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- Bueno querida, quedaste preciosa... ¿Qué harás ahora? ¿Quieres que te devuelva a Snake, tu gato? ¿O prefieres que lo siga cuidando? - me pregunto Cinthia cuando íbamos camino a mi casa.

- Prefiero que lo sigas cuidando tú, yo me iré en un par de días más y no quisiera encariñarme más con el pobre para luego abandonarlo - Respondí sinceramente, sintiendo la suave y fresca brisa en mi cuello. Me sentía ligera.

- Claro, tienda razón... ¿Jun? ¿Cómo es el mar? ¿Qué se siente tener toda esa responsabilidad encima? - me preguntó de pronto mi querida amiga, frenándome de un brazo para detenerme. Estábamos en la plaza cerca del Instituto, y podía ver directamente la pequeña ferretería en la que conocí a Tristán...

- Es muy hermoso, todo es tan brillante y opaco al mismo tiempo, es muy extraño, las personas son muy confiadas y son buenas personas, demasiado diría yo... Y sobre lo de ser su reina... No lo sé aún, es mucho trabajo y sabes que soy de perfil bajo, pero eh pensado en romper el ciclo de monarquía y hacer un gobierno más democrático, donde ellos escojan a su líder - Le respondí como mecánicamente, sin quitar mis ojos de la ferretería, sintiendo que en cualquier momento mi Tristán saldría de aquel lugar, y sin quererlo, mis lágrimas empezaron a brotar lentamente de los ojos.

Sentí como rodaron por mis mejillas, llegaron a mi mandíbula y empezaron a caer una sobre otra.

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