13: "Logró escapar."

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El sabor del chocolate aún se sentía en mi boca, a pesar de que ya había terminado de tomarlo desde hace tiempo atrás. Mí lengua quemada chasquea mis labios y mientras me encuentro observando el techo, el rostro de Ethan reaparece en mí mente.

Lo extraño tanto.

Necesito verlo, abrazarlo y volver a desayunar de manera animada cómo solíamos hacer. Quería volver a casa y estar junto a él, pero ahora todo era diferente. No estaba conmigo ni yo podía hacer la manera de encontrarlo. Sí me arriesgaba, no podría conseguirlo sin ser descubierta o arrastrada nuevamente a casa por Damien o Daliah.

Suspiro hondo y dejo sobre la mesa de noche la taza de vidrio, el reloj marcaba ya las once de la noche, no había querido bajar a cenar porque no me había apetecido comer, cosa de la que me arrepiento ahora. Necesito ingerir algo o mis tripas no me dejarían dormir esta noche.

Mis movimiento fueron lentos, hasta que finalmente me encontraba de pie frente a la cama, no tenía zapatos a mí disposición, sólo medias. Ignoro el sucio acumulándose debajo mis pies y salgo de la habitación con sumo cuidado, ya todos estaban en su habitación, durmiendo o haciendo cualquier cosa. Así que no me gustaría interrumpir algo sólo por estar de desastrosa.

Bajo hasta la cocina y finalmente enciendo la luz, no sabía sí Daliah me había guardado comida, púes tendría qué preparar yo misma algo básico para no dormir con el estómago vacío. Efectivamente, reviso el microondas y consigo ante mis ojos un plato tapado por otro con una nota escrita.

"Sarah, aquí está tú comida. Disfrútala, sé que tienes hambre. ;)

Daliah. Xoxo"

No me doy cuenta de lo amplia que es mí sonrisa hasta que dejo la nota a un lado de la mesa, su detalle era realmente adorable y muy considerado. Incluso me llego a sonrojar al reconocer qué había sido indirectamente cachada hurgando la comida a casi media noche. Ladeo mí cabeza y agarro con ambas manos el plato servido luego de calentar un poco la comida, me siento sobre la mesa y comienzo a devorar la comida. Con tal, no estaba siendo vista.

Segundos después escucho cómo carraspean la garganta a un lado de mí, me congelo al instante y levanto mí cabeza hacia dicha dirección, consiguiendo a Elias frente a mí. Este me miraba fijo y de manera burlona, pude jurar qué mí aspecto se relaciona al de un cerdo.

-Uhmm-agarro una servilleta del porta servilletas que se encontraba al centro de la mesa y me limpio alrededor de la boca los restos de comida-. No sabía qué estabas ahí.-

Elias no deja de sonreír y muestra sus dientes cuando no puede contenerla más, haciéndome sentir el doble de intimidada.

-No te preocupes, no quise arruinar tú momento-hace un gesto hacia mis manos qué aún se encontraban algo llenas del pollo qué devoré hace segundos atrás. Mis mejillas vuelven a tornarse rojas.

-Ouhm ya he terminado, gracias-carraspeo mí garganta y me levanto para lavar el plato, cómo método de distracción. En realidad, ya nada quedaba para comer, sólo los restos y había sido sorprendida buscando más pollo en los huesos.

El agua se torna caliente y retiro mis manos de manera torpe, cierro el grifo y dejo todo en su lugar. Elias sigue detrás de mí espalda, mirando cada uno de mis movimientos y para cuándo me giro a verlo de nuevo, lo consigo aún con una sonrisa.

- ¿Qué te causa tanta risa?-reprocho aún con cierto temor.

-Has lavado el plato con agua caliente y aún así no te has quejado-dice en tono burlón y quise estrellar un plato contra mí cabeza.

-Oh... ¿Caliente? Ni siquiera me percaté de eso-mentí haciéndolo reír-. ¿Qué haces aquí abajo?-

-Había salido un rato-encoge sus hombros, restando importancia.

Avenencia. [#1 LIBRO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora