Piscis

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Me quedé parada en la acera, mirando cómo los autos pasaban y pasaban sobre lo que quedaba del pedal. Tendría que caminar a la escuela, tendría que gastar el dinero que tenía reservado para el libro que había visto en oferta para comprar nuevos pedales y tendría que buscar alguna ferretería. Excelente. Al menos yo estaba bien.

— Supongo que aún puedo llegar a clases a tiempo  — Me dije sonriendo torpemente y tomando la bicicleta para retomar el camino.

Estaba a dos cuadras cuando vi que, frente a la plaza por la que iba pasando, había una pequeña ferretería con un enorme cartel afuera de ella que decía "oferta".

- ¡Bien! El día comienza a sonreírme - Me dije entusiasmada y sin si quiera ver la hora. Sólo podía pensar en un par de pedales para la vieja bicicleta y, si por esas jodidas casualidades de la vida, se volvían a salir o se averiaba alguna otra parte simplemente dejaría de usarla. No pensaba gastarme el poco dinero que me dan en repuestos para arreglar lo irreparable, primero estaba mi almuerzo, luego la comida de Snake y luego los libros.

- ¿Hola? ¿Hay alguien? - Pregunté con un hilo de voz, entrando de a poco en el pequeño local con olor a aceite de motor y a óleo. Seguramente estaban remodelando el lugar pero no se veía un alma.

- ¿Hola? - Volví a preguntar más fuerte que antes una vez que estuve frente al sucio mostrador, apoyándome levemente en el para tratar de mirar más allá en busca de alguna señal de vida, pero nada.

Estaba dispuesta a marcharme cuando de pronto un fuerte sonido de debajo del mostrador me hizo dar un sobresalto y, cuando volteé a ver al que se supone debía ser el señor que atendía el lugar, mi corazón simplemente se salió de su órbita.