81

91 10 0
                                    

Júpiter, que era doce años mayor que yo, luego de escupirme, azotarme y maltratarme frente a todos, había declarado que se casaría conmigo... Excelente, Tristán, ¿Por qué no me dejaste morir junto a ti? Ahora seríamos espuma...

Habían pasado dos días desde la muerte de Tristán, dos días desde la declaración de Júpiter y dos días desde la última vez que vi la superficie y a Erick... Dos días que parecían ser años.

Me habían llevado a curar las heridas de mi espalda, a tomar mis medidas para preparar el vestido que me confeccionarían y para chequear que todo saliera como el rey lo quería... Era el colmo.

Yo solo quería escapar, salir a la superficie e irme lo más lejos del mar que pudiera para que ninguno de ellos me encontrara jamás pero al lugar que me llevaban me encadenaban. Sólo quedaban dos días para mi boda - no deseada - y me pregunto... ¿Qué será de mí?

El tiempo no se detendría porque yo así lo quisiera, el mar no se movería porque yo lo deseara y mi amor por el chico de preciosos ojos verdes no desaparecería jamás. ¿Era mucho pedir que me mataran?

- Así que te las ingeniaste para que Júpiter te quisiera como esposa... Ni si quiera a mi me quiso y a ti si, dime ¿Cuál es tu jodido secreto? - Me preguntó de pronto Rubí, tirando mi cabello hacia abajo para que yo la viera directo a los ojos.

- La clave es no ser una lame culos como tú, querida - Le respondí. Estaba harta de que todos se sintiera con el derecho de decirme lo que se les antojara. Además debía aprovechar que ahora ella no podría hacerme nada, y disfruté tanto ver cómo su calmada expresión se deformaba.

- Ríete mientras puedas, pequeña monstruosidad, que una vez que seas la esposa del rey te vas a dar cuenta de dónde estás metida - Me advirtió comenzando a caminar hacia la enorme salida.

- Oh creeme, ya lo sé pero al menos voy a tener una posición digna, no como tú - Le grite antes de que cerrará de golpe las puertas de mármol. Me encantaba esto de decir lo que pasaba por mi cabeza.

- Señorita... Si le dijera que la ciudad entera esta de su parte, ¿Usted estaría dispuesta a derrocar al rey? - Me susurró de pronto una de las nodrizas que arreglaba mi cabello, y esa sola frase hizo que el corazón se me derritiera de compasión y se llenara de coraje al mismo tiempo.

PiscisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora