Amber, Ethan y yo nos encontramos juntos ahora en un mismo vehículo. Iremos al lugar dónde Amber ha dicho, cosa que es totalmente arriesgada de nuestra parte. ¿Qué pasaría sí esto se tratase de una trampa? Pues, tanto como ella, también el tema del qué tratamos no es nada dudoso. Es realmente serio. Pero, ¿hay pruebas? me niego a creer así de fácil todo.
Ethan es quien maneja y por primera vez después de tanto tiempo, lo veo manejar tan rápido cómo ahora. Claro, no antes de colocarme toda protección en el puesto del copiloto. Amber no tenía protección alguna y era obvio, sí era lo que decía ser. Puede sobrevivir a muchísimas cosas.
Suspiro hondo.
La relación que tiene Ethan y Amber al parecer no es muy buena, pues sus miradas son tensas. Se mantienen alerta a cada movimiento que llegaban hacer uno al otro, y sin decir nada, con la mirada se dan señales cada uno. La historia entre ellos quizás no es del todo buena por la diferencia de círculos. Por lo que decían las películas, ellos no se llevaban bien, ¿cierto?
Por dios.
Sarah Parks creyendo en vampiros, ¿quién lo diría?... no pensé llegar a este extremo.
—Deja de pensar en eso, me agobias—escucho a Ethan murmurar y giro a verlo desconcertada.
—Ustedes no tienen muy buena relación, ¿cierto?—pregunto ignorando su quejido.
Amber se gira a ver a Ethan quien ya la observa por medio del retrovisor.
—Pues. En mi caso no somos una misma especie todos, ni tenemos los mismos cargos, hay lobos que se encargan de la protección de nuestras áreas, todo nuestro territorio. Están también los que protegen a cada lobo del circulo, que ya son licántropos mayores—rasca su barbilla y vuelve a mirar a Amber antes de seguir hablando—. Otros se encargan de todo en general y son los más expertos por el tiempo que llevan perteneciendo a todo esto.
— ¿Y qué eres tú?—cuestioné aturdida.
—Uno de ellos. Pues pertenezco al circulo desde los diez años—se remueve incómodo y bajo mi cabeza. Era ese entonces cuándo ya estábamos juntos. Fuimos los mejores amigos y siempre me lo estuvo ocultando.
—Maravilloso. ¿Eres igual de inmortal? ¿durarás tantos años cómo los vampiros?
—Nuestro lobo mayor ha durado trecientos años. Cosa que desconocíamos. Somos mucho más humanos a pesar de tener ciertas capacidades.
Asiento levemente.
Mientras yo me estaré muriendo con más de noventa o menos, él aún se sentirá tan joven como ahora. Alargo una carcajada al pensar eso y volteo a ver a Amber.
—Y ustedes, ¿brillan en la luz? ¿no qué no podían soportar la luz del sol?—pregunto recordando las películas. Amber rié y por primera vez en el día, Ethan también lo hace.
—No. Eso sólo es una estupidez de películas, tampoco es que nos salen alas o algo parecido. El sol nos hace cobrar un poco de vida pero, también nos cansa un poco, no acostumbramos a salir tanto porque el calor en los humanos genera un cierto olor de su sangre más tentador que el de siempre. Su sangre bombea mucho más rápido y el verlos desesperados, nos altera—sonríe maliciosa y esta vez fui yo quien se removió incómoda.
—Vaya. Espero no me estés devorando con la mirada justo ahora—sonrío en una mueca, un tanto nerviosa. Esta niña era cínica.
—Muy tarde.
Ethan gruñe y ella retrocede a su asiento con las manos elevadas—. Toda tuya—escapa una risita como si lo anterior fue un chiste o algo.
El silencio reina nuevamente entre nosotros y es mucho mejor. No quería conocer más a fondo los deseos de Amber por beber sangre humana, o al menos no ahora. El transcurso que llevamos es sumamente largo. La casa a la íbamos está tan apartada de la ciudad posible, cosa qué es magnífica, ya que, la vista que poseen son increíbles. Siempre me ha gustado la idea de acampar en un lugar así o como ellos, vivir en dicho lugar. Pero ahora el pensar en las criaturas que habitan en cerca me hacen querer descartar el deseo.
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Avenencia. [#1 LIBRO]
FantasíaLa adrenalina corre por sus venas, y el peligro saborea sus labios. Sarah Parks, una chica común y corriente, o al menos eso parecía antes de ser visitada por una pequeña e inocente niña en busca de ayuda para escapar de ciertos sujetos que la persi...