—Lo siento —dije volteándome hacia Blair—. No quería exponerte a...
—No, descuida. Está bien. Yo quería venir y de cualquier manera sabía que podía pasar algo por el estilo —se encogió de hombros como restándole importancia, aunque no consiguió engañarme.
—Bueno, nosotros nos vamos —anunció Becky arrastrando a Daniel y dándole una mirada de soslayo a Lisa—. Adiós.
—Sí, yo también me voy —habló Charlie, más incómodo que los anteriores, felices en la ignorancia del rollo con Victor—. Un gusto verte, Blair. Adiós.
—No parece que le dé mucho gusto —comentó ella en voz baja cuando los tres se hubieron perdido de vista.
Lisa se rió suavemente antes de preguntar:
—¿Y ustedes qué?, ¿estuvieron juntos todo el día, pero al final te acordaste de que tenías práctica y de que el entrenador te iba a asesinar si no venías, Andrew?
Le sonreí.
—Más o menos, sí.
Ella puso los ojos en blanco.
—Pues te va a asesinar muy en serio. Estuvo torturándome a mí mientras tanto —y luego, como si nada, preguntó—: ¿Te quedas, Blair?
—Sí, no tengo nada que hacer y hace mucho que no lo veo jugar. Seguro ha mejorado muchísimo.
—Bien, te acompaño entonces. —Alcé las cejas. ¿Qué diablos?—. Normalmente hay solo chicas histéricas —continuó Lisa—, gritando y rezando el rosario para que se quiten la camiseta. Supongo que te haría bien algo de compañía más normal.
Blair se rió.
—Sí, me agrada, gracias. Aunque tengo que confesar que yo era del primer grupo —dijo bajando la voz y señalándome.
—Ja ja ja, muy graciosas las dos. ¿Vamos? Empieza a angustiarme que en serio me mate.
—Eso hará, no sufras anticipadamente —me dijo Matt mientras empezaba a caminar de vuelta al edificio.
Lo seguimos y Blair empezó a señalar nostálgicamente todo lo que se nos cruzaba en el camino. Aproveché cuando se quedó leyendo el cuadro con los reconocimientos del mes para acercarme a Lisa y susurrarle:
—¿Qué crees que estás haciendo?
—Tienes muchas cosas que contarme —repuso con calma—. Pero tal vez se las pueda sacar primero a ella.
Me dieron ganas de estamparme contra la pared. Dejar a ese par solas no debía ser muy buena idea, y mucho menos con esa declaración.
—A mí me parece genial —apoyó Matt a Lisa—. Blair siempre ha sido más lengüilarga que Andrew, yo hacía lo mismo cuando quería enterarme de algo. Pero eso sí, me cuentas todo el chisme después, ¿no?
—Por supuesto —lo tranquilizó Lisa, chocándole el puño.
—No, alto ahí. Ustedes...
—¡Ese era mi salón!
Pegué un respingo al sentir la voz de Blair demasiado cerca.
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Ahora déjame flecharte
Novela JuvenilFléchame #2 ¿Quién diría que había logrado conquistar al chico más terco del universo?, ¿por qué sigue insistiendo tanto?, ¿es que acaso no le bastó con darse cuenta del asco de persona que soy?, ¿por qué se empeña en hacerme más difícil el intentar...