Capítulo 21

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Luna's Pov

Tenía dos opciones; contestar y hablar con la persona que me ha borrado mis recuerdos o hacer como que no escuché el teléfono y enviarle un mensaje después disculpándome por no contestar.

La segunda opción se oía tentadora y más sencilla, pero, si me iba a enfrentar a un monstruo sin alma tenía que empezar a ser valiente y enfrentar mis miedos, así que conteste.

— Luna, hola cariño, ¿cómo estás? ¿Cómo está el nuevo internado? ¿Te diviertes? ¿Ya tienes nuevos amigos? José me contó que Carlos se mudó contigo de igual manera, me alegra que no estés del todo sola.

Su voz. Hacía tanto tiempo que no hablaba con ella, extrañaba su voz, sin embargo, no contesté. Un silencio se formó en la línea, escuché cada una de sus palabras, pero al parecer, ella no sabía que yo ya sabía.

— Ya lo se todo, mamá. — conteste con un nudo en la garganta.

Me preguntaba el cómo me sentía con la valentía de llamarla "mamá" a pesar de todo lo que me hizo, en cambio no podía llamar a José "papá" a pesar de que me contó toda la verdad, aún cuando ella aún no lo ha hecho. Pero, no la podía culpar, aún me creía una niña indefensa.

Aún seguía afuera de la oficina de José y no sabía porque, comencé a caminar a paso rápido hasta mi edificio. Solo quería llegar a mi habitación, encerrarme y jamás salir.

— ¿A qué te refieres hija? Cariño, ¿estás bien?

No se que me dolía mas, el hecho que me llamara por apodos cariñosos o que no tuviera las agallas de contármelo y ser sincera; eso solo me hacía pensar en que tantas cosas me ocultaría.

Suspiré, sin embargo estoy segura que se escuchó como un quejido. Mis ojos se llenaron de lágrimas y el nudo crecía. Comencé a caminar más rápido.

— Es increíble que aún no puedas contármelo; ¡Cumplí dieciocho madre! ¡Lo se todo, maldición! — suspiré ya que mi voz se había empezado a quebrar mientras hablaba —. Se acerca de ti, de papá y de mis hermanos, ¡Maldición, lo sé todo!

El silencio volvió.

Seguí caminando, se podría decir que corría, llevaba la mirada abajo ya que no podía mirar a las personas a los ojos y permitirles ver que estaba destrozada, sin embargo, choqué con alguien.

— Lo siento. — se disculpo, al instante reconocí su voz y levanté la mirada como reflejo. Era Villalpando.

Hicimos contacto visual por unos segundos, jamás le había puesto tanta atención a sus ojos y podía describirlos como un gran mar azul, sus ojos eran muy azules con una combinación de verde justo en el centro, me hacía recordar a un par ojos que tenía bastante tiempo que no veía.

Desvíe la mirada tan rápido como pude, me levanté del suelo ya que había caído al momento de chocar con él, me limpié un poco la ropa e intenté seguir con mi camino.

— Luna, ¿estás bien? — me detuvo tomando mi brazo. Asentí sin mirarlo. — No te ves nada bien.

Tapé el micrófono de mi teléfono ya que aún seguía en una llamada, me di la vuelta encarándolo.

— Estoy bien Villalpando, solo necesito estar sola. — hablé entre dientes. Entonces me soltó.

Seguí mi rumbo sin mirar atrás para ver su expresión. Cuando llegué a mi edificio rápidamente le di mi credencial al oficial y en cuanto me dejó pasar volvió a pasar y de pronto me encontraba en mi habitación.

— ¿Luna? — preguntó una voz del otro lado de la línea, era mi padre. Era Niall.
— ¿papá? — el nudo en mi garganta se hacía más grande y sabía que en cualquier momento no podría con tanto y lloraría.
— Escucha Luna, lamentamos el haberte borrado tus recuerdos, pero tu padre lo pidió, quería que llevaras una infancia normal, una vida normal — suspiró —. Se que no es la mejor manera de enterarte que eres adoptada, Luna, lo sabemos, aún así te queremos como si fueras nuestra hija, nosotros te cuidamos y protegimos por mucho tiempo, solo esperamos que aún nos puedas tomar como tus padres, Luna.
— Ustedes se merecen mejor el título de mis padres, que los verdaderos. — comenté dolida.
— No, cariño, no digas eso. — habló esta vez mi madre —. Tú lo recuerdas de una forma porque yo alteré esos recuerdos, pero, la realidad es otra muy diferente.
— José dice que puede recuperar mis recuerdos.
— Y así será, Luna. Solo tienes que tener paciencia.
— ¿puedo hablar con Ian? — pregunté refiriéndome a mi hermano. Hubo un largo silencio.
— Él no se encuentra por el momento, cariño. — respondió papá.

Absorbí moco sin haberme dado cuenta en que momento las lágrimas empezaron a salir.

— ¿Y qué hay de Tom? ¿Tampoco está? — pregunté refiriéndome a mi otro hermano. Otro silencio.
— Lo lamentó, Luna. Cuando lleguen les diré que te llamen.
— Si, bueno. Deben de estar ocupados. — suspiré —. Escuchen, tengo cosas que hacer, los llamo luego.

Sin esperar respuesta colgué.

Tire mi teléfono al suelo con algo de fuerza, no me importaba si se rompía o no, me sentía realmente mal y no por el hecho de haber tenido una muy rara llamada con mis padres adoptivos, si no por el hecho de que mis hermanos, o al menos eso aún eran para mi, no habían querido hablar conmigo.

Cada que pregunté por alguno de los dos, hubo un silencio en la llamada; mi oído se agudizo, pude sentir cuatro corazones latir. Julia, mi madre, Niall, mi padre y ambos hermanos. Al parecer ya no les importaba más, a pesar de todo lo que pasamos juntos para ellos no significó nada, pero, no sabía porque me ponía del tal manera, ellos solo no querían hablar conmigo, no eran el final del mundo, ¿verdad?

Enterré mi rostro en una de mis almohadas y empecé a llorar, me sentía como si no tuviera familia, a pesar de tener ambas, sentía como si no tuviera a ninguna; como si fuera una pequeña niña huérfana que solo necesitaba que la abrazaran y le dijeran que todo estaría bien, que todo se arreglaría y estaría lista para vencer a Destructor. Pero nada ocurrió, nadie llegó.

Y no podía culpar a nadie, porque al final del día solo me tengo a mi.

(...)

Lloré por un buen rato, ni siquiera puedo decir con exactitud cuánto tiempo, solo que me quede seca en realidad, ya no podía seguir llorando porque no tenía más lágrimas para ello. Me levanté de mi cama y me dirigí al baño para poder ver mis ojos hinchados, ya ni siquiera se podía ver mi ojo por la hinchazón.

Sin embargo, una sensación de preocupación y miedo me llegó de pronto y sentía que algo malo pasaba, no era normal la sensación que sentía así que sólo actúe por instinto, lave mi cara con agua rápidamente, mi hinchazón había desaparecido.

Salí corriendo de la habitación sin importar si mi cara aún seguía mojada, baje las escaleras con rapidez y salí del edificio. Sentí mi cara congelarse por el frío y por las pocas gotas de agua que aún se encontraban en mi rostro, no sabía lo que hacía, solo sabía que algo estaba mal.

Me deje llevar por mis sentidos y de pronto me veía caminando hacia la cabaña en el bosque, no sabía en qué momento había llegado hasta ahí. Cuando estuve enfrente de la puerta, dude unos segundos en tomar la perilla, cuando al fin me decidí, sentí una mano en mi hombro deteniéndome.

— Shh. — susurraron en mi oído causándome escalofríos.

Me di la vuelta suavemente encontrándome con Zabdiel, Carlos y Canela detrás de mi.

— ¿Qué ocurre? ¿Qué hacen aquí? — pregunte viendo a los tres juntos sintiéndome extraña al ver a un lobo convivir con un vampiro.
— Jos tuvo una visión. Los strigois nos atacaban Luna, justo ahora en la cabaña, fue a buscarnos preguntando por ti y diciendo que estabas en peligro, tu hermano te rastreo con tu aroma. — habló aún susurrando Zabdiel.
— Espera, ¿Qué? — pregunté extrañada, entonces los tres chicos frente a mi se convirtieron en criaturas que jamás había visto en mi vida.

Bien, creo que moriré.

Internado de Vampiros y Hombres Lobo [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora