Quisiera recorrer toda la casa, pero el dolor a causa de la herida de mi estómago poco permite moverme y es horrible, porque suelo ser una persona activa, incluso en aquel reducido lugar en el que nos permitían salir siempre encontraba algo para hacer y a veces limpiábamos todo el lugar. Aquí todo te lo ponen en la mano.
Me siento en el impecable sofá de cuero negro, ni un rastro de polvo, ni una pelusa, nada. Al parecer el señor Reeds es algo obsesivo con la limpieza. Durante toda la mañana intenté no salir de la cocina para no molestar, pero hace unos minutos Rebeca me corrió convenciéndome que fuera a ver algo más de la casa.
"¡Estúpida herida, cicatrizate!"
Miro el reloj tallado en madera que se encuentra encima de la chimenea, la cual aparentemente no se ha encendido hace mucho tiempo, veo que son las 12:35 tal vez 12:37. Estoy un poco nerviosa, no quiero encontrarme nuevamente con esos ojos azules, esa sonrisa, esa voz potente y simplemente no quiero encontrarme con esa persona.
-Señorita, la mesa está servida-
Volteo y sonrío a Francis, es imposible no sonreírle, es muy amable, tranquilo y siento como si desprendiera un cariño paterno.
-Esperaré al señor... dijo que quería hablar conmigo, será mejor que lo espere- El asiente y se va.
No pasa mucho tiempo para que Norman llegue y lo hace con alboroto. Aparentemente feliz. Quiero preguntarle de dónde ha salido tanta felicidad ya que en la mañana llegó enojado por las carpetas que se había olvidado.
-Hola muñequita- Pasa a mi lado, me sonríe y me hace un guiño, otra vez.
O soy lenta, o soy tonta, porque no consigo decirle nada en contra y cuando formulo "No soy >Muñequita<" él ya sube las escaleras y va a su habitación.
-Vamos a almorzar- Dice cuando baja.
Soy tonta, definitivamente. Lo miro un instante y me detengo en todo él, lleva puesto una remera negra que marca su cuerpo y sí, definitivamente allí se muestran las horas en el gimnasio, tal vez no tanto, pero sí dedicación por su cuerpo, y sus brazos... y...
Es el único hombre extraño que veo después de mucho. Es algo "nuevo" por decirlo de algún modo. Y se supone que estoy enojada con él.
¡Liiiaa se supone que estás enojada!
Intento levantarme, pero una punzada de dolor se interpone. Él amenaza con ayudarme y lo detengo.
-Puedo sola- Bien, bien, mantengo mi dignidad con las posibilidades de morir desangrada.
-Si haces mucha fuerza te puedes lastimar.
-Eso no importó ayer cuando me hiciste daño.
-No fue con intención.
-A mí me pareció que sí.
-Te pareció mal- Comienza a enojarse, otra vez. Se rasca la nuca y mira hacia otro lado- Dios ¿por qué eres tan irritante? Acabo de llegar y quieres pelear.
-Yo no soy irritante.
-No, no, para nada.- Levanta las manos, enfatizando su sarcasmo.
Gira los ojos y camina hacia el comedor. Podría acostumbrarme a hacerlo enojar, siempre y cuando no se exalte en exceso. Lo sigo sin decir nada, nos acomodamos en la mesa. Él en la cabecera, yo a la derecha. No lo noté antes, pero lleva consigo una carpeta, la cual deja encima de la mesa. Se cruza de brazos, se recuesta en la silla y me mira en silencio.
Una mirada incomoda, duradera ¿qué pretende?
-¿Cómo te llamas?- Ya comenzamos con el "¿Cómo te llamas?"
-¿No puedes preguntar otra cosa?- Giro lo ojos- Lia, me llamo, Lia.
-Si hubieses comenzado así ayer, todo sería más fácil. Esta carpeta tiene tus datos, aún no he visto nada. Por eso te pregunté cuál era tu nombre, pero no, tú te pusiste como gata arisca y no querías responder.
-¿Cómo gata arisca? Eres un maldito extraño, ¿cómo pretendías que reaccione?
-Cualquier otro comprador tampoco hubiera sido conocido- Susurra. Claro, allí todos piensan que él solo me salvó de un asalto, o una historia parecida.
Tiene razón. Pudo haber sido cualquiera. Sin embargo no pienso darle la razón, prefiero callar.
Rebeca aparece preguntando si podía servir ya la comida o se enfriaría. "¡Por favor!" grita mi estómago.
-Sí, sí, Rebeca, gracias- Responde él.
Al instante la mujer trae lo que reconozco como suflé y huele delicioso.
-Déjame ir...- Le digo en un susurro cuando ella se retira.
-Sabes que es imposible. Ya oíste lo que dijo tú maestro. Dime ¿Si hubiese sido otro, le pedirías lo mismo?
-No. Porque esa persona me querría en su casa, tú no. Soy un estorbo para ti, me tienes aquí por obligación.
-Quieras o no, muñequita ahora eres mía y en esta casa te quedas.
Podrían tirarme en una piscina llena de ácido y no se compararía con esas palabras. Pierdo el apetito. Quiero golpearlo.
-Yo no soy tuya, no soy un objeto.
-Lamento decirte que en estos papeles dice lo contrario...
-¿Sabes dónde puedes meterte esos papeles?- Refunfuño. No quiero oír su respuesta, me incorporo dispuesta a salir de allí.
-Quédate.
-Vete a la mierda.
Para mi suerte él no me sigue, mejor. Con la tranquilidad necesaria subo las escaleras. No quiero pertenecer a nadie... por favor, no.
...
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Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016
FanficTras varios años de encierro, esperando a su comprador, Lia ve la oportunidad de su vida cuando el Maestro le consigue un dueño... Elegante... Intimidante... Y muy sexy... Confundida, ella no sabrá escapar de su mirada y él intentará buscar un lazo...