Fui a esperar a Lisa después de hablar un rato más con Becky, sin que ella pudiera sonsacarme nada más sobre el tema de su afortunada amistad. No tuve que esperar mucho tiempo afuera del despacho, porque a los pocos minutos la puerta se abrió y el profesor de Literatura salió aún hablando con ella de algo que no alcancé a captar del todo.
—Señor Collins —exclamó cuando me vio.
Lo saludé con un gesto de la mano y le sonreí a Lisa, quien me correspondió de inmediato.
—Déjeme un momento le entrego de una vez su redacción —comentó el profesor ingresando otra vez a la oficina. Lo vi rebuscar entre los papeles que tenía perfectamente organizados en su escritorio y luego salir y extender el mío—. Aquí tiene. Déjeme decirle que es un excelente trabajo y que me impactó positivamente.
—Gracias, señor —agradecí educadamente, pero parecía que él no se iba a detener ahí.
—Quisiera decirle que es un placer encontrar a estudiantes como usted, como ustedes dos, con una visión tan amplia y interesante del mundo. Cambian mucho mi concepto de esta generación y me dan esperanza de que no todo está perdido.
Sonreí, un tanto divertido de la profundidad de su pensamiento.
—No es para tanto —dije.
—Por supuesto que lo es, señor Collins. Permítame felicitarlo. ¿Puedo saber qué planes tiene en su futuro? ¿Alguna rama cercana a mi asignatura?
Empecé a ponerme verdaderamente incómodo, no solo por esa conversación, sino porque Lisa me estaba mirando como si fuera una especie de cofre del tesoro sin abrir.
—Ah... No... No mucho, la verdad.
—¿A qué le gustaría dedicarse?
—Esto... Medicina, creo.
—¡Oh! Justo como lo pensé. Un oficio ideal para hacer el bien. Pero déjeme decirle que no debería descartar la escritura tan fácilmente. Periodismo, por ejemplo. No se me hace muy difícil imaginarlo redactando columnas o algo por el estilo.
Lisa entreabrió los labios y alternó la mirada entre el profesor y yo.
—Hum... Tal vez —murmuré—. Sí, supongo que lo tendré en cuenta. Gracias.
—Siempre un placer. Y Elisa... —ni siquiera me sorprendió el repentino cambio del tono formal al afectivo que le confería el simple hecho de llamarla por su nombre. Todos sabíamos que él la adoraba—. Sabe mejor que nadie que con una pluma se puede cambiar el mundo, ¿no? Y usted es mi mejor candidata para ello. Estoy muy orgulloso y sé que llegará muy lejos.
—Se lo agradezco infinitamente. No lo decepcionaré —contestó ella sonriendo, pero su sonrisa no alcanzó el nivel deslumbrante al que solía llegar. Señas de que apenas estaba prestando atención a lo que hacía y decía.
—Sé que así será. Que tengan buena tarde —se despidió y se alejó por el pasillo.
Lisa esperó solo unos segundos antes de girarse rápidamente hacia mí y extender la mano.
—Déjame leer eso.
Puse el texto fuera de su alcance.
—Oh, no. Eres muchísimo más dura y crítica que el profesor, déjame mantener mi ego arriba.
—Andrew —pronunció mi nombre a modo de advertencia—, déjame verlo.
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Ahora déjame flecharte
Roman pour AdolescentsFléchame #2 ¿Quién diría que había logrado conquistar al chico más terco del universo?, ¿por qué sigue insistiendo tanto?, ¿es que acaso no le bastó con darse cuenta del asco de persona que soy?, ¿por qué se empeña en hacerme más difícil el intentar...