Capítulo 26

188 23 1
                                    

Elisa's POV

—¿De qué hablabas con Dan esta mañana? —le pregunté a Becky entrando al salón e intentando sonar desinteresada.

—¡Oh!, eh... —ella se retorció un mechón de cabello entre los dedos, como cuando estaba nerviosa—. No, de nada importante.

Fruncí el ceño sin creer que Daniel me contara las cosas con más confianza que mi propia mejor amiga, pero inmediatamente caí en cuenta de que yo también le ocultaba bastantes cosas respecto al tema "Andrew Collins", así que mantuve la calma y traté de seguir indagando.

—¿En serio? Pero parecía como si sí estuvieran hablando de algo muy importante.

—No. No, solo... Hacíamos unos retoques a nuestros planes. Es todo.

Me vi obligada a reservar el resto de preguntas de investigación para Daniel cuando me resultó evidente, por su voz, que no me iba a revelar nada por mucho que la presionara.

—Oye —dijo en cambio dándome un codazo y adoptando su tono exclusivo para entrar al modo "¿ya caíste a los pies de Andrew?"—, ¿qué te pareció la exposición de Andrew?

Sonreí, no tanto por la pregunta, sino porque acerté en el tema que quiso tocar.

—Honestamente... Fue excelente.

—Sí, sí, sí, pero olvídate del contenido. Hablo de él. ¿Cómo te pareció él?

—Se nota que sabe de qué habla y que le gusta —me encogí de hombros—. Fue más fácil imaginármelo en un laboratorio de Harvard...

—¡Eli! —me reprendió ella en un susurro ya que el profesor de Física acababa de entrar al salón—. Sabes que no me refiero a eso.

—¿Entonces a qué? —pregunté haciéndome la tonta, aunque sabía con claridad de qué hablaba mi amiga.

Becky acercó su silla a mi puesto, mirando de reojo al tablero, como si estuviera pendiente de que no la pillaran, y murmuró:

—¿No te dio esa impresión de que desprendía esa aura de sexy profesor ardiente?

«Okay. Muy puntual y conciso, sin rodeos. Excelente, Becky»

Me tapé el rostro con las manos, riéndome en voz baja, aunque yo misma pude detectar que era una risa nerviosa.

¡Ja! —exclamó ella, notándolo también—. Eso es un sí, ¿verdad?

—Bueno... —dije mordiéndome el labio—. Escucha, voy a convocar nuestro contrato de confidencialidad en este instante. Si le dices esto te juro que te asesino.

Ella asintió, feliz.

—Okay, no con esas palabras exactamente, pero sí. Me resultó... —lo pensé un momento, intentando escoger la palabra adecuada—. ¿Atractivo? —terminé preguntando.

—¿Atractivo?, ¿solo atractivo?, ¿estás loca? ¡Lucía...

—Señoritas —interrumpió el profesor—, ¿pueden dejar de murmurar y hacer caso de la clase?

Asentí, avergonzada de que me llamaran la atención en público, pero Becky solo esperó unos minutos antes de volver a susurrar:

Es curioso, ¿no? Cómo cuando dicen cosas complejas se vuelven tan extremadamente interesantes. Y sobre todo como las dijo él... ¡Uff! ¿Viste que varias chicas quedaron más enamoradas de lo que ya estaban? ¡Pero apuesto a que no entendieron una sola palabra! ¿Por qué crees que eso es tan sexy? Que digan algo que no entiendes. ¡No debería resultar sexy!, ¡ni siquiera tiene sentido!

Ahora déjame flecharteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora