Después de una mala misión #2

25.2K 1.2K 362
                                    

Tony:

—Señor, la señorita T/N/C solicita que vaya a la cama. Estoy de acuerdo en que trate de dormir un poco.

Tony suspiro. —¿Qué hora es, F.R.I.D.A.Y.?

—La una de la madrugada, señor. ¿Le digo que va subiendo?

Contemplando el laboratorio, se quedó parado —Sí, dile que ya voy —él salió del laboratorio hacia el ascensor, arrastrándose hasta tu habitación.

—¿Tony?

Él se recostó del marco de la puerta. —Hola, nena.

—¿Por qué no subiste antes? Te extrañaba —él no respondió—. ¿De nuevo una mala noche?

Él cerró sus ojos. —No puedo... no puedo cerrar mis ojos sin... sin revivirlo todo de nuevo.

—¿Ayudaría si hablamos hasta que te duermas? ¿O podría leerte, o cantar? Lo que pueda hacer para ayudar, lo haré.

Tony te dio una pequeña sonrisa. —¿Podrías leerme algo?

Cerraste la distancia que había entre ustedes y tomaste sus manos en las tuyas, alcanzándolo para besarlo dulcemente.

—Por supuesto, cariño. Ve a la cama, escogeré un libro —caminaste hacia la biblioteca y escogiste tu favorito. Entrando nuevamente a la habitación, subiste a la cama junto a Tony. Él se acurruco junto a ti, posando su cabeza en tu pecho.

—"En un agujero en el suelo, vivía un hobbit" —comenzaste—. "No un agujero húmedo, sucio, repugnante, con restos de gusanos y olor a fango, ni tampoco un agujero seco, desnudo y arenoso, sin nada en que sentarse o que comer: era un agujero-hobbit, y eso significa comodidad" —pasaste tus dedos por el cabello de Tony mientras él se aferraba a ti, colgándose de tu mundo. Tomo un tiempo, pero eventualmente se quedó dormido, tranquilizado por la serenidad que tu voz le concedía.


Bucky:

Después de las misiones Bucky pasaba un mal rato tratando de callar su mente. Había incrementado desde que habían comenzado sus misiones, pero el tener un impacto positivo en el mundo aun podía traerle horribles memorias. Tú siempre estabas ahí para él cuándo llegaba a casa, lista para hacer lo necesario para calmarlo.

Muchas noches fueron gastadas viendo series en Netflix y maratones de películas, pero había noches en que le leías a Bucky. Esas eran las noches que parecían ayudarle más—lo hacías seguido cuando él tenía miedo de dormir o después de que él se había despertado de una noche de terror. Sus favoritos para escuchar eran El Señor de los Anillos, El Dador de Recuerdos y Matar a un Ruiseñor.

Por mucho que Bucky quisiera dormir todas las noches, algunas veces él solo no podía. Algunas noches él sabía que estaría plagado de pesadillas y se rehusaba a dormir. Otras se sentían como un insomne. En noches como esa te quedabas despierta con él hasta lo más tarde que podías. Seguido, hablaban de cosas simples: tu dulce vecina al otro lado del pasillo, como le estaba yendo a Steve y si estaba viendo a alguien recientemente, etcétera. Sin embargo, algunas veces discutían su futuro, o incluso de como hubieran sido las cosas si ustedes se hubieran conocido antes de la Segunda Guerra Mundial.

Bucky también descubrió que leerte a ti era igual o más calmante para él cómo cuando tú le leías. Tú amabas el sonido de su voz, así que no te importaba lo que leyera mientras pudieras escuchar la suave rugosidad de su voz.


Clint:

Más allá de necesidades básicas de pizza, café y sueño, tú eras la única cosa que podía ayudarlo después de una mala misión.

Si él llegaba a casa mientras dormías, él dejaba su maleta en el suelo y se enterraba a sí mismo en tus brazos. Él sabía que no te ibas a despertar, pero la forma en que enrollabas tus brazos a su alrededor mientras dormías hacia que su corazón se disparara. Cualquier horror al que se había enfrentado había sido borrado para ese momento, y Clint podía dormir en tu abrazo.

Si él volvía mientras estabas despierta, él siempre contaba con que saltaras a sus brazos y lo besaras. Despejabas tu agenda y pasabas el tiempo haciendo lo que Clint quisiera—usualmente eso era dormir, comer, beber, hacer el amor, o una combinación de esos.

A veces, él solo necesitaba hablar. En algunas ocasiones, él te hablaba sobre su niñez—eso era después de haberse enfrentado a algo que había traído de vuelta esas memorias. Otras veces, él sistemáticamente quería que hablaras de lo que había pasado mientras no estaba.

Y otras veces él no quería hablar para nada. Era en ese momento cuando lo sostenías en tus brazos, acariciando su cabello. Tú no decías nada tampoco, solo te quedabas ahí con él.

The Avengers ↭ PreferencesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora