Tami
Abro mis ojos y lo miro, estrecho las sábanas de su cama a mi cuerpo, recordando lo que pasó. Mi piel se estremece con cada recuerdo de sus manos recorriendo cada rincón de mí y yo me limito a suspirar.
Quiero acariciarlo pero reprimo mi deseo, sabiendo que quizá va a despertarse. Y no me queda más que observarlo mientras duerme.
Muy a mi pesar me levanto, los primeros rayos del sol caen sobre esta habitación, que ha sido testigo de la hermosa noche que viví con él. Con Pablo.
Cumplo su deseo y me llevo la camiseta, recojo lo ropa y me ducho en su baño.
Al estar lista, dejo mi máscara en el escritorio y tomo una hoja, le escribo una carta. Para hacerle saber que tengo muchas cosas que arreglar antes de volver a vernos, pero que de algo tiene que estar seguro: soy completamente suya.
Lo dejo sobre el escritorio y debajo de las sábanas, dejo el collar que me quité antes de estar con él. Sé que en cuanto despierte se desesperaría por no verme.
Bajo sigilosamente las escaleras y salgo de la casa.
Entro por la puerta del jardín, a mi casa, y subo rápidamente hacia mi habitación, me cambio de ropa y me duermo.
—¿Hija? —susurra mi madre— despierta que ya es muy tarde.
Abro los ojos y veo a mi madre.
—¿Qué tan tarde? —bostezo.
—Casi la una —sonríe— seguro la pasaste muy bien porque ni siquiera te oímos llegar.
Mis mejillas se tornan rojas... recordar cada momento de la noche que viví hace que un escalofrío atraviese mi cuerpo.
—Ya... —digo algo nerviosa— voy a ducharme.
—Está bien —se levanta— por cierto. Tus amigas, Marce y Pili, llamaron, dicen que en media hora vienen.
—¡Qué! —exclamo sorprendida— con más razón debo apurarme.
Después de 15 minutos, estoy lista. Suena mi teléfono y mi corazón empieza a acelerarse. Es Pablo.
—¿Tami? —habla con una voz ronca— siento llamarte si estás ocupada yo...
—No te preocupes, acabo de levantarme.
—¿Estás bien?
—Sí, sólo me duele un poco la espalda y las piernas —digo nerviosa— es que me sentía muy mal ayer.
—¿Entonces por eso no fuiste al baile?
—Si —no. Suspira.
—Creí que estabas con Lucas.
—No.... ¿Estuvo divertida la noche?
—Pues... de eso quería platicar pero tampoco es algo que se pueda contar por teléfono ¿Puedo ir en un minuto?
—Ahmm.... las chicas van a venir en unos minutos.
—Entonces más tarde, es algo que debo hablar a solas.
—Claro, cuando se vayan voy a tu casa.
—Hablamos luego —cuelga.
Lo último que dijo me dejó intrigada ¿Acaso se ha dado cuenta de que Azul soy yo? Ignoro aquel pensamiento pero... susurré un te amo mientras hacíamos el amor ¿Se habrá dado cuenta?
Nerviosa, camino por la habitación. La idea de que él sepa con quien estuvo anoche, me aterra y me emociona pero ¿Y si realmente no acepta que soy yo? ¿Y si no le gusta?
¿Y si realmente desea a otra? Mi mente se inunda de pensamientos idiotas.
Sin casi darme cuenta, la puerta de mi habitación se abre
—¡Tami! —grita Marce al llegar.
—Hola Tami.
—Pilar, Marce —respondo soltando el aire.
—¿Pasa algo?
Les cuento todo lo que pasé anoche, desde que nos encontramos hasta el momento en el que me llevó a su casa.
—¿Y lo hicieron? —pregunta Marce, asiento tímida.
—¿Fue cuidadoso contigo? —asiento nuevamente— eso está bien, no todos los chicos cuidan a las chicas que tienen su primera vez. Te ha tocado un caballero.
—Es cierto...
—Fue maravilloso, en todos los sentidos... —digo en un suspiro.
—Tú ocultas algo más ¿Qué pasa?
—Pablo me habló antes de que llegaran. Quiere hablar conmigo.
—¿Tú crees que...?
—No lo sé y me aterra pensarlo.
—Yo digo que vayas de una vez a su casa y te prepares para lo peor —suspiro.
—Está bien... luego les hablo. Por cierto ¿Vamos a la misma universidad?
—¡Sí! —ríen y me abrazan. Se quedan en mi casa y yo salgo para ir a la de Pablo. Pero antes de llegar.
—¿Dónde estuviste ayer? —oigo a lo lejos, Lucas...
—Eso no te importa ¿O qué? Tengo que hacer un reporte para que sepas dónde estoy
—Pues soy tu novio.
—Pero no mi padre, ni mucho menos mi dueño. No soy un objeto al cual tienes que poseer —me toma del brazo.
—Tú eres mía —sisea.
—Suéltame.
—No hasta que me digas dónde estuviste ayer.
—No tengo por qué darte explicaciones —me aprieta fuerte— ¡Duele!
—Para que sepas de lo que soy capaz... si me engañas, mi amada Tami, la persona que más quieres saldrá lastimado. Ni se te ocurra dejarme.
—¡Estás loco!
—Por ti, mi amor.
—¡Suéltame! —forcejeo con él, hasta que me da una bofetada y me tira al suelo.
—Te lo advierto, yo no amenazo en vano.
—¡Ayuda! —vuelvo a gritar, esperando a que alguien me escuche.
—Deja de decir estupideces y mejor ven conmigo a mi casa —una alarma se enciende en mi interior... no puedo permitir que me toque, no quiero.
—¡Por favor... déjame sola! —digo en un hilo de voz.
—Será mejor que la dejes en paz —escucho a lo lejos ¡Es Pablo!
—Es mi novia puedo hacer lo que yo quiera con ella, no te metas en mis asuntos, Alborán.
—Me meto en tus asuntos porque tu novia es mi mejor amiga, así que suéltala.
—Bien —se acerca a mi oído— más vale que hagas lo que te dije, si no... —asiento— bien, nos vemos mi amor —me suelta y se va.
—¿Todo bien?
—Sí pero... ¿De qué querías hablar?
—De lo que pasó anoche.
¡Qué!
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¡Hey, Moreno!
FanfictionÉsta es una historia donde Pablo Alborán no existe aún, sólo existe Pablito Moreno Pablo y Tamara Ella es tímida y casi no habla Él es simpático y es de los más populares Ella es linda Él es guapo Pertenecen al mismo salón de clases, pero son...