09: "Es eso, o todos morirán."

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Un ruido fuera de la habitación hizo que me despertara al instante, como sí de repente se me quitara todo el sueño acumulado. Eran las voces de Damien y Daliah quienes al parecer discutían angustiados sobre algo, sus pasos hicieron eco en las escaleras al ellos bajar con rapidez por estas. Algo malo debía de suceder y necesitaba averiguarlo.

Me levanto de un brinco y sin ir al baño antes, salgo de la habitación. La claridad ocasiona que cierre mis ojos de golpe apenas abrí la puerta, ignoro la sensación por completo y bajo las escaleras hasta entrar en la cocina. Daliah mordía las uñas de sus manos con la mirada distraída, mientras qué Damien se encontraba observándola fijo mientras susurraba algo y paró de hacerlo cuándo capté su atención.

-Sarah, cariño-dice Daliah cambiando repentinamente su estado de animo, ahora sonreía y por un momento me creí su actuación. Le sonrío tímida.

Jane llega a la cocina junto a Oliver con bolsas de sangre en sus manos, mis ojos escanean esta con delicadeza hasta que las apartan detrás de sus espaldas. Damien les hace una seña y se las pasan sin preocupación.

-Ya el desayuno está servido, vayan a la mesa. Tenemos algo qué decirles-y dicho esto, Jane me guía junto a ella a sentarnos. Oliver nos sigue en silencio y Damien se queda en la cocina para ayudar con lo demás.

Todos en la mesa estaban en silencio, podía decir qué era de esos momentos incómodos en el que era preferible qué alguien cómo yo metiera la pata y todos estarían burlándose. Pero, preferí no hacerlo y mantenerme jugando con mis dedos de las manos. La tensión en mis hombros me hizo enderezar mí columna, encontrando a Elias sentándose justo en frente de mí.

Daliah aparece con platos servidos los cuales coloca frente a nosotros, Damien le sigue la acción y luego de haber acomodado todo, se sientan en las sillas restantes. Jane y Daliah estaban vestidas cómo de salida, Oliver y Elias llevaban camisas unicolor y jeans algo rasgados, cómo sí de repente coordinaran sus maneras de vestir. Damien llevaba una camisa desabotonada y jeans oscuros, luciendo despreocupado pero igual de apuesto cómo todos. Y luego estaba yo, en pijama rosa y con posible baba regada por todo el rostro, mí cabello podía ser confundido por la mamá de unos pájaros al ver la maraña que tenía, lucía cómo un nido cualquiera.

Mis mejillas se tornan calientes por la vergüenza al imaginar mí aspecto y antes de que pudiera salir corriendo de allí cómo loca al baño, Daliah me interrumpe.

-No te preocupes, eres una chica muy linda-dice y pude virar los ojos con ironía pero sólo preferí sonreír antes su comentario.

Oh, claro, cómo fuese a creerle eso a una mujer tan hermosa como ella.

Podía ganar el certamen de belleza todos los años se pudiese competir sin límite.

-Gracias-digo y comienzo a comer de mí plato. Todos estaban en silencio y parecían dedicarse miradas entre ellos, nadie pretendía tener la iniciativa de hablar, por lo que decidí tomar ese paso-. ¿Sucede algo? Sí es por mí cabello, digan de una vez qué tan mal luce porque me están incomodando-

Me cruzo de brazos y escucho la risita de Jane a un lado, Damien sonríe a su esposa y ella sólo niega levemente.

-No, tranquila, sólo que...-sus ojos se dirigen a Damien y él carraspea.

-No pensábamos decirte esto tan pronto, no al menos hasta un mes-dice mientras deja la servilleta sobre la mesa-. Pero, debemos resguardarnos y de estar listos para cuándo Bahamonde manden a rodearnos para finalmente atacarnos.-

Avenencia. [#1 LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora