Faltan ocho días para la boda. Llevo la cuenta regresiva, no porque quiero que llegue, sino por todo lo contrario. Ya tenemos las tarjetas, los invitados, los preparativos, faltan las cuestiones más sutiles. Nos casamos el sábado que viene... que fastidio.
Sophia, quien ha sido mi compañera fiel, junto a Alice, me cuenta lo que es estar casada. Para ella es todo color de rosa, aunque a veces, como en toda relación surgen los problemas. Ya no quiero escucharla, me aterra, pero tampoco puedo acerca callar. Es buena persona y me agrada muchísimo.
Rebeca anda loca por las recetas que tiene prevista y les explica algunas cosas a las señoras que estarán presentes ese día.
La tarde cae y yo, como de costumbre, abro los ojos con pesadez incapaz de levantarme. Últimamente mis días han sido fatigosos y estando en la casa lo único que hago es dormir y comer, solo de vez en cuando peleo con Norman. Ni siquiera tengo ganas para discutir. Al fin comienzo a sentir el cansancio de la rutina... no se siente tan mal. Al menos ya no me siento una inútil.
Cuando me levanto y salgo al pasillo, oigo unas voces abajo. Una es la de Norman, seguro, y la segunda voz, aterradora por naturaleza, es de... oh no...
Trago con dificultad y me encamino escaleras abajo. Allí, frente a la puerta, El Maestro, más alto que Norman, alza la vista para verme y sonreír con malicia.
-¡Lía!- Exclama y camina hasta el pie de la escalera para recibirme. Miro a Norman, su gesto contraído, enojado, con recelo, me advierte que está incómodo con la visita. ¿Y quién no?
El Maestro, me da dos besos en la mejilla.
-Maestro...- susurro.
-¡Mira lo bonita que estás! Veo que Reeds te tiene muy bien eh...- Suelta una carcajada- ¿Por qué me miran de esa manera? ¿No puedo venir a saludar?
-¿Qué quieres?- Pregunta Norman.
-Solo quería saludar al futuro matrimonio... estás haciendo una buena jugada, Reeds, me sorprende y te lo agradezco, así mantienes a los problemas más lejos de mí.
-Lo hacemos por nosotros, no por ti- No sé de donde saco el valor para decirle eso. El Maestro me mira con las cejas arqueadas, sorprendido por mi respuesta.
Sin ninguna invitación camina hasta el living y se acomoda plácidamente. Vuelvo a experimentar el miedo en su presencia y es la sensación más desagradable que conozco, entiendo que nunca me dejará en paz, que siempre seré su juguete y que nunca encontraré la salida de este infierno al cual él me sometió.
-¿Me van a decir que el amor surgió entre ustedes? Como la primavera- Soltó otra carcajada. – Solo voy a decirte una cosa Lía, no cometas una locura.
-No la amenaces- Dice Norman con seriedad. Lo miro aterrada. "¡Callate!" quiero decirle.
-¿Escuchaste Lía?- Pregunta el Maestro ignorándolo.
-Sí, Maestro.- Respondo. No me queda otra cosa por hacer, no quiero que Norman salga lastimado, conozco a estas personas.
Camino hasta quedar frente a él, Norman me sigue y se queda a cierta distancia. El Maetro se incorpora.
-¿Eres mi favorita sabes? Sería una pena que te vieras involucradas en problemas... y no quiero que me los des- Se acerca y acomoda mi cabello detrás de mí oreja. Automáticamente Norman se coloca detrás de mí.
-No la amenaces, ella ya no es una de tus sumisas. Ahora es mi novia y futura esposa.
-Entonces, fíjate que no haga ninguna tontería, igual tú. Aunque eres lo suficientemente egoísta para hacerlo.- Tienen mi bendición- Cambia de repente su frío tono- No estaré en la boda, porque tengo que viajar, pero quería verlos antes.- Me da nuevamente dos besos en la mejilla y antes de alejarse susurra:- No hagas nada tonto.
-Vete- Dice Norman autoritariamente.- Quiero que te vayas de mí casa.- Se acerca a mí, toma mi mano y me pega a su cuerpo- Y que dejes a Lía en paz.
Estoy temblando. Toda la situación me ha tomado desprevenida. Me aparto de él y sin decir nada subo hasta el baño. Reconozco que el Maestro se va cuando Norman azota la puerta. Creo que no puedo respirar ¿qué hacía aquí? Nunca nadie mencionó que él visitaba a las otras chicas con sus dueños.
Necesito quitarme la sensación de miedo e impotencia de encima. Enciendo la ducha, me quito la ropa y me meto. Mis lágrimas se mezclan con el agua. ¡No quiero llorar! Sin embargo, ellas tienen la libertad de la cual yo carezco. Al rato, cuando me estoy liando con una toalla verde, tocan la puerta.
-¿Muñequita, estás bien?- No respondo. No sé cómo me siento. –Si no respondes voy a entrar.
Entonces abro yo. Encuentro su mirada cargada de preocupación y por primera vez hago algo que jamás pensé que haría. Me lanzo a sus brazos y sollozo. ¿Dónde queda mi orgullo y dignidad? Soy una tonta. Pero su ligero tacto me fortalece.
-Lo odio- Murmuro.
-¿Más que a mí?- Pregunta con tono divertido para calmarme.
-Mucho más. Esta prisión de vida que tengo, es su culpa. Todo es su culpa, lo odio.
.Muñequita, lo siento. No quería que pasaras por esa situación.
-Como si pudieras impedirlo, Norman. Los dos estamos metidos en esto, tú por mi culpa.
-Deja de culparte ¿quieres?- Noto el enojo en su voz- Hay que afrontar la realidad.
-Mátame y libérate de esto- Digo. Frunce el ceño y se aparta, no puede creer que haya dicho eso. –Odio todo esto, maldición. Voy a cambiarme.- Paso a su lado y me encierro en la habitación.
Lo conozco, sé que vendrá, por lo tanto me visto con rapidez. Tal como lo supuse, minutos después se asoma por la puerta.
-¿Acabaste con el berrinche?- Está muy tranquilo para mi gusto. Arqueo las cejas.
-¿Por qué estás tan tranquilo? Norman me asustas.
-Muñequita- frota su nuca- Intento estar tranquilo porque si enloquezco, tú lo harás con más énfasis... y no quiero una dragona lanzando fuego por la casa, no ahora.
Vaya, vaya... la bestia da tregua. Pero yo no puedo calmarme. Agarro la toalla y me seco el cabello, con frustración. No sé qué me desespera más, la visita del Maestro o su repentina calma.
Me agarra del brazo, me saca la toalla y se coloca detrás de mí para secar mi cabello.
-Ven aquí, maldita violenta.
-Tú eres una bestia desesperante y yo no me quejo.
Levemente comienzo a relajarme y a mi mente vienen las imágenes de esa inesperada visita, pero ya no importa el Maestro, sino Norman y su actitud protectora en todo momento...
-¿Si vamos a cenar fuera y después vamos al bar?- susurra provocándome escalofríos.
-Hecho.- respondo.
Necesito relajarme... no pienso negarme esta vez.
***
Dos cosas: 1) QUIERO UN NORMAN.
2) MUCHAS GRACIAS POR LAS LECTURAS, VOTOS Y COMENTARIOS *w* díganme qué les va pareciendo. Besazos :*
![](https://img.wattpad.com/cover/72356655-288-k764963.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016
FanfictionTras varios años de encierro, esperando a su comprador, Lia ve la oportunidad de su vida cuando el Maestro le consigue un dueño... Elegante... Intimidante... Y muy sexy... Confundida, ella no sabrá escapar de su mirada y él intentará buscar un lazo...