Capítulo 35

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Pasé por Lisa primero como habíamos quedado, y me llevé una grata sorpresa cuando abrió la puerta. Estaba usando una blusa negra con brillos plateados y de hombros descubiertos, shorts de mezclilla y zapatos altos. Se había dejado el cabello suelto y estaba maquillada lo justo para que sus ojos destacaran. Me quedé embobado por completo y sin poder hilar pensamientos coherentes.

—¿Cómo me veo? —se le dio por preguntar en tono suave y recostándose seductoramente contra el marco.

Hice corto circuito y lo único que salió de mi boca fue un casi insonoro "wow". Lisa se rió, me dio un beso rápido en la mejilla y pasó por mi lado hacia la camioneta.

—Genial, gracias —dijo alegremente, y al ver que yo aún estaba parado en el pórtico gritó—: ¡Vamos, Andrew! Llegaremos tarde.

La seguí mecánicamente y solo hasta unos minutos después de estar conduciendo conseguí volver a pensar con claridad.

—¿Y eso? —me atreví a preguntar en un semáforo echándole un vistazo—. ¿Por qué tan...?

No tuve que terminar la frase porque ella me guiñó un ojo y dijo con una sonrisa:

—Me voy de conquista. ¿A que funciona? —Entorné los ojos haciendo que ella echara la cabeza hacia atrás y soltara una carcajada—. Solo quiero divertirme un poco y ser la vieja Elisa fiestera de hace unos años. Es todo.

Asentí y no volví a hacer comentario al respecto. Pasamos uno a uno por los demás y finalmente llegamos al club. Suspiré aliviado al notar que se veía lo más tranquilo que un club nocturno pueda llegar a ser. Nada estrambótico, sino un lugar justo para tomar algo, bailar y pasar un buen rato con los amigos. El guardia no puso mucho problema para dejarnos pasar después de cruzar unas palabras con Matt, sino que al contrario nos guió él mismo a una zona específica donde la música no sonaba tan alto, permitiendo conversar sin tener que gritar. Lo único que me disgustó fue que en el camino varios chicos pusieron sus ojos sobre Lisa, por lo que instintivamente la tomé de la cintura y la acerqué a mí lo que más pude.

—¿Ves que sí funciona? —me dijo ella al oído, risueña, sin zafarse de mi agarre.

El primo de Matt nos estaba esperando y nos recibió con los brazos abiertos.

—Díganme, ¿qué les sirvo?, ¿qué quieren tomar? —preguntó cordialmente.

—Yo quiero un martini —Lisa fue la primera en hablar.

—Anotado.

Yo pedí agua y por poco me sacan a patadas.

—Déjalo Jay-Jay —habló Matt pasándole un brazo a su primo por los hombros—, él es el encargado de mantenernos con vida.

Él se rió ante la aclaración y aceptó. Nos sentamos en una de las mesas más grandes y hablamos unos minutos tranquilamente hasta que llegaron las bebidas y el ambiente se prendió un poco. Tuve un ojo puesto en Lisa todo el tiempo. Por alguna razón, presentía que ella venía con la intención de echarse una buena borrachera. Pero se tomó el cóctel con calma y no dio señales de ello, al contrario de Matt y Charlie, que inmediatamente se retaron a beberse su trago de una sola.

Entonces Lindsay dejó su copa vacía de golpe sobre la mesa y propuso:

—Bueno, vamos a encender un poco esto, ¿les parece? Juguemos algo.

Ahora déjame flecharteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora