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Erick

Ya era mediodía y ni el chico sireno ni Jun aparecían por ningún lado. Mis tripas rugían de hambre y el sol estaba empezando a molestar.

De pronto recordé que mis padres tenían un velero en el puerto de la ciudad, así que sin pensármelo corrí hacia el lugar, que no estaba cerca pero era preferible correr... Además mi billetera con las cosas se habían quedado en mi lamborgini, y mi lamborgini estaba en la estación de policías aún.

- Mierda... Sabía que estaba lejos pero no recordaba que tanto - Me dije a mí mismo, apoyando una mano en mi muslo y sacándome el sudor con la otra.

Rápidamente hablé con el tipo al que mis padres le pagaban para que cuidara el "bote" y me embarque al mar.

No sabía que era lo que estaba haciendo pero tenía la impresión de que tenía que salir a navegar para ayudar a Jun o a Tristán... O para sentirme bien conmigo mismo, no lo sabía muy bien.

PiscisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora