Capítulo 68

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Luna's Pov.

Toc, toc, ¿Alguien en casa? — preguntó una voz masculina. El chico abrió la puerta de mi habitación y me dejó ver a James.

Sonreí al verlo, haciendo mi charola con comida a un lado y corriendo a abrazarlo una vez que su cuerpo apareció en mi cama de visión.

— ¡James! — grité saltando a sus brazos.
— Estás bien, Luna. — susurró contra mi cabello.

El aroma de James era menta y chocolate amargo, un aroma fuerte y a la vez dulce. Me gustaba.

— ¿cómo has estado? — pregunté separándome de él.
— Mejor ahora que estás de vuelta, de echo. — susurró con una sonrisa en grande. Mi lobo saltó en mi interior al verlo sonreír, lo había extrañado tanto y de pronto sentí un segundo aroma en el ambiente. Ponche con vino; mi aroma cuando estaba feliz.

— ¿Cómo está mi manada? — pregunté tomando asiento junto a James en mi cama.
— Luke les enseño a tus nuevos betas cómo controlarse, Zabdiel se la pasa gastándoles bromas y es muy divertido. Kendall se peleó con José está mañana. — recapituló — De ahí en más, ellos están bien.
— Eso es increí... — un tercer aroma en el ambiente llegó a mis fosas nasales antes de que pudiera terminar.

Incienso y libros viejos, era José. Mi padre.

— James, ¿te veo luego? Algo me dice que nos interrumpieran en cualquier momento. — susurré y se escuchó un toquido en la puerta.
— Veo que tus sentidos se han agudizado, eso es genial. — susurró de vuelta —. Te veré luego. — dijo para después levantarse y salir de mi habitación, dejando la puerta abierta para que pudiera ver a mi padre.

— Luna... — susurró al verme, sus ojos estaban cristalizados. Parecía que en cualquier momento lloraría.
— José... — susurré de vuelta. Mi aroma feliz había desaparecido, me sentía enojada y triste ahora, por lo tanto un horrible olor combinado entre tequila y frutos rojos con cerveza y comino inundó el ambiente y parecía que mi padre se estaba mareado.
— ¿cómo estás? — preguntó intentado ocultar la mueca de desagrado como resultado de mis aromas, pero no respondí. — Escúchame, fue por tu bien. Toda tu gente está perfectamente entrenada, tus entrenamientos comenzarán en media hora, prepárate. Tu abuelo está aquí, él te ayudará con tu lado vampiro. — dijo simple y miró mi charola aún llena con mi almuerzo — Y come eso, lo necesitarás. — añadió para después darse la vuelta dispuesto a irse.
— ¿Eso es todo? — pregunté molesta, sintiendo un nudo formarse en mi garganta. Él detuvo su andar —. Me metieron al Bosque Mágico todo el invierno, ¿y es todo lo que me dirás? ¿Ni siquiera un "hola, Luna. Te extrañé, lamentó lo que te hicimos pero era necesario"?
— ¿Nos perdonarías si lo hiciéramos? — preguntó sin mirarme, aún dándome la espalda.
— No, pero al menos ten las agallas de decirlo. — escupí.
— Entonces no vale la pena. — entonces se fue.

No se lo que hice, pero solo costó un movimiento de mi mano para que una lámpara de noche llegase hasta mi mano y la lanzase hacia la puerta ya cerrada.

Con todo lo que ha pasado, podía decir que estaba más cómoda con mi lado licántropo. Si, me alimentaba de sangre para que mis ganas de matar no se apoderarán de mi, pero, en si, no recordaba el haber usado mis poderes de vampiro, más que una vez en la que no tenía mis sentimientos, pero esa era la única vez y si era sincera conmigo misma no recordaba como los había usado.

Esperaba que mi abuelo me tuviese paciencia, aunque no me sentía del todo seguro yendo a aquellos entrenamientos, suponía que ya ni tenía opción a estas alturas.

(...)

Quería odiarlos. Quería sacar mis colmillos y encajarlos en su cuello, morderlos con aquel veneno de licántropo que corría por mis venas y verlos sufrir, pero eran mis padres y por más enojada que estaba en estos momentos, no podía evitar escuchar a esa pequeña parte racional que me decía que me carcomería la culpa y la tristeza si hacía todo aquello.

— Luna, un placer volverte a ver. — saludó mi abuelo.
— Drácula... — saludé de vuelta.
— Oh, por favor dime abuelo. Yo no estuve de acuerdo con la decisión de tus padres, te pido por favor que el odio se quede en ellos. — dijo con una sonrisa.
— ¡Luna! — gritaron a lo lejos.

Mi mirada viajo rápidamente hasta el otro lado del campo de fútbol. Actualmente y por lo que sabía, los estudiantes aún seguían en sus vacaciones de invierno, entrando de nuevo hasta mediados de Febrero, por lo tanto, teníamos todas las instalaciones a nuestra disposición.

Desde lejos, alcancé a ver a mi clan, quienes se acercaban a velocidad vampírica hasta mi. Me disculpé con mi abuelo y los fui a encontrar a mitad del campo.

—Dios, te extrañamos tanto. — dijo Alan envolviéndome en un abrazo grupal.
— Quiero que sepas que ahora tus padre me odian. — añadió Freddy y me permití reir.
— Quisiera hablar en privado contigo, Luna— dijo Alonso una vez que nos separamos.

Y entonces lo recordé. El primer día sin mis emociones le rompí el cuello para escapar. Seguro me odia, lo peor de todo es que no podía olvidar su confesión.

— Escuchamos que ahora puedes identificar tus propios aromas. — cambió el tema Jos.
— Si, mi propio aroma a mandarina es muy fresco. —comenté.
— Chicos, lamento arruinar su linda bienvenida, pero creo que a Luna le gustaría conocer a sus nuevos betas. — apareció de pronto Luke.

Mi lobo saltó de emoción al verlo, aquel lazo que compartia con mi beta se estremeció al sentir lo calido de su presencia, no pude evitar el no sonreír y lanzarme a estrujarlo contra mi. Su aroma a madera y vino tinto rápidamente llegó hasta mis fosas nasales y me permití disfrutarlo. Dios, si hubiera sabido lo bien que las personas a mi alrededor olían, hubiera considerado el perder mis emociones sólo para poder apreciar cada aroma de cada integrante de mi manada con claridad.

— Luna, ellos son Ashton y Calum.

Internado de Vampiros y Hombres Lobo [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora