Capitulo XV

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Después de tres días frustrantes, me siento completamente libre y felíz, con ganas de vivir la vida.

Solo hay un problema...

No puedo salir de la estúpida casa y Norman ha estado más que ocupado los últimos días, cosa que lo tiene más irritante e insoportable. No pasa un segundo que no esté enojado y quejándose por cualquier cosa.

Se ha comportado más extraño de lo habitual.

Es tarde, no hace tanto calor y recostada en la reposera blanca, cerca de la piscina, miro el cielo. Me alegra saber que las nubes tienen libertad y yo soy libre de mirarlas.

¿Cuántas personas libres estarán observando el cielo?

-Ah... ahí estás...

Su voz llega desde la puerta, ni siquiera volteo a verlo.

-Arreglate, vamos a salir.

¿Salir? Uff al fin. Me incorporo y lo miro.

-¿En serio?

-Sí, anda, levantate.

Asiento y lo hago.

-¿No piensas discutirlo? Vaya, sorprendente.

-¿Qué demonios te pasa? Andas muy raro y te desquitas conmigo.

-Problemas en el trabajo. Andando.

Mueve la cabeza para que me dirija a la casa, él saca cigarrillos de su bolsillo.

En vano me acostumbré a su actitud divertida, molesta y arrogante de los pasados días, porque su lado maldito me molesta mucho, a veces me lastima.

Ni siquiera le pregunto a donde vamos, sólo sé que me puse bonita para ir a un lugar X. A un muy elegante lugar X. Insistió en que sea vestido y no quiero contradecirlo.

Llegamos a un salón super preparado para muchas personas, con meseros que van y vienen con sus bandejas. Gente bien vestida, en variedad de edades riendo y comiendo, y yo allí siendo un microbio. Otra vez me siento diminuta, creí haberlo superado, pero no. La situación me puede y aterroriza.

La bestia que se encuentra a mí lado nota mi temor por lo que pasa su brazo por mi cintura. Por más tonto que suene me siento protegida de esta manera.

Nos dirigimos a una mesa, donde se encuentra con sus conocidos, una pareja algo mayor. Acto continuo pasamos a la cena. Al menos ellos no tienen mucha curiosidad sobre mí.

Al cabo de una hora la situación es muy incómoda, no conozco a nadie, como es de esperarse y el idiota que me acompaña fue a saludar a no se quién. Miro a mi alrededor, hay algún que otro fotógrafo y entre la multitud también reconozco a Giancarlo, el periodista. Él me ve y sonríe. Me disculpo con la pareja y me incorporo.

-¿Cómo estás? - pregunta saludándome con dos besos en la mejilla cuando me acerco. Huele riquísimo y su elegancia es infartante.

-Muy bien ¿Y tú?

-Mírame y dímelo tú. - No evito reír. Es muy simpático, si Norman fuese así de simpático sin comportarse como un idiota, todo sería más fácil.

-Estás muuy bien- Respondo.

-Viniste con Reedus ¿O me equivoco?- Asiento, un tanto avergonzada sin entender porqué.-Eso explica su mirada.- con un sutil ademán me indica dónde se encuentra.

Volteo a verlo con una pizca de disimulo, a quién engaño , disimular no se me da muy bien. Simplemente lo mir, sin dejar duda alguna, y pienso que si las miradas quemaran yo estaría hecha polvo... su semblante me lo dice todo, no le agrada que me acerque al periodista. ¡Me vale nada! Además él va muy bien acompañado.

Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora