-¿Lennah?
Escucho mi nombre. Pero después descifro que es solo una ilusión. Nada de esto debería estar pasando. El carruaje arranca vertiginosamente apenas cierran las puertas. Puedo oír el motor a punto de explorar. Y durante todo el trayecto no paro de llorar, silenciosas lágrimas resbalan sin que nadie lo note. Durante las noches solitarias, después de un mal día o una memoria dolorosa había aprendido a soportar el dolor sin hacer demasiado ruido. Siento frió, mucho frío. No obstante, la ráfaga de aire helado proviene de mi interior y baila entre mis huesos haciéndolos sonar. Como accidentes anteriores el pavor lastima mi conciencia, pero ahora no puedo gritar. La garganta esta seca y renuente a producir sonido alguno.
De alguna manera la muerte es inserta ahora. Pude haber muerto quemada, pero escapé. Pude haber muerto de hambre, pero viví. Ahora, mi vida no depende de la decisión que tome y cual rápido corra, sino del deseo de otro. El control se resbala de mis manos en cada gota de sangre y energía que pierdo. Y si mi corazón deja de latir, será por la mano de otro igual. Se supone que ningún hombre es superior a otro, y ahora dependo de alguien mas.
Pierdo la noción del tiempo, aunque el silencio no sea total, el calor y la oscuridad tragan los segundos, los minutos, y las posibles horas. Frenamos súbitamente haciendo que pierda el equilibrio y me balancee hacia el frente. Se oye una discusión y finalmente las puertas se abren, cegándome por completo. Al momento siguiente mis manos son atadas, la piel arde con el roce de la cuerda pero ese es el menor de mis problemas. No pudo resistirme. Tenía planeado correr, pero como siempre el miedo cuestiona mis actos. Alguien me levanta de mala gana por el brazo relativamente sano, arrojando mi estropeado cuerpo a un lado. Siento un zumbido en el oído y la luz del día desaparece y vuelve a brillar, mi vista tarda en acostumbrarse. Puedo ver a otros chicos y chicas igual de destrozados a mi lado, con las manos atadas y en posiciones torcidas. Una figura encapuchada se arrodilla uno a uno, hasta donde mi vista alcanza, lanzando un hechizo de magia negra. Mi mente reacciona y las defensas tratan de volver, pero es en vano. Nunca fui fanática de los magos, y evidentemente nadie es de la nube verde pálido y sus efectos. Todas las personas alrededor, incluyendo al sujeto que se encarga de envenenarnos usan un pañuelo para no aspirar ninguna motita. Con fuerza vulgar me toman por los hombros y sin ningún cuidado, aspiro pequeñas particulas de magia, quemando mi nariz y bajando por la garganta. Arde. Pulsa. Y finalmente una sensación caliente se extiende por todo mi cuerpo, atontando mi conciencia de paso. Aplastando mis músculos.Como si los pulmones se cerraran, mi respiración se dificulta. Saliva de Lamías, hadas de las cuevas, o néctar de algún producto del Tártaro, este polvo extraño hace que mi sangre se sienta espesa y lenta dentro de mis venas. Dejándome confundida e incapaz de resistirme. Todo se vuelve borroso y el dolor de cabeza hace que mis fuerzas desaparezcan.
Antes de caer desmayada oigo el cantar del viento, absurdamente la vida seguía. Y yo tenía que continuar luchando.
***
Entre mugre y un hedor pestilente los músculos de mi cuerpo tardan en despertar. Escucho la estática del silencio, que de pronto es cortada por la risotada aguda de una mujer a lo lejos. Mi corazón salta y la piel se eriza. Las tablas de madera sobre mí se mueven en cada pisada escandalosa. Junto todo el valor que se puede tener en una situación así para estirar el cuello y ver entre las sombras su sonrisa funesta y mordaz rodeada de arrugas en un rostro ahogado de maquillaje, permitiendo ver detalles que deja la edad. Iluminada por el luz del cuarto continuo se pasea por los cuerpos y al pasar cerca mio la respiración se corta.
-Están perfectos, un poco crudos y flacuchos. Pero algo que la magia no pueda arreglar.
-Están vivitos y coleando todos, me encargaré de asignarlos personalmente a un distrito...- dice una voz en la otra habitación.
-No seas estúpido, están más magullados que nada. Llévalos a curar y después hablamos.
La conversación termina cuando el silencio traga las atrocidades de un destino borroso y la oscuridad vuelve a cobijarnos. La única luz que nos acompaña toda la noche es el tenue destello de la Luna, que entra por un hueco en el techo. A punto de caer rendida, me concentro en respirar con dificultad cuando la sensación de estar sedada empieza a volver a dominar mi cuerpo. Dirijo la vista en busca de ayuda y encuentro unos ojos color lila siguiendo mi respiración atentamente. Su rostro esta manchado de sangre seca y sus muñecas las tiene a carne viva. Una niña mucho más joven que yo, curiosa pero no asustada con ropa hecha tirones. Una vestimenta hecha a la medida, con tela seda. Nos quedamos mirando sufrir, buscando algo de consuelo en las heridas de la otra. Hasta que cierra los ojos. A modo de arrullo sigo el ritmo de unas gotas cayendo desde el techo, y con letargo y somnolencia mis latidos se van apagando; hasta seguir un ritmo calmado y acompasado.
La idea más descabellada durante la noche fue una simpatía hacia mis captores, me dieron una noche de sueño profundo, y si lo que dijeron era cierto mañana irían a curarme las heridas físicas. De pronto lo que dejé atrás inundo mi mente, mi hermana, mis amigos y mi cama. Pero no sentí melancolía. De alguna manera, sabía que estaban cerca, en la misma situación que yo, o peor. Y si algo había aprendido era que la vida puede dar giros inesperados. Ya había sufrido la más horrible prueba, perder mi origen. Ahora tenía curiosidad y respeto a la crueldad de las capacidad de otros. ¿Que tan lejos voy a llegar con mi don suicida? Pude oír los secretos de los grillos y ver el brillo íntimo de la luna antes de quedarme dormida. Creo ya no tener ningún control.
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Espero no estar tomando un rumbo demasiado crudo. Pero bueno, la vida no es de color rosa. Además, pronto las cosas van a mejorar, mientras tanto ¿listos para Navidad? Besos. Pronto habrá un anuncio.
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Cuentos Muertos para Niños Felices ✨Próximamente✨
Macera¿Qué ha pasado en el mundo de las reinas, los dioses, las brujas y los dragones? Cuando la historia termina, cuando el libro se cierra y ya no hay más que contar... ¿Qué pasa ¿Termina? Lennah creció en un mundo lleno de ilusiones. Sabía lo que e...