¿Qué ha pasado en el mundo de las reinas, los dioses, las brujas y los dragones? Cuando la historia termina, cuando el libro se cierra y ya no hay más que contar... ¿Qué pasa ¿Termina?
Lennah creció en un mundo lleno de ilusiones. Sabía lo que e...
Entré a la habitación, e inmersa vi al exhausto rostro del rubio descansando sobre un catre. El miedo, la alegría, y la conmoción se fusionan en una desagradable reacción de pánico.
-Edwin.
Como una bocanada de aire puro la conciencia vuelve a mi cerebro. Respiro hondo y le ordeno a mis piernas, con salvaje deseo, avanzar. Un paso, y luego otro, uno más, hasta cruzar a rastras la corta distancia. Mi corazón, desquiciado como si hubiese corrido toda la noche sin parar, pegó contra mi pecho antes de alcanzar la garganta. Una alegría en forma de avalancha se desborda los ojos de ambos a manera de lágrimas. Encendidas y diáfanas que nublaron la mirada, la mente... Y ahora, por un maravilloso capricho del destino, puedo volver a respirar su perfume.
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-Tonta... -murmura él, abrazándome fuerte-. Tardaste demasiado. -Quise -repongo con un hilo de voz-, que me extrañaras un poco más.
-Tonta -repitió, con la voz entrecortada-. No dejaré que vuelvas a hacerlo.
Nos separamos ligeramente con los rostros demasiado cerca. Cuidadosa, analizo cada detalle de su rostro. Los golpes que dejó esa estúpida pelea, sus ojos grises ahora profundos y hundidos, una fina nariz que enmarca su rostro, la larga cabellera rubia platinada... Todo un adulto. Alguien completamente diferente.
-¿Me veo bien? -pregunta divertido en un cálido susurro. -Sigues siendo el mismo -miento tangente, avergonzada por la situación. ¿Acaso estoy reaccionando mal? ¿Qué le debo decir?
-Te has puesto roja, Le.
-¡Vaya, que mentira!
-Hablo enserio, yo...
Un carraspeo avisa la presencia del sargento, aquel ocupado hombre mayor que me dió la bienvenida observa la escena con una expresión de incomodidad y confusión.
-Jóvenes. -¡Señor! -doy un salto sorprendida. Y bajo del catre para saludarlo de la debida manera. Ojala no haya visto nada; que no diga nada.
-Me alegra que nuestra visita se encuentre bien, sin embargo... ¿Cuál es su nombre, señor?
Ed lo mira confundido y luego sonríe nervioso, me pide ayuda con la mirada. ¿Acaso espera que yo lo saque?
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