25: Destrozado

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Y cada que pienso en ti, se enciende mi corazón.

Y nada más triste que hoy hablar de ti.

Día anterior, momento en el que Tami había decidido terminar con Lucas.

Pablo

Miro afuera de mi casa por la ventana de la habitación. Me siento culpable de haberle dicho eso a Tami. No tengo derecho de reclamarle porque no tenemos algo más que una amistad. Pero algo me sucede que tengo ese instinto de protegerla.

—Hermano... ¿Estás bien? —pregunta Salva, me giro para verlo—, perdón es que estás como ido y no creo que sean las clases quienes te tienen así.

—Sí, estoy bien...

—Te escucho poco convencido ¿Pasó algo en la uni?

—Bueno es que discutí muy fuerte con Tami y... le dije que ya no quiero ser su amigo.

—¿Por qué?

—Es que... se la pasa con Lucas y siento que le va a hacer daño. Sé que él sólo quiere sexo con ella y es una gran chica. No se merece a un cerdo como él.

—Ya veo, pero creo que actuaste mal. En todo caso es ella quien está con él

—De todas formas, debe cuidarse, estar cerca de nosotros y ahora se la pasa más tiempo con él.

—Pues no lo sé... ¿Soy yo o es que estás celoso? —lo miro extrañado. Yo no quiero nada con Tami, sólo con Azul. Aunque esa sensación de protegerla va más allá de una amistad.

Miro hacia la ventana nuevamente y observo que ella está saliendo de su casa, atrás de ella salen sus amigas... Decido salir para ver qué es lo que sucede.

—Pili, Marce ¿Qué es lo que está pasando? —pregunto preocupado.

—Es que ella....

—¿Qué?

—Va a casa de Lucas... se va a.. acostar

—¡No! Tengo que ir a casa de ese imbécil antes de que Tami cometa una estupidez.

Camino cerca de donde está ella, para no perderla de vista. Andamos varios metros hasta que llega a casa de ese imbécil. Al verla, lanza una sonrisa de satisfacción y ambos entran a la casa. No quiero ni imaginarme lo que debe estar pasando allí; una hora más tarde, ella sale con la ropa desordenada.

—¿Por qué? —pregunto decepcionado.

—Pablo... yo... 

—Te dije que no lo hicieras, que tuvieras mucho cuidado con él ¿Por qué estuviste en sus brazos? 

—Tú... ¡No tienes derecho a recriminarme! —explota— ¡Tú te fuiste con Mariana! Seguro te acostaste muchas veces con ella, seguramente te revolcabas con ella cada vez que estaban solos. Tú te alejaste de nosotros ¡Te fuiste! Ahora no vengas con aires de decepción porque quien lastimó primero fuiste tú ¡Ni siquiera somos algo para que me reproches! ¡No somos amigos! -su mirada se oscurece y una lágrima cae por su mejilla. 

—Tienes razón, Tami —contesto dolido— creo que... es tarde, debería estar haciendo los deberes en casa. Ahm... adiós.

Me giro y empiezo a correr hasta donde mi cuerpo aguante, él dolor que siento es muy grande. A pesar de todo la quería mucho, es una gran amiga y no deseaba que estuviera con un patán como Lucas, pero ya no se puede deshacer el pasado.

Llego a mi casa hecho mierda, ni siquiera tengo deseos de hacer la tarea. No puedo siquiera ser un buen amigo; permití que ella se metiera con alguien que no vale la pena... es mejor que me mantenga alejado de Tami... 

Echo de menos las notas de Azul... 

Abro los ojos... no tengo idea de en qué momento me dormí, el ruido de alguien tocando la puerta fue lo que me hizo despertarme. Me incorporo y camino hacia la entrada de mi habitación; mi madre entra con una mirada extraña. 

—¿Sucede algo? 

—¿Pasó algo con Tami? 

—¿Por qué lo dices? 

—Es que sus amigas están aquí, quieren hablar contigo. 

—Claro... yo... las veo ahora —me reacomodo la ropa y bajo hacia la estancia para encontrarme con las miradas de tristeza de ambas chicas... 

—Pablo... 

—Lo siento —expreso triste— no pude hacer algo. Para cuando llegué ella ya estaba en sus brazos. 

—Ese cretino me las va a pagar -habla Marce con ira. 

—Es tarde chicas... debo descansar... 

—¿Estás bien? 

—Sí, no se preocupen —ambas se despiden de mí, diciendo que mañana nos vemos. 

Me voy a dormir, pensando en las cosas que han sucedido en estos días... y pensando en ella, en aquella noche en que la tuve en mis brazos... deseo tanto que Azul esté aquí, abrazándome, aconsejándome para reconciliarme con mi amiga... pero tampoco está. 

Cuánta falta me haces, Azul.

Pasan las horas y con ello, llega la mañana, un nuevo día en la universidad... regaño de uno que otro maestro por no prestar atención a las clases, pero mi mente divaga aún en las palabras que me dijo Tamara... me duele tanto que piense eso de mí... a veces siento que aún no me perdona por todo lo que hice. 

Al finalizar las clases, Vio me invita a tomar un helado, pero me excuso diciendo que no me encuentro bien y decido regresar a casa. Es extraño que no me haya encontrado con Tami, esto me empieza preocupar, ella no falta a menos de que esté muy enferma. Al llegar a casa, me encuentro con un sobre azul... ¡Es mi Azul!

Entro rápidamente a mi casa, subo a mi habitación, dejo mis cosas sobre la cama y abro el sobre. 

¡Hey Moreno!

Ni siquiera sé cómo he podido escribir esto.... me voy.... he cometido un gran error, lo he perdido todo... claro menos a ti. Pero no quiero involucrarte en mi infierno, quiero que seas feliz.... pero en este momento no puedo ser yo la que te haga sentir esas mariposas en el estómago.... no puedo estar a tu lado, no puedo tocarte ni besarte... dime ¿Podrías ser capaz de estar así conmigo?

Mi amor... siento ser tan cobarde como para no decirte lo que me está pasando. Me iré un tiempo lejos de Málaga, mi infierno me ha superado y necesito estar lejos de este lugar. Lo más hermoso de estos meses has sido tú y esa noche maravillosa que tuvimos. 

Te repito lo que te escribí en aquella carta... No dudes de mi amor, mi corazón es tuyo. Volveré, por si quieres esperarme... yo seré la mujer más feliz del mundo si me dejas estar de nuevo a tu lado. 

Te deseo lo mejor, porque me enseñaste a amar y eso nunca lo voy a olvidar... espero que no me olvides, deseo tanto que cuando vuelva me sigas amando. Quizás... no soporte tanto sin escribirte y te haga llegar una carta en un sobre azul... sí, un informante podría dejar las notas igual que si fuese yo.... pero... eso si tú lo deseas.

Gracias por tanto, Pablo.

Tuya siempre.

Azul.

Leo nuevamente la carta, lágrimas empiezan a caer... no puede ser, esto no está pasando... Azul... ella se va de Málaga. Me duele el pecho, me siento hundido... miro hacia el techo y lloro en silencio, no quiero que alguien se entere de mi dolor, menos Casilda.

¿Para qué llegaste a mi vida Azul? 

¿Para qué me enamoró? 

Pero esta historia tiene que parar.

¡Hey, Moreno!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora