18: "¿Ethan?"

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El ardor en mis párpados me hizo gruñir al despertarme, es la misma sensación de cuando duermes con el maquillaje puesto, específicamente el rímel. La noche de ayer había bebido lo suficiente como para ocasionar un fuerte dolor de cabeza y luego de aquel repentino accidente con Oliver, simplemente me vine a la habitación para descansar un poco. Ciertas marcas se encontraban evidentes en mis brazos, son parecidas a la de una quemadura pero no tan grave, casi desparecían y sólo ardían un poco.

Ayer estuvieron más rojas e hinchadas, ¿cómo es que hoy no? Pregunto en mi mente mientras las observo.

Ya con esta vez me había sucedido en dos ocasiones lo mismo al tener cierto contacto con Oliver, era una sensación abrumadora como sí de verdad me gastara todo el oxígeno y quemaba mi piel interna y físicamente. Pero, ¿tenía qué ver con él? Ese era el detalle que no conocía y debía hablarlo pronto. Así que me dirijo al baño y cepillo mis dientes, peino mi cabello e inspecciono mi aspecto antes de salir a buscar a Oliver. Me coloco mis pantuflas y camino hasta la habitación de Oliver, quise devolverme a mi habitación pero, era ahora o nunca. Toco dos veces su puerta y espero respuesta, pasos se escuchan dentro y seguidamente la puerta es abierta por un despeinado pero no adormilado Oliver. Sonrío tímida.

-Buen día, Oliver-saludo-. Vine porque necesito hablar contigo, sí no es mucha molestia, claro- me apresuro a decir y él niega rápidamente.

-No, estoy de acuerdo-se hace a un lado de la puerta-. Adelante-

-Gracias-digo pasando por su lado. El aroma de su colonia abunda en el lugar y sonrío al ver que leía un libro.

- ¿Cómo te encuentras hoy?-pregunta a mis espaldas y me giro a verlo.

-Estoy bien, mejor... Oliver, eso es lo que venía hablar contigo.-expulso una gran bocanada de aire cuando no encuentro las palabras correctas-. Ayer cuando estábamos juntos sentí como sí mi piel se estuviese quemando, las quemaduras ya no están tan marcadas pero, sí lo suficiente para ser vistas-extendí mis brazos a él y este oculta sus brazos de manera disimulada pero, no lo suficiente.

  -Creo que te sientes un poco mal por el vino-dijo pareciendo despreocupado pero estaba segura que mentía, por lo que me apresuro en agarrar sus manos y detallarlos.

Quemaduras mucho más graves se encuentran en sus brazos de manera que parecían recientes, ahogo un chillido por lo que tapo mi boca con una de mis manos, él lucía mucho peor que yo y aún así quería negar todo. Oliver quita mi agarre de sus brazos y se pasa la mano por su cabello con cierta presión.

-Oliver, ¿por qué sucede esto?-pregunto casi con lágrimas-. ¿Eso lo he hecho yo?-

-No Sarah, no... Eso-intenta encontrar palabras mientras vaguea con sus ojos la habitación, por lo que decido agarrar su barbilla y girarlo hacia mí, sus grandes ojos azules me inspeccionan el rostro y alarga un suspiro-. No lo sé, creo que sí-termina por decir y rápidamente me alejo de él.

- ¿Cómo puedo ocasionarlo?-pregunto atormentada-. No entiendo, ¡no he hecho nada!-

-Lo sé, lo sé. Sólo cálmate Sarah, quizás es algo sobre la magia-se encoje de hombros-. Supongo que aún no controlas bien tus poderes y sucede eso cuando tienes contacto con alguien-

-Necesito hablar de esto con Damien, no es posible que lastime a otras personas con tan sólo tocarlos, me niego a creer eso-ladeo mi cabeza sin querer asimilar las cosas y salgo de la habitación antes de que Oliver quisiera detenerme.

Troto escaleras abajo y busco rastro de Damien en planta baja pero no consigo resultados por lo que decido volver a subir, camino hasta la habitación de Daliah y toco la puerta dos veces mientras observo a Oliver salir de su habitación y caminar hacia mí. La puerta es abierta al instante, es Damien quién abre y al verme frente a él, su rostro se llena de sorpresa.

Avenencia. [#1 LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora