28: No dejo de pensarte

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Y ya no sé lo que pensar, si tu recuerdo me hace bien o me hace mal. 

Pablo

Pues bien Azul, tú lo pediste. Te voy a olvidar... o eso creo. 

Tres meses después.

Sevilla

Tami

He logrado matar a Azul, me he liberado de esa constante agonía de tratar de mandar mensajes. Me he alejado de todo lo que me ataba a Málaga, incluso de mis amigas... no quiero saber nada de él; tengo miedo de volver a caer, de ser vulnerable aún a su sonrisa, a sus ojos. 

Pasó diciembre y mis papás decidieron visitarme. Mi hermano prefirió quedarse en Málaga. Agradezco en mi interior que mis padres hayan venido, la verdad es que no me sentía preparada para verlo. Mis amigos sevillanos estuvieron conmigo todo el tiempo, Carlos se rindió y se convirtió en un gran amigo, pero se ha dado cuenta de que sigo huyendo de mi pasado y que por el momento no quiero regresar a Málaga. A veces me regaña con la mirada cada vez que intenta hablar de ese tema conmigo. 

Estoy intentando algo con un chico llamado Javier, ha entendido mi situación y es consciente de que probablemente las cosas no puedan funcionar, lo cual aceptó. Y... me he acostado con él, de hecho en este momento estoy en sus brazos. 

—¿Todo bien cariño? —habla dulcemente, acariciando mi espalda. 

—Sí... —respondo con nerviosismo. 

—Linda, estás conmigo, no tienes nada que temer —se levanta, colocándose encima de mí y besa mis labios. Sus dedos trazan círculos en mi piel pero no me quema, no me produce ningún sentimiento de explosión en mi interior. Claro el sexo con él es magnífico, no puedo negarlo, pero mi cuerpo y alma piden amor, lo que tengo con él no le basta. 

Vuelve a hacerme suya, al menos en cuerpo, porque mis sentimientos le siguen perteneciendo, los recuerdos se hacen presentes, esa maldita sensación de que lo estoy engañando se enciende en mí. A pesar de que dejé esa necesidad de mandarle notas, mi piel no deja de anhelarlo y me enoja, me molesta que todo mi ser sea tan traicionero. 

Después de pasar la noche con él, llego a mi apartamento. Es aún vacaciones por lo que no me preocupo por estar hasta la tarde en mi cama. O al menos eso pensaba hasta que el timbre suena y cierro los ojos al saber que la santa inquisición está aquí junto a su mejor amiga. 

—¡Dónde está la Tami que quería olvidar por su cuenta! —exclama Carlos

—Pues está muy guardada porque sabe que volvería a caer a la necesidad de hablarle.  

—¿Tú estás bromeando? Tamara, quiero que estés bien, pero parece que lo que quieres es estar con alguien para tratarte de borrar las heridas... 

—Carlos... él no sabe de quién se trataba ¿Y si hubiese sabido que era su mejor amiga quien mandaba esa notas? ¿Qué él fue el primero en mi vida? ¡Me iba a rechazar! Y no quería más dolor. 

—Tami—interrumpe Lucía— eso lo debió decidir él. Tú nos dijiste que él esperaría por Azul... 

—Pero estaba furioso con Tami, al saber que era la misma persona, quizás le hubiese importado muy poco lo que sentía por ella y...

—Pero ya eso nunca lo sabrás... si llegas a regresar a Málaga y aún lo sigues amando, deberás conquistarlo por tu cuenta, ser tú. 

—Yo... no quiero —expreso cortante.

—Entonces eso explica por qué tienes el número de un tal Pablo Moreno... si mal no recuerdo, ese es el nombre de tu crush que se hizo realidad pero por otra forma muy rara —abro instintivamente los ojos y trato de quitarle el móvil a Lucía.

—¡Dame el maldito móvil! —exclamo.  

—¡No! —tuve que correr por media hora por todo el departamento para que ella me diera mi teléfono. Luego de un rato hablando con ellos y por supuesto regañarme por la estupidez que estoy cometiendo se van a sus casas y yo, por fin puedo dormir. 

Me despierto unas horas después, el recuerdo de él sigue atormentándome ¡Por qué no me dejas en paz Pablo! Opto por salir a caminar un poco para ver si con eso logro quitarme esos pensamientos. Es que parecen que todos ven que lo mejor es que termine con Javier y regrese a Málaga, a los brazos de él. Pero no quiero, no puedo seguir viviendo aferrada a un recuerdo, a un sueño que no pudo concretarse, todo se complicó. Lucas terminó por destruirme y Pablo se encargó de poner una rosa en la tumba donde yacen las ansias de él, que ahora parecen que quieren despertar. 

Después de una hora caminando, empiezan a caer unas gotas de lluvia, apresurada, corro a mi casa o a algún refugio cercano para protegerme de la lluvia. Voy tan apresurada que me choco con alguien; caigo de bruces al suelo

—Lo siento, soy muy torpe, discúlpeme —alzo la mirada— ¿Lolo?

—¡Tami! —se acerca y me levanta para recibirme con un abrazo— ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estás? 

—Pues estoy bien... 

—Me alegro, las chicas te echan tanto de menos y les preocupa que no hables ya con ellas.

—Bueno es que...—noto que la lluvia paró— si quieres podemos hablar en mi departamento. Está cerca. 

—Me parece genial. 

Caminamos hacia el portal del edificio, es de seis pisos y yo vivo en el cuarto, el lugar no es tan grande ni pequeño, es confortable. Tiene dos recámaras, dos baños, cocina, sala-comedor, en fin lo necesario para que pueda vivir cómodamente. Al llegar, Lolo se sienta en un banco de la barra de la cocina. Le ofrezco algo de tomar y acepta. Tengo miedo de preguntarle sobre Pablo. 

—¿Y las cosas con Marce? 

—Nos dimos un tiempo —susurra triste. Mi cara se descompone, no puede ser... cuando me fui ellos estaban más unidos que nunca, pensé que esto duraría. 

—¿Por qué? 

—Conoció a alguien... y me parece que siente algo por él. Ella no quería herirme ni engañarse, por lo que le dije que termináramos y esperar si su corazón decide por mí o por él. 

—Lo siento tanto...

—Tranquila... sólo deseo que no tarde tanto esta intriga... 

—¿Y Pili? 

—Ella está muy bien, su relación va fantástica y se irá de viaje de estudios. Eso al empezar el nuevo semestre —sonrío.

—Me alegra que todos estén bien.

—Pensé que preguntarías por Pablete—enmudezco— creí que habías hecho las pases con él... 

  —Sí... pero... 

—¡Es tarde! Se supone que iría por pan —lo miro extrañada— encargo de mi madre. Tengo que irme, pero nos veremos pronto. 

  —¿Te vas a quedar en Sevilla? 

—Sí, de momento porque la disquera aún no fija fecha para que Pablo empiece a grabar y... bueno, él está intentando filosofía. Creo que la publicidad no va con él —ríe. Lo acompaño a la puerta. Suelto un suspiro... ¡Maldita curiosidad! Me encamino hacia la barra y tomo mi móvil, me permitiré ser débil por esta vez, marco su número. Después de varios timbres, contesta.

¿Hola? —su voz... había olvidado lo dulce y grave que es su voz— ¿Quién habla? 

—Pablo...—quiero pronunciar algo más pero no puedo. 

Pablo.. dice tu madre que bajes a merendar, ya esta tarde—escucho a una voz... yo la reconozco ¡Violeta! Pablo me ha olvidado, como puedo ser tan imbécil. 

Está bien, deja que termine de atender esta llamada. Lo siento ¿Quién habla? 

—Esto... 

¿Tami? ¿Eres tú? —no lo soporto más y cuelgo. No debería sorprenderme, yo le dije que me olvidara y ahora estoy pagando las consecuencias.... para él, Azul está muerta, y para mí, él no debe existir. 


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#NoMeMaten

¡Hey, Moreno!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora