Becky me dio un codazo, intentando llamar mi atención.
—Eli, ¿qué tienes?
—Nada —repliqué bajándome de las nubes—. ¿Por qué?
—Porque el profesor lleva cinco minutos criticando las distopías y tú no has dicho ni una palabra. Creo que lo ha estado haciendo a propósito, para ver si estás prestando atención.
—Pues en ese caso podría preguntarme directamente —murmuré entre dientes.
Becky me echó un vistazo.
—¿Pasó algo con Andrew, verdad?
—¿Por qué ahora todo lo que me sucede tiene que ver con Andrew?
—Eso es un sí, entonces.
Resoplé, negué con la cabeza y anoté un par de garabatos en mi cuaderno que no tenían relación alguna con lo que fuera que estaba diciendo el profesor.
—De hecho es por James. —repuse finalmente en un susurro.
Becky se giró en redondo, olvidándose por completo del disimulo, buscándolo con la mirada.
—¿Por qué?, ¿qué hizo?
—Puntualmente, me pidió que fuera su novia.
Mi amiga se quedó muy callada, mirándome atentamente.
—¿Y?, ¿por eso estás así? —preguntó casi despectivamente.
—Pues es que no sé qué decirle. —respondí a la defensiva.
—¿Quieres o no?
—No.
—¿Cuál es el problema entonces? ¡Le dices que no y punto!
«Gracias por el silencio, Becky...»
Toda la clase se dio la vuelta para mirarnos y el profesor se interrumpió.
—Señoritas, ¿algo que quieran compartir?
Negué frenéticamente y me excusé antes de que ella metiera más la pata.
"¿Por qué piensas qué decirle, ah? ¿Desde cuándo Elisa Windfrey se piensa mucho cómo rechazar a un chico?", me llegó la nota unos minutos después.
Suspiré y anoté rápidamente debajo de ese mensaje:
"Desde Andrew".
La vi sonreír por el rabillo del ojo, y escribir con toda la parsimonia posible antes de volverme a pasar el papel.
"¿Lo ves? Siempre tiene que ver con él"
***
—No más, por favor —rogué.
No me sirvió de nada. Becky y Daniel habían decidido olvidarse por unos minutos de su perfecta relación para recordarme lo miserable que era mi vida. Y no, no era envidia. Era la pura verdad.
Saqué los audífonos de mi bolsillo y puse música a todo volumen, intentando bloquear los comentarios de esos insensibles que se hacían llamar mis amigos y cualquier otro ruido del exterior. Lastimosamente no podía ponerme una venda en los ojos y seguir caminando, así que la dicha me duró apenas dos gloriosos minutos: James se puso delante de mí, con una sonrisa de oreja a oreja, y aunque no lo escuché, pude ver perfectamente cómo modulaba un "¿y entonces?".
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Ahora déjame flecharte
Teen FictionFléchame #2 ¿Quién diría que había logrado conquistar al chico más terco del universo?, ¿por qué sigue insistiendo tanto?, ¿es que acaso no le bastó con darse cuenta del asco de persona que soy?, ¿por qué se empeña en hacerme más difícil el intentar...