Andrew's POV
Los días siguientes pasaron en un ajetreo tal, que a duras penas fui consciente de él. Tuvimos partidos y prácticas a la lata y, justo como Matt me había dicho, con el pesimismo alborotado, no me quedó ni una gota de tiempo libre.
La interacción que logré, curiosamente, fue gracias al periódico, que se había disparado en popularidad de la noche a la mañana. Resultó que en la segunda edición salió un reportaje recordando los sucesos que más polémica habían despertado y que toda la escuela conocía: el baile de Navidad y el incidente con James, mi pelea con Victor, el torneo que incluía al Saint Clare, el beso en el campo y el supuesto noviazgo del que nunca nadie logró entender qué diablos había pasado, los rumores de "las hijas de Afrodita", nuestro repentino distanciamiento, mis declaraciones públicas en la cafetería, el día de San Valentín... Todo eso sumado al hecho de que, aunque yo me lo tomé de broma, Lisa en verdad no había evadido la entrevista. En medio del reportaje era posible encontrar unas cuantas declaraciones suyas, risueñas y despreocupadas, que por fin le resolvieron a la población escolar el misterio, por ejemplo, de si realmente habíamos sido novios o no durante el torneo. Al final de las cuatro páginas dedicadas a ese recuento de acontecimientos, se anunciaba que muy pronto habría una sorpresa especial, para todos aquellos que se morían por escuchar la historia de labios de los protagonistas.
Así que en la tercera entrega, tal como nos había anunciado Colin, apareció la sección "Operación Cupido", solo que me llevé una sorpresa gigantesca al reconocer la redacción de Lisa en la primera línea. No pude leer a fondo en el momento, pero cuando salí de la práctica me fui caminando con la nariz metida en el periódico, como ya parecía haberse hecho costumbre para muchos.
Entendí entonces que lo de "escuchar la historia de labios de los protagonistas" era realmente "leerla de la pluma de Lisa" porque, básicamente, la nueva sección era una columna a su cargo. Recorrí a toda velocidad la página, en busca de palabras clave que me dieran una explicación o un contexto (ya que ella ni siquiera me había contado nada al respecto), y logré armar un rompecabezas que decía algo así como que los editores la habían convencido, porque tenía unas cuantas cosas que contar y algunas confesiones que hacer.
Tuve que obligarme a detenerme allí y releer con calma, sin saltarme nada por la ansiedad. Corroboré que había entendido bien y después pasé a una oración que yo ya conocía, pero que para el resto del instituto debía ser una especie de bomba atómica.
... Desde que entré a Richmond, tenía la intención de ganarme el corazón de Andrew Collins.
El texto continuó con una sencilla explicación de lo que era la Operación Cupido y el cómo había llegado a aplicarla conmigo, en una especie de reto entre hijas de Afrodita. Y aunque no tenía en mis planes enterarme de nada nuevo, me di cuenta de que ni siquiera Becky y Nathan juntos habían sido una fuente de información lo suficientemente amplia.
—¡¿Fue a propósito?! —exclamé, sin poder creérmelo, consiguiendo que mis amigos me dieran una mirada extrañada.
Tengo una pequeña confesión, Andrew. ¿Recuerdas la primera vez que te hablé? Te pregunté por el aula de filosofía, te dije que había llegado el día anterior, te miré como si no entendiera por qué demonios pretendías firmarme un autógrafo... Bueno, mentí.
Llevaba ya una semana en la escuela. Sabía perfectamente dónde estaba el aula de filosofía. Sabía perfectamente quién eras y por qué pensaste que iba a pedirte un autógrafo. Y sabía que la única manera de que tuvieras una especie de flechazo instantáneo, era fingiendo que lo que menos me interesaba era precisamente lo que estaba buscando: que te fijaras en mí.
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Ahora déjame flecharte
JugendliteraturFléchame #2 ¿Quién diría que había logrado conquistar al chico más terco del universo?, ¿por qué sigue insistiendo tanto?, ¿es que acaso no le bastó con darse cuenta del asco de persona que soy?, ¿por qué se empeña en hacerme más difícil el intentar...