Me sacan de allí con la cabeza cubierta y me meten a un coche. No se oye nada más que el sonido del vehículo y mi propia respiración.
A cierta distancia mi cabeza es descubierta. Puedo respirar con normalidad. Siento el ligero perfume del hombre que va a mí lado. Respiro aire fresco y no el olor a porro de todos los días. Miro por la ventanilla, se ven algunas casas, bonitas casas por cierto.
-¿Cuál es tu nombre? - pregunta. Volteo a verlo, él no lo hace. Tiene la mirada fija en la carretera. Tiene rasgos muy llamativos. Es fácil mirarlo, llama mucho la atención.
¡Qué digo! ¡No debo mirarlo! Pero el recuerdo de su mirada recorriéndome aún está en mi mente.
-Qué le importa-. Respondo.
-Tienes razón no me importa, sólo quería ser amable-. Hace una mueca. Parece enfadado. Lo está.
No sabía que nos encontrábamos alejados de la ciudad. Cuanto más nos adentramos más pesado es el tráfico.
De repente veo mi oportunidad. La puerta no lleva seguro, estamos en un semáforo en rojo, hay un pasillo a mi derecha. "¡¿A qué esperas?!" Grita mi subconsciente y salgo corriendo.
Una moto me roza de manera alarmante.
-¡Loca!- grita el conductor. Pero no me detengo, sigo corriendo.
Sin pensarlo dos veces me adentro al callejón.
No he tomado muchas decisiones en mi vida. Pero esta no fue una de las buenas.
Tres hombres salen de la nada. Volteo con cautela y antes de volver a correr, desde la calle, aparece mi comprador. Estoy en una encrucijada.
-Tenemos más de una visita, muchachos-. Dos de ellos son de complexión ancha, el tercero sólo es alto.
-¿A dónde vas, bonita?- el que me habla y se me acerca tiene dos piercing en el labio, otro en la ceja y casi tres en la oreja izquierda.
-Yo... yo sólo-. Miro a mi alrededor. No tengo escapatoria.
-Muchachos, no queremos problemas. Porque no dejan que se vaya y todo solucionado- Aquel hombre ,a quien el Maestro había llamado Reed, mira con tranquilidad a estos hombres.
-¿Viene contigo?- le pregunta el alto.
-Sí
-¿Es tu papi, linda?- Pregunta imitando una vocecita chillona y voltea hacia mi.
-No-interrumpe su amigo-más parece su putita.
-Yo no soy la putita de nadie-. Le espeto.
Con claro enojo el hombre de los piercigns se acerca más a mi y me rodea el hombro con un brazo.
-Cuidado en cómo nos hablas-. Susurra bajito.
-Ya déjenla. Tengo que llevarla.
Es una mala manera de comenzar el día y ni siquiera se si estaré viva para ver el final.
El hombre alto mira a mi comprador minuciosamente.
-¿este no es el tipo qué apareció un par de veces en la tele? Ese que tiene fama o intenta conseguirlo-.
-¿Norman Reedus? Sí, muy parecido.
-Gracias por verme de esa manera, es muy motivador.
El tal Norman Reedus rueda los ojos. Esto no tiene sentido, es una situación absurda.
-Hagamos esto. Te damos a la chica y tu nos pagas.
-No traigo nada conmigo.
-Es mentira- digo- he visto que tiene los bolsillos llenos.
-¿Pero de qué lado estás?- Me mira mal. No me importa. Si tengo una pizca de ingenio tal vez salga con vida de allí.
-Me cansé-. Anuncia el tercero que hasta entonces no habló. Saca un cuchillo y se acerca a Norman para apuñalarlo.
Intento gritar pero el que me sostiene cubre mi boca con su mano. Norman se encarga de golpear al alto, pero no podrá con ambos. Aunque hay que admitir que le va bien golpeando. Muerdo los dedos del señor piercing y este con un grito me suelta.
Se ha armado un alboroto y para mi suerte por allí no pasa nadie en esos momentos. Muy conveniente.
-¡Basta ya!- Grito.
El del cuchillo se sorprende al verme liberada. No podré correr hacia la calle porque me tienen encerrada. El tal Norman tiene el labio partido y el otro hombre lo sostiene. Corro más adentro del callejón, algún lado iré a parar. Tal vez consiga escapar.
O tal vez no...
Una malla metálica me cierra el paso y ¡Oh! Sorpresa, nunca he tomado clases de parkour.
"¡Vamos! ¡Vamos! Piensa" me digo a mi misma. Pero soy lenta y mientras pienso en qué hacer es muy tarde, tengo al hombre a mis espaldas.
Me toma del brazo y me arrastra hacia él. Forcejeo, no me rendiré fácilmente. De un momento a otro siento un fuerte dolor en el brazo y el abdomen. Me ha cortado con el cuchillo.
Desconozco la profundidad de la herida. Sólo veo sangre y sus compañeros se aproximan, tienen a mi comprador.
-¡Idiota! ¡Hablamos sobre las heridas! Solo debes asustar a la gente...
Dicen más cosas que no entiendo. En ese punto estoy al borde del desmayo.
Lo último que siento es mi espalda sobre la fría y húmeda calle, que sólo dura unos minutos. Después ya no siento nada...
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Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016
FanfictionTras varios años de encierro, esperando a su comprador, Lia ve la oportunidad de su vida cuando el Maestro le consigue un dueño... Elegante... Intimidante... Y muy sexy... Confundida, ella no sabrá escapar de su mirada y él intentará buscar un lazo...