-Estoy tan contenta de verlos-acaricia el rostro de Oliver y luego gira hacia mi dirección-. Y supongo qué eres tú Sarah Parks. Un placer, soy Daliah-
Me da la mano sin dejar de sonreír. Tenía los ojos marrones y el color de su cabello era castaño oscuro, dando a entender qué Jane y Amber habían sacado parecidos a ella. Más que de su padre, Damien. Era una mujer realmente hermosa, sus ojos podían convencer a cualquiera de cosas que esta le proponga. ¿De dónde provenía tanta belleza? No tenía idea pero, estaba segura de que tenía relación con todo esto de la eternidad.
Sonrío de vuelta y recibo el saludo.
-Es un placer-me alejo y giro a ver en la dirección dónde se encontraba Damien, este me sonríe y me hace una seña para que me acercara. Doy pasos cortos y lo acompaño hasta la sala. En dónde sólo estábamos él y yo.
-Daliah y yo tomaremos unos días para viajar. Necesitamos asegurarnos de que nuestros amigos estén alertas y seguros de lo que puede suceder en cualquier momento-susurra-. Oliver y Jane se quedarán para ayudarte. Y sé qué no han establecido aún buena relación pero, la pasarán bien.-
- ¿Y Elias?-pregunto al recordarlo y él suspira.
-Él también se quedará pero, no volverá acercarse a ti por los momentos. No tienes de qué preocuparte-
Intenta hacerme sentir segura. Y lo estaba. Aunque era inquietante el recordar su actitud durante el transcurso hasta acá. ¿Por qué me había buscado entonces? Sí no soportaba siquiera estar en una misma casa. Pues, Elias era el único al que no conocía. De hecho, no supe de él hasta la noche anterior.
Me intrigaba la idea de saber el por qué ha estado en su habitación por días. Cómo había escuchado por parte de casi todos aquí. Suspiro hondo y despierto de la honda en la que había entrado. Me encontraba sola en la sala, Damien se había ido y yo ni percatada de ello estaba.
Arrastro mis pies y subo a segunda planta, en dónde se encontraba la habitación en la que me había levantado esta mañana, y en dónde suponía que se encontraban mis cosas. Ethan no había vuelto y tampoco había llamado siquiera. Estaba ciertamente preocupada a pesar de tener claro todo.
No lo querían a él, querían a Amber y a mí. Por ser quién debe protegerla de los Bahamonde. Así era cómo recordaba que me habían dicho anteriormente. No tenía entendido aún quienes eran, no sabía sí se trataban de lobos, vampiros o híbridos mayores. Sólo sabía que nada bueno se traían en manos.
Al entrar en la habitación, observo por encima todas sus cosas. Tenía un hermoso armario frente a la cama en que había despertado, un escritorio junto a un pequeño estante de libros sobre sus tablas. Un mapa justo al lado de este pegado sobre la pared. Y, también poseía hermosos cuadros sobre sus paredes, los cuáles combinaban con las pequeñas esculturas posadas sobre las mesas de noche.
Me gustaba el estilo que le habían dado, era acogedor y ordenado. Muy diferente a la habitación de Ethan y yo. Quienes no eramos muy decididos con su aspecto. Me acerco al estante de libros y roso sólo un poco cada uno de ellos, leyendo por encima sus títulos.
-Son libros actuales, puede que hayas leído alguno antes-soy sorprendida por la voz de Jane quién tiene a su mano, la maleta ya hecha.
Esta se apoya en el umbral de la puerta mientras me observaba.
-Puede que lea alguno-sonrío intimidada-. ¿Y eso?-doy a entender que le hacia referencia a la maleta y la veo asentir levemente.
-Es de mi madre, ya se irán. No quieren perder tiempo-
-Oh. Entonces creo que debemos despedirlos-digo.
-Sí. Bajemos entonces-la sigo y bajo las escaleras junto a ella.
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Avenencia. [#1 LIBRO]
FantasyLa adrenalina corre por sus venas, y el peligro saborea sus labios. Sarah Parks, una chica común y corriente, o al menos eso parecía antes de ser visitada por una pequeña e inocente niña en busca de ayuda para escapar de ciertos sujetos que la persi...