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Cinthia se entusiasmó mucho más de lo que pensé, empezó a decirme que ya era toda una mujer y que como mi primera cita debía ponerme femenina... O algo así, hablaba tan rápido que poco le entendí.

Terminaron las clases y yo me disponía a marcharme a toda prisa para cambiarme de ropa e ir al encuentro con Tristán pero como siempre, algo - o mejor dicho alguien - no me lo permitió.

— Hey, Jun... Quiero que vengas conmigo a un lugar para poder pedirte disculpas apropiadamente — Erick me había tomado de un brazo y no me dejaba marchar.

— ¡Ay Erick! Deja de perder tiempo con esa... Esa agradable chica  — Le dijo una chica, pasando por su lado y pegandosele al brazo que tenía libre.

— Romina, ¿Puedes por favor dejarme en paz? Estoy ocupado con mi amiga de la infancia — Y sin decirle más se separó de la chica que me miraba con ojos de odio - probablemente si hubiera podido matarme con la mirada lo hubiera hecho - y me sacó a tirones hacia el estacionamiento de la escuela.

— Erick, mira, acepto tus disculpas, enserio ¿Puedo irme ya? Tengo algunas cosas que hacer — Le expliqué rápidamente y soltandome de su agarre, pero él me tomo en brazos y me sentó en su Lamborgini abruptamente.

— Vas a ir conmigo, quieras o no —

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