Capítulo 58

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Maratón 1/4
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Washington, D.C.
Invierno, 1874

Parecía ser el invierno más frío que Washington había tenido en mucho tiempo, el invierno perfecto para poner a tu hijo a salvo.

¿Estás segura de que él estará bien, Aula? — preguntó el hombre dejando a su pequeño hijo en el nido de los fénix envuelto entre muchas cobijas para que no muriera de frío.
— Es la única manera de conseguir que el bosque esté a salvo cariño, Michael es él único que puede cuidarlo. Los fénix lo cuidarán, no te preocupes. — respondió la señora dejando un tierno beso sobre la frente de su hijo —. Dios, Michael. Como me gustaría que pudieras venir con nosotros. — dijo con la voz rota.
— Cariño, es hora.

Las copas de los árboles comenzaron a crujir, grandes sombras de aves enormes se veían volar sobre ellas. Hermosas alas mágicas y picos enormes, alas con el filo de las mejores espadas del reino y aliento fuerte y frío. Solo los fénix poseían esas características.

— Cuídalo mucho, Fire. Por favor. — rogó la señora cuando vio sobre volar a un fénix rojo. Un fénix de fuego, el más fuerte de todos.

La pareja se despidió una última vez de su pequeño hijo, sabiendo que tendría la bendición de tres grandes fénix. Los más poderosos hasta ese entonces. Aquellos tres fénix que habían bautizado a la elegida de la que todos habían estado escuchando hablar.

Las tres aves regresaron a sus nidos, cada una en cada sección del bosque mágico, viendo al pequeño niño a lo lejos en el pequeño nido en el centro del lugar. Los tres se dieron una mirada cómplice y se convirtieron en humanos, bajando hasta dónde se encontraba el pequeño.

— Esto será rápido pequeño, no recibirás ni un rasguño. — dijo el pelirrojo.
— Pero te dolerá. — dijo el castaño.
— Y mucho. — completó el albino.

Las aves volaron de las copas de los árboles al escuchar el grito del niño.

(...)

Washington, D.C.
Tiempo actual.

Luna's Pov.

¿Estás bien? — preguntó Luke a través del cristal.
— Define 'estar bien.' — respondí.
— Me preocupas. — dijo seguido de un suspiro.
— Felicidades, parece ser que eres el único. — aplaudí —: ¡Eres el único imbecil que pierde su tiempo! — grité lo ultimo para que todos a fuera me escucharan a través de la celda de cristal.
— ¿Por qué eres así?
— Define 'ser asi' — sonreí al ver su cara de frustración.
— ¿Quieres dejar de pedirme definiciones y contestarme bien por una maldita vez? — preguntó harto.
— ¿Que quieres que te conteste?
— ¿cómo te sientes? — preguntó
— ¿Quieres que te sea honesta?
— Es de mala educación responder con una pregunta, cariño. — rodé los ojos.
— No siento nada Luke, no percibo emociones. — respondí ignorando su apodo.
— Sáquenla. — ordenó de pronto una voz fuera de mi celda.
— ¿Estás segura Julia? — preguntó Luke.
— La llevarán al bosque, conozco a tres personas que nos ayudarán. — dijo de nuevo, el sonido de los candados de mi celda resonó por todo el lugar y al instante mis manos fueron detenidas por enormes esposas, más grandes que las que me habían puesto anteriormente, además del collarín y las tobilleras.
— ¿En verdad esto es necesario? — pregunté rodando los ojos. Dos hombres en traje entraron por las celdas tomándome de los codos.
— No dañarás a nadie así. — dijo Liam entrando a la celda detrás de los dos hombres mientras que Luke salía.

Internado de Vampiros y Hombres Lobo [Libro #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora