Capítulo XXXVI

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Despierto, me desperezo, incluso me estiro en la enorme cama, porque me encuentro sola. Me siento cubriendo mi desnudez con las mantas. Norman ingresa a la habitación, sosteniendo una bandeja con lo que supongo es el desayuno. Se ve adorablemente sexy con una bata abierta, en bóxer y sus pantuflas de conejo. Verlo así me hace sonreír.

-.Buen día.- Deja la bandeja frente a mí y se acerca para besarme.

-Aun no me cepillo los dientes. – Intento evitarlo.

-No me importa.- Me besa de todas formas.

Que haya traído el desayuno a la cama es muy encantador y me deja otra cosa buena de él, pero no lo voy a admitir. Café tostadas y mermelada, delicioso.

-Vístete e iremos a comprar algunas cosas necesarias para estos días e iremos a reservar un lugar para esta noche. Nada ostentoso, como a ti te gusta.

Le sonrío, le sonrío, le sonrío. Creo que me pongo algo tonta. Cuando desayunamos todo y mencionamos lo frío que se siente el día, tengo intención de levantarme e ir al baño, pero quiero que él salga. Obviamente no lo hace, es Norman, es la Bestia, simplemente es él...

-Incluso yo podría bañarte- Aparta la bandeja y se inclina hacia mí- como anoche...

Ante sus palabras, mi cuerpo reacciona. Lo miro fijamente, ¡ayy! ¿Qué digo? Hago lo mejor que sé hacer, ignorarlo. Me levanto llevándome conmigo todas las mantas. Norman no evita reír ante mi ocurrencia.

-No hay nada que no haya visto- dice. Tiene razón.

En la puerta del baño, antes de ingresar y sin voltear dejo caer todo lo que me cubre. Suelta un silbido. Con una sonrisa me meto al baño, me doy una ducha y vuelvo a estar lista para un nuevo día.

Con la luz del día puedo observar todo con más atención. El paisaje que nos rodea transmite tanta tranquilidad. Al salir, veo que atrás de la cabaña hay una especie de depósito. Ya me entra la curiosidad de saber qué hay, pero no hay tiempo. Tenemos que salir.

-Imagina que hayan cadáveres ahí- comento por el camino, haciéndolo reír otra vez. A mí no me da gracia, para nada.

El pueblo queda a 30km de la cabaña, llegamos en veinticinco minutos con en camino despejado. En primer lugar vamos a un supermercado.

-¿Qué llevaremos? -pregunto apoyándome por el carrito, mientras caminamos.

-Dígamelo usted, señora Reedus. - Arqueo las cejas.

-¿Te estás dejando domesticar, Norman? No me lo creo.

-No. Soy un chico romántico, que tu no lo veas es diferente.

-Sí, lo que digas- Tomando el mando de las comprar, me adelanto a él.

Caminamos por los pasillos con el carro cada vez más cargado. Creo que ya lo tenemos todo, sin embargo continuamos recorriendo. Él me lleva hacia la zona de vinos y licores, mientras se detiene y se fija en algunas botellas se me ocurre una locura. Tomo impulso, subo ambos pies al carro y me dejo llevar por el pasillo, siento que soy una niña otra vez.

-Wiiii- digo al dar la segunda vuelta.

-¡Lía! - exclama Norman-¿Qué haces? Vas a chocar los estantes y yo no voy a pagar lo que rompas.- comienzo a reír y como toda una profesional freno frente a él.

-¿Nunca hiciste esto? Se siente como si volaras.- El niega con una sonrisa- ¡Oh, vamos! Hazlo ahora. Es divertido.

-¿Estás loca? No haré eso.

Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora