Pablo
Aquí estoy, después de haber hecho el amor con Tami, acostado junto a ella, en la misma cama que presenció mi primera noche con Azul. Creí que me sentiría culpable, pero no. Fue muy especial, el corazón se me sale del pecho y mis impulsos me obligan a que la vuelva a tener en mis brazos.
Es la primera vez que veo dormir a una mujer en mi cama. Bueno, Azul durmió conmigo, pero nunca la vi y se marchó al día siguiente, pero Tami...
Está de espaldas a mí y tiene descubierta su espalda, el cielo iluminado de estrellas está frente a mi. Esas pecas que parecen un pedazo de noche y que tengo a centímetros de mi.
Jamás había visto a una mujer dormir y es lo más hermoso que he visto. Ella se remueve entre las sábanas, como si soñara cuentos con finales felices. Su cabello repartido en las almohadas y una pierna encima de la otra. Me muero por abrazarla.
Todas estas sensaciones son muy diferentes, pero parecidas a lo que tengo con Azul. Sin embargo, la intensidad es mucho mayor.
Me acerco a ella y abrazo su cintura con mi brazo y acaricio su vientre. Mientras que beso su cuello. Un suspiro escapa de su boca
—Pablo —suspira.
—Me estás volviendo loco —susurro. Ella se gira y deposita su cabeza en mi pecho a modo de almohada.
—Es un placer volverte loco —besa mi cuello.
—Tu espalda... es como el cielo nocturno, lleno de estrellas, quiero perderme en el firmamento de tu cuerpo —acaricio su espalda, trazando líneas. Ella acaricia mi brazo.
—Que poético, Alborán.
—¿Y el Moreno?
—No sé... me gusta más Alborán. Ya sé que es el mismo apellido pero... cuando te vuelvas un gran cantante profesional, suena mejor que te llames Pablo Alborán.
—¿Así que Alborán?
—Sí —sonrío y la abrazo más fuerte, enredamos las piernas hasta no saber dónde empiezo yo y dónde ella— ¡Tus padres! ¡Tus hermanos!
—Van a volver hasta mañana —enredo mis dedos en su cabello— quédate conmigo está noche, duerme en mis brazos.
Beso su frente y la convenzo con suaves caricias.
—Sólo porque tu forma de convencerme es muy tentadora —río suavemente.
—Es que... ya es tarde y además, estoy muy bien contigo—susurro— me siento en paz, como si el tiempo no pasara. Ni siquiera quiero que la noche acabe.
No sé si me crea en este momento, si le digo que la amo.
—¿Es necesario que nos vistamos?
—Como tú quieras amor...
—No tengo ganas... —la miro con una sonrisa pícara.
—O es que tienes ganas de otras cosas.
—¡Pablo! —sonrío y la beso intensamente, tengo que decirlo... no puedo más.
—Te amo, Tami.
Tami
¿Es real lo que acabo de escuchar? Siento los latidos de mi corazón a mil por hora, no escucho más que ese retumbar. Dios mío... me ama.
—Repite lo que dijiste —sonríe.
—Que te amo —muerdo mi labio.
—No sabes lo feliz que me haces... Yo también te amo —me aferra más a su pecho y besa mi cabello.
Poco a poco me suelta y nos besamos, sus manos recorren las curvas de mi cuerpo y me estremezco. Empiezo a perder la cordura cuando siento su boca en mi cuello y hombros. Me susurra que me ama mientras me hace, de nuevo, el amor.
No hay sensación más hermosa que mi corazón latiendo al ritmo del suyo. De su voz cantándome al oido mientras cierro mis ojos. Su cuerpo junto al mío, entrelazados, sentir sus brazos abrazándome y mi cabeza apoyada a su pecho. Asi llegó el nuevo día.
Abro mis ojos y el hombre que amo está junto a mí. No sé ha ido, me siento en paz. Aunque hay un cierto temor en mí, dejo eso fuera de mis pensamientos y acaricio la espalda de aquel que me ha hecho la mujer más feliz.
—Buenos días —susurra.
—Hola... —contesto, él dibuja una radiante sonrisa.
—Te ves muy hermosa —toma una de mis manos y besa mis dedos.
—Pablo...
—Umm
—Tus padres... las cosas que están... —no alcanzo a decir más porque él me roba un beso.
—Lo sé, pero déjame disfrutar del amanecer contigo.
—Vamos amor...
—Sólo porque me lo estás pidiendo así.
Nos vamos a duchar y cuando salgo, una duda me asalta ¿Qué me pongo?
—Mi ropa —susurra, como si me hubiese leído el pensamiento.
—Esta bien...
Los recuerdos de la noche que viví como Azul despiertan en mí. Bajamos a empezar a guardar las cosas que el preparó para nuestra cena romántica. Pero mi cabeza no deja de pensar en ese "te amo".
—Pablo...
—Dime —responde mientras acomoda la mesa y me mira con una bella sonrisa.
—No... nada.
Seguimos acomodando las cosas hasta que terminamos finalmente. Vamos hacia la cocina y preparo algo para los dos. Mientras él se sienta. Hago unas tortitas y se las sirvo con sirope y colacao. Él me mira en lo que yo empiezo a desayunar.
—¿Qué?
—Es que veo lo hermosa que te ves.
—¡Pero qué dices! Si estoy recién duchada y con tu ropa.
—Y me pareces perfecta —se acerca a mí para tratar de besarme, pero los recuerdos de Azul vuelven a azotarme.
—¿Y también Azul te parecía perfecta?
—Tami, amor... ¿De qué hablas?
—Mientras hacíamos el amor... ¿Era a mí quien le decías te amo? ¿O te imaginabas a ella?
—Cariño...
—Respóndeme... ¿La dejaste de amar? ¿Sólo me amas a mí?
—Mi amor...
—¡Contesta!
Se queda callado... y la razón es obvia, soñaba que estaba en brazos de Azul, no en los míos.
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¡Hey, Moreno!
FanfictionÉsta es una historia donde Pablo Alborán no existe aún, sólo existe Pablito Moreno Pablo y Tamara Ella es tímida y casi no habla Él es simpático y es de los más populares Ella es linda Él es guapo Pertenecen al mismo salón de clases, pero son...