sencillo: dijo que necesitaba algo de aire fresco y terminó llevándonos al campo (Oh, sorpresa). Llegó, se sentó, los vio entrenar, pero ella ni se acordaba, por supuesto que no —dijo sarcásticamente—. "Oh, mira Eli. Los chicos están en práctica. ¡Qué coincidencia!".

Me reí. Becky no sabía lo que significaba la palabra "disimulo".

—Después se puso a hablar con Daniel, empezaron por cosas tan estúpidas como el clima y terminaron haciendo planes para salir. Ellos dos, como pareja. Claro, eso solo hasta que me levanté. Adiós cita, entonces. Se pusieron a murmurar entre ellos como si yo no me diera cuenta. —Lisa apoyó el codo sobre la mesa y miró por la ventana antes de continuar—: Luego a Becky se le iluminó el bombillo de repente, justo cuando el entrenador acababa de pitar, y se acordó mágicamente de que tenía que decirte algo. Me hizo acompañarla, por supuesto, y cuando te hubo contado esta cosa tan importante que no tenía lugar a espera, miró su reloj invisible y se dio cuenta de que se le hacía tarde para la cita que acababa de cuadrar con su novio, que estaba a cinco metros de ella. No es nada sospechoso, obviamente. No tenía la más mínima intención de que nos quedáramos solos, ¿verdad? Solo estoy siendo paranoica.

Bajé la mirada, sonriendo, y tamborileé con los dedos sobre la mesa. Lisa puso su mano sobre la mía, haciendo que volviera a levantar la vista.

—A Becky siempre le ha gustado llamarla la técnica de "Búsqueda de reemplazo" —dijo—. Pésimo nombre, lo sé, pero a ella le gusta. Trata de acoger a alguien en un grupo cerrado y luego lo excluye de la conversación a propósito. Una conversación que se da en el sitio donde casualmente se encuentra la otra persona. Así que el excluido termina buscando a aquel con quien "realmente quiere estar" —sonrió ampliamente y apartó la mano—. Solo avísame cuando te lo explique exactamente así y luego agregue que esa es la prueba de que no puedo vivir sin ti.

Ahora déjame flecharteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora