06: "Aléjate de Elias."

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[*...]

No logro dormir mucho, había despertado de nuevo después de sólo dos horas después.

En mi cabeza sentí una fuerte presión como si me hubiera dado un golpe en la parte trasera del cráneo. Me levanto y mis piernas luchan por no flaquear hasta causar una caída inmediata. El cuerpo estaba pesado y supuse que era por lo poco que había logrado dormir.

Entro al baño, con la intensión de hacer mis necesidades y de lavarme el rostro adormilado. Cepillarme los dientes y poder finalmente bajar en busca de alguna compañía.

Mi reflejo se hizo presente en el espejo y sin dudarlo, llevo mis dedos al área de mi cuello. Justo en donde Elias había clavado sus dientes, o mejor dicho, en donde soñé que eso sucedía. ¿Por qué había soñado tal cosa?, quiero decir, era realmente perturbador pensar así de él. Y más cuando había visto antes su muy mal carácter.

Nos habíamos sólo malas caras por los momentos. No habría ninguna razón.

Estaba vestida aún con mi pijama, no estaba fuera de lugar. Pues sólo era una franela que tenía escrito "But firts coffe" en letras negras. Realmente me gustaba, era una de mis pijamas favoritas. Y no sólo por eso, la tela fina con la que había sido elaborada, me hacía sentir realmente cómoda. Me la había regalado Ethan tiempo atrás por mi cumpleaños.

Ethan, por favor, regresa.

Te necesito aquí conmigo.

Susurro como sí pudiese escucharme en donde sea que esté.

Dudo en salir de mi habitación y ver a cualquiera que estuviese despierto. No tenía muchas ganas de volver a ver a nadie, extrañaba mi casa y toda la comodidad que tenía allá. Así que me acerco dudosa en dirección a la puerta con pasos lentos y pesados. Esta es tocada por sorpresa haciéndome sobresaltar.

-Sarah, es Damien. ¿Estás despierta?-escucho su voz detrás de la puerta y mis músculos se relajan un poco. ¿Qué había sucedido? ¿No estaban de viaje? Digo, por lo que habían comentado no iban a regresar tan pronto.

-Sí, ya voy-acomodo mi sostén debajo de la franela. Y voy abrirle.

Damien me dirige una sonrisa de agradecimiento y yo sólo sonrío de lado.

-Espero no haberte levantado. Hemos traído alguien con nosotros que puede responder algunas de tus dudas. ¿No te molestaría bajar?-habla de manera adecuada y asiento levemente a su dirección-. De acuerdo, te esperaremos abajo.-

Damien se retira después de inspeccionar un poco mi rostro. Supongo que había notado mis ojeras y el mal aspecto que tenía esta mañana. Bufo. Era inevitable sentirme nerviosa cuando me encontraba rodeada de ellos. En especial de Oliver y Elias, quienes eran claramente parecidos.

¿Razón? Aún no la tengo.

Intento peinar un poco mi cabello y bajo las escaleras después de colocarme un suéter y pantalones rasgados en los muslos. Bajo las escaleras con tranquilidad y capto el sonido de varias voces en la primera planta. Pude reconocer la de Jane y Oliver, seguidamente la risa de dos mujeres haciéndome fruncir el ceño de confusión.

Sí una era Daliah, ¿Cuál era la otra risa proveniente de la rasa?

Apresuro mi paso y al ser vista por todos, sonrío tímidamente.

-Buen día-intento no sonar grosera.

-Buen día-contestan en unísono y suspiro hondo.

Había una chica que desconocía, por lo tanto, mis ojos recorren desde sus costosos zapatos de tacón hasta su cabello rubio brillante. Su rostro era delgado y las pecas en sus hombros y pecho también llegaban a sus mejillas. Sus labios pintados de un rojo intenso y algo exótico hace resaltar mucho más su esbelta sonrisa. Por un momento sentí celos de su apariencia.

Avenencia. [#1 LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora