50: Solamente tú

416 33 34
                                    

Tami

Esto no es un sueño ¿Verdad? —regaño a mi mente pues aún sigo sin creer que le haya contado la verdad, me perdonara y llevarnos a una cabaña a pasar el fin de semana.

Recién me levanto... después de estar juntos, empecé a tener sueño. Al preguntarme por qué, me obligué a decir que fue porque pasé dos noches en vela para poder encontrar una forma de contar la verdad. Él se limitó a acariciarme la espalda y dejarme dormir.

Estiro mis brazos, pero él no está en la cama.

—¿Pablo? —susurro, pero no encuentro respuesta— ¿Dónde estás?

No escucho movimientos en la casa ¿Se fue? ¿Esto era una broma, una venganza?

No... no puede ser eso, fue sincero conmigo. De pronto una puerta, que está en el interior de nuestra habitación, se abre.

—¿Dormiste bien, cariño? —pregunta amablemente.

—¡Pablo! Creí que te habías ido —se acerca a mí y posa sus labios en mi frente.

—Jamás me iría sin ti —me abraza— sólo que estaba preparando unas cosas. Por cierto, he traído tu equipaje.

—¿Cómo?

—Bueno.... —ladea su cabeza como el niño travieso que es y sonríe— mientras me decías la verdad, le pedí a las chicas que empacaran tus cosas. Mientras dormías, lo trajeron.

—Eres increíble —susurro frente a su pecho, él acaricia mi espalda— te amo.

—Yo también mi pequeña. Incluso desde el momento en el que me di cuenta de todo.

¿Qué?

Me alejo bruscamente de él, lo miro extrañada ¿Acaso él...?

—¿De qué hablas? —se acerca a mí y me acaricia la mejilla.

—Siempre fuiste tú, pequeña. Mientras estaba en Madrid mi mente se fue aclarando y me di cuenta de que me amaste dos veces —me quedo congelada ¿Entonces qué es esto?

—No lo entiendo ¿Por qué te comportaste así?

—Bueno.... simplemente quería saber la verdad.

—¡Me jugaste una broma! —me sonríe con picardía y yo le golpeo el brazo— ¡Idiota! Juro que me lo estaba creyendo.

—No quería arruinar tu momento de valentía, además... —me atrae a su cuerpo— quería castigarte un poquito por tratar de olvidarme con Lucas y el tipo de Sevilla.

—¿Estabas celoso? —me besa el cuello.

—Por supuesto que lo estaba... cuando tú me mandaste esa nota diciendo que estabas con otro, quería matar a ese tipo.

Sonrío en mi interior, no pensé que moría de celos cada vez que estábamos separados y que yo estaba con Lucas. Acaricio la barba que va creciendo y beso sus labios.

—Vale... te perdono, pero no vuelvas a hacer esa bromas tan pesadas.

—Por única ocasión, además... no todos los días nacen historias de amor como la nuestra —susurra— anda... vamos a bañarnos.

—¿Qué?

—Que tú y yo nos daremos un baño relajante —me dice con tranquilidad. Si, ya hablamos de nosotros y nos dejamos llevar pero ahora que estoy más despierta... hace falta algo muy importante.

—¿No se te olvida algo? —arquea una ceja.

—Mmm... no.

—Algo que tiene que ver con nosotros —se queda pensando— Pablo...

¡Hey, Moreno!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora