36: Besos

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Pablo

¡Qué es lo que estoy haciendo! Esto no debería estar pasando.

Eso dice mi conciencia. Pero mi cuerpo y algo más me piden que siga. Y decido hacerle caso a mi cuerpo.

El beso es dulce, suave y tierno, es como si fuera una muñeca de porcelana. Mis manos se mueven y quieren tocarla. Ella no nos detiene pero tampoco ha reaccionado. En el momento que nos separemos la atraeré de nuevo a mí. No sé qué clase de sensaciones está despertando, pero necesito saber más.

—¡Chicos! —mierda es mi hermana, Tami me empuja haciendo que casi me caiga al suelo— ¿Pasa algo?

—Sí... ehm... necesito regresar a mi casa —me levanto para ofrecerme a llevarla— no es necesario. Puedo irme sola.

No dice más, se va apresurada de nosotros dejándome con una gran confusión. Y un deseo de volver a sentir sus labios. Mi hermana me mira y arquea una ceja.

—Voy al baño y al regresar le estás devorando la boca a Tami... vaya... esto se pone interesante.

—Deja de bromear Cas.

—Pues yo creo que te gusta —la miro extrañado— podrás decir que estás loco por Azul pero no puedes negar que Tami volvió hecha una mujer.

Tiene razón y el beso estuvo fabuloso sentía ganas de más. Necesito ir a su casa y pedirle perdón por lo que pasó hace rato.

Tami

No dejo de recordar lo que pasó hace rato. Me sentía tan bien. Disfruté de sus besos, es la primera vez que lo hago sin máscaras, sin ser Azul y lo disfrute aún más que aquella noche.

Me fui del centro comercial, pero fue para no escuchar un "lo siento, no debió pasar" porque no soy capaz de soportarlo.

Me he percatado que me mira demasiado como si quisiera desnudarme. No me parecía incómodo, al contrario, lo estoy volviendo loco y eso me encanta.

Llego a mi casa con una sonrisa de oreja a oreja y nadie me lo puede quitar.

Me mandan un mensaje de texto, es Lucy diciendo si podemos salir un rato y acepto, pues serán los últimos días que los pueda ver antes de que comiencen las clases y tengan que regresar a Sevilla.

—¡Oh por Dios! —exclama Lucy.

—¿Y qué tal? —pregunta Carlos.

—Me siento diferente a cuando me besa como Azul. Me siento libre sin ataduras ni mentiras detrás de mí. Ya sabes, me siento yo y no sé si pero estoy más atrevida con él... sabes... si su hermana no hubiese regresado quizás siguiera besándolo. 

  —Me alegra escuchar eso—expresa Carlos—. Es lo que tienes que hacer, estás enfrentando a tu sombra. Azul es lo que eras tú en esos meses, la que vivía con miedos, inseguridades. La mujer que tengo enfrente es eso... una mujer y creo que es lo que Pablo necesita, una mujer y al mismo tiempo una niña. Sé tú misma. 

—Gracias chicos—digo al borde de que salga una lágrima de mis ojos— no sé qué sería de mí sin ustedes, los quiero mucho—me abrazan. Los echaré tanto de menos. 

 —Pues tendrás que ver eso en dos días... 

—Gracias por todo chicos, en vacaciones iré a visitarlos. 

—¿Pero qué dices? Nosotros vendremos, mi novia tiene que vivir este paraíso—reímos.  

Después de un rato de charlas y recordando mi estadía en Sevilla, nos despedimos para quedar mañana todo el día y enseñarles más de lo hermoso de Málaga. 

Camino a casa pensando en las cosas que han pasado en estos cuatro días... Pablo está muy extraño conmigo y ahora sé que es porque le gusto o bueno lo estoy volviendo loco. Y hablando de él... está en la puerta de mi casa, con el móvil en la mano. Supongo que saldrá con mi hermano, pero al encontrarse con mi mirada, noto su nerviosismo.

—Tami...—se incorpora. 

—Hola Pablo—miro sus ojos— ¿Vas a salir con mi hermano?

—No... en realidad... quería hablar contigo de... —sonrío, un viento sopla y mece mi cabello, juego con una mecha. 

—Sobre que nos besamos ¿No es así?—baja la mirada—. Entiendo que no quieras que esto nos perjudique y te disculpo por ello. 

—Sí pero.... no quiero que creas que estoy jugando contigo por lo de Azul... yo... es que...

—¿Qué?

—No entiendo qué me pasa contigo, estoy cerca de ti y... siento ganas de besarte. Perdón por ese beso y te prometo que no va a volver a suceder.

—¿Y quien te dijo que no quiero que vuelva a pasar? —me acerco a él lentamente y busco sus labios. Los rozo tímidamente, pidiendo permiso de probar sus besos. Él no se resiste y saborea lentamente mis labios. Nos fundimos en un beso suave pero intenso.

—Tami.... —susurra al despegarse de mi boca— yo...

—Lo sé, tienes a Azul.

—No es eso... es que... —suspira— lo que pasa con Azul es que sigue desconfiando de mi y de nosotros. Ha estado muy alejada de mí y ya no sé qué hacer. Pero estás tú y lo hermosa que te veo y... eres muy guapa y no sé... necesito saber  qué me pasa.

—Amigos con derecho —me mira sorprendido— seamos eso, puedes besarme pero no somos novios o algo parecido. Quizás eso te ayude a aclarar el panorama.

—Pero no quiero lastimarte —oh mi amor ya lo haces.

—No lo harás, después de todo, yo soy quien propone —se muerde el labio.

—Está bien —se acerca nuevamente y me toma de la cintura— el problema es que... no sé comportarme de otra forma que no sea tu novio.

Nos miramos y no puedo evitar mirar sus ojos. Tan adictivos como él café..

Junta su boca a la mía y pruebo de nuevo sus besos.

—Me encanta la forma en que besas, Tamara —escucho ese susurro y siento que el corazón se me sale del pecho— tengo que irme, pero mañana hay que aclarar bien esto.

—Sí... espero que no te arrepientas después.

—Lo dudo —me da un beso corto— hasta luego hermosa.

—Adiós... —se va.

Ahora siento que respiro, ahora que es Tamara quien besa a Pablo. Y haré lo que sea para que Azul empiece a ser parte del pasado.

¡Hey, Moreno!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora