Mi respiración comienza a acelerarse mientras me muevo encima de él y lo disfrutamos. Repentinamente me detiene, me mira con una sonrisa pícara, eleva mis caderas y hace que me gire, conservamos la posición pero ahora le doy la espalda. Oigo su gruñido. Yo gimo por la sensación y por la imagen de nuestro reflejo en el espejo, me excito aún más por ver donde nuestros cuerpos se unen. Me arqueo y llevo mi cabeza hacia atrás.
-Muñequita- Murmura, abre más mis piernas-Mira- Apunta nuestro reflejo, lo miro- Quiero dejarte adolorida de puro dolor y que recuerdes por siempre esta noche.- Muerde el lóbulo de mi oreja, ahogo un grito y comienza a moverse con frenesí.
Esto es demasiado para soportar. Pero no puedo pensar con claridad, ni siquiera puedo avergonzarme de los ligeros chillido que suelto o sorprenderme con los gruñidos salvajes que él suelta. Solo me deleito por la manera en que sus manos me recorren, la manera en que siento la fuerza de sus brazos rodeándome, el ligero roce de sus dientes sobre mis hombros, la presión que ejerce sobre mis pechos, sus dedos vagando por...
-Ahhhhhh...- Suelto sin remediarlo.
-¿Te gusta?- Murmura con voz ronca y entrecortada. No espera mi respuesta, toca otra vez mi clítoris, marcando círculos, me estimula aún más. Creo que ya no resisto.
Hecho la cabeza hacia atrás, rodeo su cuello con mis brazos. No puedo dejar de moverme, sentirlo firme dentro de mí es la sensación más maravillosa, sonrío, creo que en alguno de los espejos él ve mi sonrisa, porque besa mi cuello y con una última caricia y estocada me dejo llevar con un fuerte gruñido y la pronunciación de su nombre.
Mi Bestia particular, me sostiene entre sus brazos mientras mi cuerpo entero tiembla, como si acabase de sufrir un terremoto interno. Mi respiración es pesada y espesa. Me recupero ligeramente, veo mi reflejo, estoy despeinada, la mirada avispada, los labios hinchados, mis pezones firmes y el sexo húmedo.
Norman busca mi boca y me besa. Me levanta, me gira otra vez y me sigue besando. Aún sigue firme y duro como una roca y me da pena. Yo, tan egoístamente he llegado dos veces y él aún no.
-Házmelo otra vez –Le pido- Y córrete conmigo- susurro.
-Me encanta que hables así, Muñequita y lo salvaje que te pones...
Con un rápido movimiento me tiene debajo de él, rodeo su cintura con mis piernas, besa mi cuello, levanto la vista y lo que veo me encanta. La imagen perfecta de su espalda desnuda, su tatuaje, su trasero, mis piernas tan insignificantes en contraste con su cuerpo.
Ingresa en mí suavemente, sale de la misma manera, una segunda vez entra con fuerza y sale suavemente. Alterna sus movimientos, así lento, fuerte, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... pierdo la cuenta. Siento toda su fuerza encima de mí. Su pecho está completamente pegado a mí, casi me aplasta y no me quejo, cuanto más cerca lo tenga mejor. Me besa, muerdo su labio, gruñe, aumenta el ritmo y sus embestidas son cada vez más fuerte, subo más las piernas.
Delicioso, agonizante, salvaje y cada vez más profundo... oh, sí, sí. Pasa sus brazos por debajo de mi espalda y se hunde más, lo siento completamente en mi interior. Hecho la cabeza hacia un lado, muerde mi cuello, araño su espalda, gruñe, repito esa acción.
-No te detengas- Le suplico.
-N...no- Responde.
Siento como comienzo a tensarme y los espasmos me acompañan, lo mismo siento en él. Me gusta. Tiemblo. Me estoy elevando a la gloria más plena en manos de un ángel. Un muy candente ángel. Ejerce más presión hasta que caigo en un profundo abismo, con el cuerpo transpirado y caliente, tanto como el infierno. Me quemo y no me importa. El orgasmo que estoy experimentando es tan intenso que incluso llega a ser doloroso. Cierro los ojos, disfruto. Oigo mi nombre en los labios de mi esposo, lo siento correrse en mi interior, tras duros y firmes empellones. Gruñe salvajemente y prácticamente cae sobre mí.
Acaricio su espalda, aún con las respiraciones desparejas, desenlazo mis piernas y con mi pie acaricio sus muslos. Me mira, me sonríe, me da un beso húmedo...
Minutos después estamos desnudos bebiendo champagne, él lee lo que dice la botella, se lo quito de la mano y lo coloco en la mesita de luz... me recuesto por su pecho y lo observo.
-Feliz cumpleaños...- Dice una vez más. Le sonrío feliz. Extasiada. Abrumada... enamorada. Coloca algunos mechones rebeldes detrás de mí oreja. Beso su pecho.-Creo que ninguna bebida es tan afrodisiaca y adictiva como tú.
-¿Y cuál sería mi origen?- Pregunto curiosa.
-Venus... Lía. Creo que vienes de Venus.-Acaricia mi espalda como el amante más atento y cariñoso.
-Y yo creo que hemos bebido mucho esta noche.
-Yo aún no he bebido lo suficiente de ti...- Acaricia mi cabello. Me siento como un gato, quiero ronronear.
-Norm...- Me pongo a su altura- No sé lo que piense mañana cuando me hagas enojar en algún momento- ríe- pero te dije que me enamoraría de ti.- Bajo la mirada algo apenada. Solo un instante porque él hace que lo mire a los ojos.
-Haré que no te arrepientas.- Susurra dejándome debajo de su cuerpo una vez más.- No pienso compartirte con nadie y tu cuerpo...-Lo callo con un beso.
-Soy toda tuya Norman... completamente tuya.-
Me sonríe y siento otra vez esa bonita sensación de complementar mi vida con alguien más. Esta sensación de sentirme bonita, verme bien, ser feliz y querer compartirlo con alguien., Aunque enamorarme sea una locura, quiero compartir mis sentimientos con él.
Despierto como una pluma. Bueno, no sé cómo despertará una pluma, pero supongo que se despierta como yo en esta mañana, como si no fuese más que aire, ligera, suave... Oigo los latidos de Norman y su respiración me pone somnolienta otra vez. Me remuevo un poco de su abrazo, estoy tal como había dicho la noche anterior. Adolorida. Mis músculos sienten el efecto de la intensa actividad nocturna y sonrío al recordarlo.
Aún es temprano, así que incapaz de cambiar la expresión de ángel que conserva mi marido, me recuesto nuevamente y sin dormirme siento sus latidos e intento conservar este bonito momento para siempre...
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Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016
FanfictionTras varios años de encierro, esperando a su comprador, Lia ve la oportunidad de su vida cuando el Maestro le consigue un dueño... Elegante... Intimidante... Y muy sexy... Confundida, ella no sabrá escapar de su mirada y él intentará buscar un lazo...