46: "Inesperado final"

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No les he dicho nada pero, este es el último capítulo de este libro. Y no, no es una broma jejeje lo he decidido hoy y espero les guste.

Al despertarme camino hacia el baño y me doy una ducha larga antes de ir hasta la cocina, Elias se ha quedado durmiendo y aprovecho para preparar el desayuno. Escucho una de las puertas abrirse y cuando me asomo, noto a Jane y Ethan salir de su habitación. Sus rostros palidecen y luego se tornan rojos y avergonzados.

- ¿Qué tal durmieron?-pregunto en tono burlón.

-Bien, bien...-dicen al unísono y justo en ese momento, Elias sale de la habitación estirando su cuerpo. Sin camisa.

-Buen día-saluda con una amplia sonrisa. Jane y Ethan voltean rápidamente a verme.

-Parece que no fuimos los únicos-se burla Ethan y dicho esto, se retiran a la cocina.

Puedo jurar que mi rostro está igual que el de ellos al verme, y Elias lo certifica. Suelta una carcajada y se acerca hacia mí para depositar un beso en mis labios. Su cuerpo me hipnotiza mientras camina directo a la cocina y es ahí cuando recuerdo que debo terminar de arreglar el desorden que dejé allí.

Cuando me devuelvo por el pasillo, al estar a punto de doblar hacia la cocina, mi cuerpo se retuerce de dolor. Emito gruñidos mientras me coloco en rodillas y sostengo mi cuerpo boca abajo con ayuda de las palmas. El suelo frío me ocasiona un escalofrío desde las yemas de mis dedos hasta mi nuca. Ethan y Elias se sitúan a mi lado rápidamente.

El dolor no cesa, se hace mucho más fuerte a medida que pasan los segundos. Mis brazos son sostenidos y finalmente me logran colocar de pie. Suben rápidamente mi camisa dejando descubierta mi espalda y el silencio me dice sólo una cosa, está empeorando.

El vehículo va a gran velocidad, no importa que todavía esté la luz del día. Elias maneja como si no hubiese un mañana. Jane me acompaña en el asiento de atrás e intenta cesar mi dolor pero ni siquiera su habilidad de curación puede ayudarme. Siento que mis oídos van a estallar, mi espalda cruje mientras algo dentro de ella se mueve sin parar. Intenta salir.

No entendía hacia donde nos dirigíamos hasta que somos rodeados por un callejón muy peculiar, es el mismo camino que nos dirige hacia el círculo. Jane me sostiene al salir de vehículo y me apresuran para entrar. Segundos después estamos ya dentro del círculo. Ronan, Dorcas, Amanda y otros sujetos se encuentran formando un círculo en el centro del lugar, debatiendo.

-Necesitamos su ayuda-habla Elias y todos voltean a vernos.

Las frías manos de Ronan y Dorcas me sostienen mientras me sacudo, el dolor se ha hecho el doble que antes. Sus miradas no son lo que esperaba, reconocen lo que me sucede y qué está próximo a venir. Me ayudan a colocarme boca abajo sobre aquella mesa de aluminio que hay en una de las habitaciones, en la cual nunca he entrado. Es algo parecido a una bodega, hay muchos estantes y contenedores de diferentes tamaños. Ronan se gira y busca pinzas, gasas, una inyección, frascos llenos de líquidos y otras especias. Cuando se acerca con las pinzas mi cuerpo reacciona e involuntariamente comienzo a batirme.

-Amanda, necesitamos tu ayuda-gruñe Dorcas.

-De ninguna manera-responde esta-. Si no es para acabar con su vida, no piensen que colaboraré-se cruza de brazos.

-Amanda-vuelve a repetir su nombre pero esta vez con gran advertencia. La chica vira los ojos y la oigo maldecir bajo. Se acerca hacia mí y espera unos segundos más mientras intento aguantar-. ¡Hazlo!-exclama enojado.

Sus manos frías se posan sobre mi piel y en segundos siento como mi cuerpo se congela, se queda tieso. El dolor va disminuyendo y repentinamente ya no está. Amanda se aleja y al igual que todos los presentes, espera a que mi cuerpo comience a moverse.

Avenencia. [#1 LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora