12: "No estás sola, Sarah."

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Ahora nos encontrábamos sentados sobre una tela fina qué había traído Daliah consigo, nos protegía del pasto y protegía la comida de los animales. Daliah jugaba de manera animada junto a Amber quien yacía tirada en el suelo riendo, algo que nunca había presenciado. Damien camina junto a Oliver alrededor de la pradera y Elias sólo se recostó en un grande y viejo árbol que se encontraba no muy lejos, pensando. Y yo, por mí parte, me encontraba cuidando las cestas de comida mientras admiro el hermoso lugar que nos rodea. Comenzando desde el pasto, los pocos árboles a distancia, las aves cantando junto a otras especies, las montañas. Todo.

Vuelvo mí vista hacia Daliah quién se aproxima con Amber cargada sobre su espalda. Deja a la pequeña en el suelo al llegar hasta donde estoy y observo cómo recarga su cuerpo sobre el pasto, justo a mí lado.

- ¿Te quedarás sentada?-sonrío al ver su amplia sonrisa.

-Estoy cuidando qué no entre ningún animal aquí-señalo la cesta-. Además, no tendría el por qué interrumpirlos-subo mis hombros, restándole importancia.

Daliah resopla y vira los ojos al mismo tiempo, gesto que me causó risa.

-Boberías, eres parte de nosotros ahora, puedes estar en confianza-dice-. Siempre serás bienvenida en todo-

-Ouhm gracias, Daliah. Lo aprecio mucho-le dedico una sonrisa sincera.

-Oye... No sé sí debería pero, ¿Qué pasó con tus padres? No te he visto llamar, o algo-pregunta y guardo silencio unos segundos, pensando-. No es necesario contestar, de hecho ni debí preguntar-

-Tranquila, sólo estaba recordando-juego con mis manos mientras hablo-. No recuerdo mucho de ella, sólo momentos cortos. Murió por causa de una bala, una estaca de madera. Atacaron a mí madre y a mí padre una noche en la que habían salido para realizar compras, fue desde ese entonces que Ethan y yo nos mudamos juntos, era mí única familia-carraspeo mí garganta mientras levantaba la mirada hacia otro lado-. Y me lo arrebataron de la misma manera, sin poder despedirme-escupo con amargura.

Daliah guarda silencio unos segundos y sin decir nada, me rodea con sus brazos en un cálido abrazo. Las palpitaciones de su corazón eran mucho más lentas que las mías, su piel es suave y un tanto fría. Pero no helada.

-Lo encontraremos, te lo aseguro-susurra en mí oído y lucho por no derramar las lágrimas que yacían en mis ojos-. No estás sola, Sarah-termina de decir.

Le recibo el abrazo uniendo a Amber con nosotras, esbozo una sonrisa y me alejo cuándo nuestros músculos se comenzaban a contraer. Me hacia sentir mucho mejor saber qué tenía a mí disposición a Daliah y a Damien, quienes me recordaban al amor mutuo de mis padres. Era inevitable no sentirme segura con personas de este tipo.

Alargo un suspiro ahogado y antes de que mí día se llenara de sentimientos encontrados, Daliah anima el ambiente y nos invita a probar de su delicia. Ella sabe cocinar mucho mejor qué cualquier cheff de ahora, era un don proveniente de largas prácticas durante toda su larga vida.

¿Irónico no? Tener la eternidad para hacer millones de cosas, sin preocupación alguna.

También, Damien se unió a la conversación y contó algunas de sus aventuras como vampiro, desde el principio hasta el final de cada una. Oliver y Jane reían a carcajadas mientras Elias mantenía la mirada fija en un sólo sitio. Vagando la mirada sin pensar. ¿Qué tanto pensaría? No sabía y tampoco deseaba investigar. Minutos después, Oliver se levanta y me hace una seña para que lo siguiera, arreglo mí vestido y le sigo el paso hasta un poco más allá de todos.

Avenencia. [#1 LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora