Capítulo 29

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—No llevo más de cuatro días trabajando y ya tengo un enemigo —farfullé—. Me odia. Hubieran visto su sonrisa de Guasón... Creo que va a hacer todo lo posible para que me despidan.

—Relájate, Eli. No va a pasar nada. Todo el mundo te ama, antes lo despedirán a él.

—Sí, descuida —apoyó Andrew—. Ese chico no sabe con quién se mete.

Lo fulminé con la mirada.

—Tal vez, pero como sigas haciendo tonterías vas a terminar ayudándolo.

Andrew se llevó las manos al pecho melodramáticamente.

—¿Yo? ¿Cómo se te ocurre?

Alcé las cejas y me crucé de brazos. Él resopló.

—Vale, vale. Entendido. Aunque debo admitir que me gustó cómo sonó ese "señor Collins, lo llamaré más tarde".

Decidí pasar por alto eso último y me metí de narices en mi libro. Becky se puso a hablar con Daniel en voz baja, como ya era costumbre, y Andrew se quedó mirándome sin mediar palabra. Pasó un buen rato antes de que volviera a hablar:

—Lisa, ¿no crees que te estás metiendo en muchas cosas a la vez?

Negué suavemente y lo escuché suspirar.

—Es que... Me parece que ahora no te estás dando cuenta, pero... Es nuestro último año y faltan tres meses para graduarnos. Tenemos que presentar el SAT, se acercan los exámenes y proyectos finales, los profesores se van a poner mucho más estrictos y, bueno, tú además estás trabajando y estudiando por aparte. —Levanté la mirada y él se mordió el labio como si hubiera dicho algo malo—. Lo siento —se disculpó rápidamente—. Es que presiento que en poco tiempo te vas a volver loca con tanta cosa encima.

Lo medité un momento y le sonreí.

—Estaré bien, descuida. Yo puedo con ello.

Andrew asintió, ligeramente preocupado, pero no volvió a mencionar el tema.

Durante la siguiente clase nos llevamos una ligera sorpresa cuando nos sacaron del salón y nos reunieron a todos en el laboratorio. Y con todos me refiero a ambos cursos. Me apiñé con Becky en una esquina y le presté atención a la profesora que, casi como si se hubiera aliado con Andrew, había empezado a hablar del proyecto final que tendríamos que presentar. De solo escucharlo me dio pereza. Sonaba largo, complejo, tedioso y aburrido. Combinaba Biología, Física y Química y, no contentos con ello, tendríamos que ir presentando los avances cada semana. Sí, nada de postergarlo hasta el final. Había que trabajar sí o sí.

La buena noticia: era en parejas. Prácticamente me abracé a Becky antes de que James pudiera acercárseme siquiera; luego recordé que estaba bravo conmigo y apenas me saludaba, así que me relajé un poco.

—No se emocionen, alumnos —exclamó la profesora al ver que yo no había sido la única que había corrido a pegarse a su compañero favorito—. Trabajaremos con el método anterior, ya saben cómo es. No quiero dos estudiantes del mismo curso en un solo grupo, así que la lista se asegurará de eso.

La lista me amaba. ¡Gracias al cielo, la lista me amaba! Traducción: Andrew. La profesora hizo un leve gesto de duda cuando leyó nuestros apellidos juntos, y como apenas éramos la tercera pareja, pareció cuestionarse si debía cambiar la dinámica que siempre utilizaba y que tanto nos favorecía: los primeros con los últimos.

Ahora déjame flecharteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora