Capítulo 59

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Maratón 2/4
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Luna's Pov.

Por lo que parecía ser la milésima vez en el día, había sido arrojada a la nieve. Me puse de pie lo más rápido que pude e intenté regresar por el portal por el cual había entrado, pero ya no estaba. Lo único que había eran los dos arboles torcidos y más nieve y oscuridad a lo lejos.

Los graznidos de los cuervos se escuchaban muy cerca y tenía que admitir que estaba algo intrigada por el lugar, no tan asustada como creí que estaría, al menos eso creía porque ¿a quien engañaba? aunque quisiera sentir algo, no lo haría.

Los búhos sonaban a mi al rededor y tenía que admitir que la oscuridad me intrigaba cada vez más y sabía que no saldría rápido de aquí, así que comencé a caminar.

El tiempo aquí era extraño, todo estaba oscuro y la única iluminación era la luna y su brillo, además la sensación de ser vigilada era muy obvia por las corrientes eléctricas que sentía por toda mi espalda y me hizo recordar a los primeros días que el clan de vampiros me vigilaba.

— Se qué estás ahí. — dije a la nada cuando escuche una rama romperse.

— ¿Quién eres tú? — preguntó en la oscuridad.

— ¿No crees que debería de hacer yo las preguntas? — pregunté, sus ojos pasaron a un color amarillo fuerte, no parecido al dorado de un licántropo; literalmente eran amarillos, pero era lo único que veía ya que todo estaba oscuro.

— Tú eres la intrusa en mi bosque, creo que el de las preguntas soy yo. — dijo.

— ¿Tu bosque? Creí que era para todo aquello que lo quisiera visitar.

— No en invierno, ¿Cómo entraste?

— Mi segunda madre hizo un portal y me lanzaron aquí. — dije sin despegar mi mirada de la suya.

— Ouch, ¿Qué hiciste? — preguntó intrigado.

— Apagaron mis emociones. — respondí simple.

— ¿Apagaron?

— Un strigoi, larga historia.

— ¿Cómo te llamas? — preguntó.

¿Qué tan seguro era decirle mi verdadero nombre? Ni siquiera sabía quién era, él ya me conocía y yo apenas y veía sus ojos.

— ¿Puedo verte primero? No me parece justo que tú me conozcas y yo apenas y vea tus ojos. — dije.

— No creo que sea necesario conocernos. — dijo.

— Eres el protector del bosque por lo que entendí, déjame al menos conocerte.

El chico dio un paso adelante, cabello rubio, tez clara y vello facial en sus mejillas y barbilla, labios rojizos y sus ojos regresaron a lo que parecía ser su color normal en un verdoso muy lindo.

— ¿Cómo te llamas? — repitió.

— Luna... — susurré.

— Lindo nombre. — dijo con una sonrisa de lado — Soy Michael.

— Un...

Y justo cuando iba a hablar, las ramas de los pinos se mueven bruscamente por un viento que llegó de la nada.

— Maldita sea... — susurró Michael.

— ¿Qué ocurre? — pregunté, el ceño de Michael se frunció y se le veía preocupado.

— Lo lamento Luna, nada de esto está en mis manos... yo solo cuido del bosque. — dijo para después volver a esconderse en la oscuridad.

Mis manos comenzaron a sudar frío, pero quería saber a qué le tenía tanto miedo Michael.

Pasaron cerca de diez segundos cuando una gran ave en color blanco se posó frente a mi, era igual a Zayn cuando se convertía. Debería de ser un fénix.

— ¿Tú eres a quien Michael le teme tanto? — pregunté con burla.

La ave se acercó a mi y chilló en mi cara, a los pocos segundos el mismo aire fuerte hizo tronar a los árboles y a lo lejos vi a dos sombras aproximándose hasta mi.

Al parecer había llamado a su manada, maldita sea.

No dude ni un segundo en darle la cara, no correría como niña pequeña, no estaba asustada y lo comprobaría.

Mis huesos no tardaron en romperse y volver a unirse en mi forma de lobo, los otros dos fénix llegaron justo cuando terminé de convertirme. Uno de ellos era rojo y el otro negro.

Me entregué a mi lobo y ella obtuvo el control, comenzó a gruñir y aulló desesperada por su manada que jamás llegó, estaba sola, pero yo era la elegida y además una híbrida de nivel dos.

No sabía controlar del todo mis poderes ya que todo parecía estar siempre resuelto cuando me convertía en lobo y con tan sola mi presencia bastaba, al parecer esta vez no porque ellos no me temían.

Sabía combinar mis dos razas para usar mis poderes vampiricos en mi forma lobuna y fue la mejor opción por el momento.

El fénix rojo comenzó lanzándome fuego, me le arroje encima pero emprendió en vuelo para después caer en picada hasta mi, sin embargo lo miré fijamente usando telequinesis y lo mandé volar hasta que se estrelló con un pino dejándolo en el suelo por lo que yo esperaba un buen rato.

Mi lobo le gruñó al fénix blanco que suponía era de hielo, ya que disparaba ráfagas heladas contra mi rostro. Para este punto, agradecía tener pelaje en exceso porque no me calaban aunque me dieran.

Corrí hasta él tomándolo entre mi mandíbula rompiendo su ala, pero a él no le pareció ni doler si quiera. Entonces recordé lo que dijo Liam; los fénix son criaturas pacíficas e inmunes a las mordidas de vampiros, licántropos y hechizos de brujas, además del fuego de dragón.

Malditos suertudos que eran los fénix.

Púdrete

Pensé aunque sabía que ni siquiera me había escuchado o entendido al menos.

Lo derribé después de unos cuantos minutos cuando utilice el hielo en su contra, usando fuego a cambio con una ligera adición de tierra.

El fénix negro parecía el más pacifico, ya que en sus ojos no se les veía odio como en los demás.

Sus ojos me tranquilizaban, eran del mismo color de los de Michael o los de Harry, un verde precioso. Me acerqué lentamente hasta él, no parecía querer atacarme y estaba bien con ello, tampoco lo haría.

Luna...

Susurró dentro de mi cabeza, no sabía cómo lo hacía, tampoco que era posible, pero ¿cómo sabía mi nombre?

¿Cómo sabes mi nombre?

Pregunté, esperando que me haya podido oír.

Spectrum...

Entonces volví a caer a la nieve.

(...)

Internado de Vampiros y Hombres Lobo [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora