23: Violeta

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Pablo

—Violeta —afirmo, ella asiente— un gusto conocerte ¿De vacaciones o algo parecido?

—Acabo de mudarme, estudiaré Publicidad en la universidad de Málaga.

—Vaya, igual estudiaré publicidad —ella sonríe a modo de cordialidad, tiene una linda sonrisa.

—Pues... espero volver a verte —susurra tímida.

—Creo que nos veremos más pronto de lo que piensas —respondo con una sonrisa- hasta pronto.

—Adiós.

Esa chica es muy guapa, su cabello rubio cayendo por sus hombros y esos ojos verdes, una sonrisa cautivadora. Podría enamorar a cualquiera menos a mí, porque mi corazón tiene dueña y su nombre es Azul.

Hago los mandados que me encargó mamá y regreso a casa; antes de entrar miro preocupado hacia el hogar de Tami ¿Será capaz Lucas de hacerle daño? Debo protegerla, no puedo permitir que hiera a una persona tan maravillosa como ella. Me ha apoyado en casi todo y se convirtió en algo parecido a una hermana. Pase lo que pase debo estar alerta ante las amenazas de este estúpido.

—¡Pablo! —gritan desde la puerta de la casa, es Salva.

—¿Pasa algo hermano?

—Sí, te hablan por teléfono.

—¿Lolo? —asiente— ya voy.

Dos meses después.

Es el primer día de clases en la universidad ¡Cómo ha pasado el tiempo! Estoy muy ansioso por conocer a mis compañeros, las cosas van más o menos bien. Lo único que aún permanece es la relación de Marce con Lolo, que está marchando bien. A Tami la he visto muy extraña, parece ida, con miedo; temo que Lucas le esté haciendo daño y ella no me lo cuenta. He tratado de estar lo más cerca posible, pero mi propia amiga me niega las cosas, a veces ni siquiera quiere hablar conmigo.

Sobre Azul... ha mandado varias notas, pero en ellas refleja angustia. Temo que lo que esté resolviendo le esté haciendo daño. Mis pensamientos juegan con mi cabeza y no se fijan que hay una persona en mi camino y tropiezo con ella.

—Vaya, pero si eres Pablo —dice una dulce voz.

—¿Violeta?

—La misma —sonríe.

—Disculpa, es que estaba distraído.

—No te preocupes, la verdad es que también estaba despistada, buscaba mi salón y aún no lo encuentro.

—Te ayudo. Déjame ver —me da un papelito— ¡Pero si es el mismo salón al que voy!

—Tenías razón al decir que nos veríamos muy pronto.

—Tienes buena memoria —ríe— ¿Qué? Yo soy malo para recordar algunas cosas.

—Entonces yo te ayudo en eso —sonríe—. Entonces... ¿Amigos?

—Claro que sí —sellamos nuestra amistad con un apretón de manos y de nuevo aparece esa corriente atravesando mi columna.

Tami

Dos meses... viviendo en el miedo con esa ansiedad de irme a cualquier lado, con tal de que no me alcance. Evitando a Pablo en este tiempo por miedo a que trate de defenderme y Lucas lo lastime, me muero si le pasa algo a mi Pablito.

Es el primer día de la universidad, una nueva vida, nuevos amigos y el que Pablo se olvide de Azul, mi mayor temor. Creí que a estas alturas estaría libre, preparando el momento para decirle la verdad, sin embargo, siento que dejará a Azul, porque las promesas se las lleva el viento y yo... no he podido hacer algo para alejarme de Lucas.

Camino por la explanada del campus, y casi sin querer, entro hacia el edificio donde Pablo va a estudiar. Lo busco con la mirada para desearle suerte en este primer día, y los veo... una chica le da la mano a él y sonríen mutuamente ¿Quién es ella? ¿Cómo se conocieron? Salgo del edificio corriendo, es que soy idiota... tengo que hacer algo, no quiero que Pablo se olvide de Azul... no quiero que se olvide de mí.

Pasan las horas y presto poca atención a las clases, lo que vi en la mañana me ha dejado descolocada, mi mente divaga entre ideas de lo que pueda estar pasando entre ellos... me siento insegura pero es normal... nadie sabe que yo soy Azul.

Salgo del campus a toda prisa, cuando el sonido del teléfono me saca de mi carrera, es él... quiere que nos veamos en una cafetería. Decido aceptar la invitación y voy hacia la cafetería a la que me citó. Al llegar me encuentro con Pablo, esbozo una sonrisa pero instantes después se derrumba al ver nuevamente a la chica.

—¡Qué bueno que llegaste!

—Sí... —susurro.

—Quiero presentarte a Violeta, la conocí en las vacaciones... bueno la vi sólo una vez pero ahora seremos compañeros y bueno, quería que la conocieras —se encoge de hombros. Miro a la joven y me sonríe.

—Hola —saluda tímida.

—¿Qué tal? Soy Tamara, la mejor amiga de Pablo.

—Me ha hablado de ti —responde cortésmente—. Espero que nos podamos llevar bien.

—Claro... —ambos chicos sonríen ampliamente, mis temores empiezan a materializarse.

—Bueno —mira su reloj— tengo que irme, me están esperando.

—¿Tu novio? —pregunto con un deje de esperanza.

—No, mi tía. Es que mis padres no viven acá, solamente mi tía y bueno vamos a comer. Hasta luego Pablito —se acerca y le da un beso en la mejilla ¿Pablito?

—Nos vemos —se gira para encontrarse con mis ojos— ¿No crees que es linda?

—¿Y Azul? —respondo cortante— ¿Ya cambiaste de color?

—No, para tu información... te la presenté como amiga, quizás como mi futura mejor amiga.

—¿Qué estás tratando de decir?

—¿Por qué no confías en mí? ¿Por qué... no dices lo que el imbécil de Lucas te está haciendo? ¿Te hace daño? ¿Te amenaza? Tami no me quieres decir algo, no puedes siquiera mirarme a la cara... así que dime... ¿Cómo puedo confiar en ti, si tú no puedes conmigo?

—Pablo...

—Dime por favor... te juro que te protegeré. Somos amigos, casi como hermanos no debes desconfiar de mí —me mira suplicante, pero por más que me conmueva sus palabras, no puedo exponerlo al peligro.

—No hay nada malo entre Lucas y yo —sentencio.

—¿Estás de broma?

—No y te ruego que no te involucres en esto -me mira impactado, luego su rostro cambia y lo noto enojado.

—Perfecto, prefieres a ese idiota que a nosotros, tus amigos...

—No, lo prefiero antes que a ti —dolido, se levanta de la mesa.

—Bien... entonces acá se acabó nuestra amistad.

—Bien.

—Hasta luego, vecina —y dejando su parte de la cuenta, se va. Una lágrima escapa de mis ojos, todo se vuelve en mi contra. Está lejos, más lejos de lo que pensé. No me queda de otra, si quiero ser libre... tendré que cumplir los deseos de Lucas, lo siento Pablo... pero tengo que estar con él.

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¡Hey, Moreno!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora