Capítulo 66

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Luna's Pov

¿Michael escribió mi profecía? — pregunté una vez que Shawn nos había regresado a nuestra realidad en la cueva. Recordando lo que José y Sol habían dicho en aquel recuerdo.

— Michael, Michael... — canturreó —. Si. Se puede decir que ambos lo hicimos, hace mucho tiempo cuando el mundo estaba desapareciendo. Ambos tuvimos un shock y las palabras solo salieron por si solas, una larga y tediosa historia que dudo mucho que te interese. Tu verdadero objetivo y mi trabajo es regresarte tus emociones para que puedas reinar. — comentó

— No las quiero. — respondí — Me hacen débiles y solo me harán perder.

— Majestad, sus emociones son lo que la hacen ser usted. Su compasión y perseverancia. Sus betas convertidos fueron por un arranque de emociones que siendo positivos o decisiones negativas, sucedieron porque tenían que suceder. No intente cambiar su destino. Solo usted nos salvará.

— ¡¿Pero por qué todo depende mi?! — grité al escucharlo — ¡Toda mi vida he escuchado lo mismo siempre! Que tengo que vencer a destructor, tengo que ser la salvadora, tengo que ser una reina. No quiero ninguna de esas estupideces. Quiero tener mi propio destino sin que este esté escrito en piedra en cada maldito lugar al que vaya.

— Majestad... — susurró acercándose a mi

— Estoy cansada, no quiero seguir. — susurré mirando sus ojos. Su cercanía era tanta que podía sentir su respiración chocar contra mi rostro.

— Lo lamentó majestad. Usted recuperará sus poderes y su voto no vale. Cuando los recupere, espero pueda entender y perdonarme. — dijo para después besarme.

Mi vista se nubló ante tal sorpresa, intenté alejarme pero su agarre en mi cintura era tan fuerte que no me dejó. Todo de nubló sin razón y el tacto desapareció.

(...)

Mis mejillas estaban húmedas. La comodidad en la que me encontraba era clave para no querer abrir mis ojos y desear quedarme en este lugar tranquila, pero la imagen de Shawn besándome llegó a mi mente rápidamente y me obligó a despertarme, sintiéndome extrañada por el lugar en el que me encontraba.

Era mi habitación del Internado, pero, ¿Cuándo había vuelto aquí? ¿Qué demonios había pasado?

Me levanté rápidamente de mi cama, mi vista viajo hasta mi ventana. Ya no había nieve, al contrario, el césped era de un hermoso verde vivo, los árboles tenían hojas sanas y algunas flores silvestres se podían ver al rededor.

¿Cuánto tiempo había estado en el Bosque Mágico?

El bosque afuera me transmitía tranquilidad, sentí una lágrima caer por mi mejilla y no pude evitar limpiarla. Llorar de nuevo significaba que mis emociones habían vuelto, además que me sentía mal. Realmente mal.

La culpa de haber mordido a aquellos guardias y de casi rebajar a mis propios betas a omegas, me arrepentía de todo lo que había pasado en Bosque Mágico y de cada persona a la que herí estando en esta realidad, ¿tan hija de perra había sido?

Las lágrimas empezaron a salir con mayor frecuencia y mi nariz comenzó a soltar moco, al igual que mis mejillas a sonrojarse y mis ojos a arder, ¿cómo se suponía que vería a los ojos a mis amigos? A mi manada, a mi clan, a mi familia...

Me sentía tan débil y vulnerable.

Maldito Shawn y sus estúpidos besos mágicos que me hicieron volver a sentir algo.

Quería que todo el dolor se fuera, toda la culpa y la ansiedad que comenzaba a sentir. Quería hacerlo desaparecer.

La puerta de mi habitación fue abierta de golpe, limpié mis lágrimas rápidamente y absorbí el moco que mi nariz había soltado. No tuve necesidad de ver de quienes se trataba, su aroma a Fuego y Sidra y Agua de mar y Arena respectivamente era todo lo que necesitaba.

— Luna... — susurró Ian cerrando la puerta detrás de él. Ni siquiera me giré cuando mi hermano dijo mi nombre, no iba a dejar que me vieran de esta forma. Miserable y vulnerable.

— ¿Cómo estás? — preguntó Tom. No respondí.

— Niall quiere saber cómo estás. Está preocupado, ¿tienes hambre? ¿Sed? — preguntó Ian, no respondí de nuevo.

— Sabes que puedes contarnos todo, ¿verdad? Somos tus hermanos, confía en nosotros. — agregó Tom.

Dios, quería hacerlo. Quería verlos a los ojos y que vieran que tan rota me sentía, que tan vulnerable estaba, pero al mismo tiempo mi cuerpo no acataba mis órdenes. No podía moverme, no quería moverme. Me sentía tan estática en mi lugar que mis músculos comenzaban a doler de la fuerza que ponía en estos para que se quedaran estáticos.

El nudo en mi garganta era tan fuerte que quería suspirar y dejarlo salir, sentía que me ahogaba lentamente, pero no quería romperme frente a ellos. ¿Qué tal que me odiaban? Ya ni siquiera sabía en quién confiar. Niall me había enviado a aquel bosque con la aprobación de José, Sol y Julia. Mis padres, en quienes creía podía confiar, además que ninguno de mis amigos hizo algo. Ni siquiera mis hermanos.

Ni siquiera sabía si lo que estaba viviendo era real o tan solo un recuerdo más de aquellos que me hacían dudar de las personas. Estaba tan asustada y mi cuerpo solo temblaba.

— Luna... — susurró Ian de nuevo. Sentía como soltaba sus feromonas con aroma a Fuego y Sidra, intentaba calmarme y no sabía si estaba agradecida por aquel detalle o solo quería que se fuera.

Los minutos pasaron, ni siquiera se cuanto tiempo ellos estuvieron ahí parados sin hacer nada. Sin acercarse o sin decir algo más, pero llegó un momento en donde Tom solo dijo; — Vendremos a verte más tarde, intenta descansar. — entonces la puerta se escuchó abrirse para después cerrarse de nuevo.

Se habían ido.

Y yo no tuve otra respuesta más que dejar soltar mi cuerpo y caer al piso. Soltando cada lagrima que había estado guardando, cada grito que tenía atorado y cada suspiro que había tragado.

El aire me comenzó a faltar y mis lágrimas comenzaron a ahogarme, mis manos y pies temblaban y sentía que en cualquier momento iba a colapsar. Mis pensamientos llenaban mi cabeza con posibles estupideces a las cuales les daba vuelta una y otra vez, y una vez que las pensaba con claridad, no parecían estupideces.

Estaba colapsando en la ansiedad y no sabía cómo controlarlo.

Mi lobo saltaba en mi interior, la tristeza lo carcomía de igual forma y de pronto sentí un aroma agrio de tequila y frutos rojos.

Era aquel aroma del que tanto había escuchado hablar cuando me sentía triste. Era el primer aroma que era capaz de olfatear por mi misma y eso solo me hizo sentirme peor, ahogándome en mi propio aroma. No sabía si sobreviviría la noche y sinceramente esperaba no hacerlo.

Internado de Vampiros y Hombres Lobo [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora