Capítulo VIII

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Ya pasó casi un mes. Llevo los días casi contados. Ahora me siento mejor, en parte, conozco mejor la casa y siempre estoy acompañada de Francis y Rebeca, lo cual es reconfortante. Aprendí cosas de Norman y confirmé mis dudas... definitivamente es bipolar. Sólo él sabe como estar divertido y enojarse, o viceversa, en dos segundos. No solo eso, sino también la tensión que siembra entre nosotros cuando hace comentarios innecesarios que involucran sexo. No sé si hace eso para molestarme o en verdad tiene intenciones de "tenerme en su cama" como él dice.

-¿Por qué me ves así?- Pregunta mientras desayunamos.

Ésta mañana tendrá una importante reunión y va todo trajeado, muy elegante.

No respondo, me conformo con mirarlo un instante más.

-Lia, no vas a llegar a un orgasmo solo con mirarme- Susurra y plasma en su rostro aquella sonrisa lobuna que en instantes me desconcierta y en instantes me enfurece.

-¿Por qué siempre tienes que hacer comentarios desagradables?

-Muñequita, cuando te quites la maña de no responder a mis preguntas, tal vez yo replantee mis comentarios ¿Hecho?

-No pienso cerrar trato contigo- Respondo con firmeza. El ríe.

-Porque te guuustaa...-

Sabe como hacerme enojar. Pero hace una bonita mañana y no pienso dejar que él lo arruine todo, como siempre.

Mira su reloj y tras dar el último trago al café se incorpora.

-Rebeca hará las compras, si necesitas algo díselo. Nos vemos más tarde.

-¿Y si mejor voy con ella?

-No. No saldrás, es peligroso.

-¿Qué tan peligroso puede ser, Norman?

-Muy.

Definitivamente no pienso arruinar el bonito, pero, caluroso día, discutiendo con él. Así que dejo que se vaya con la última palabra, sintiéndose ganador, incluso.

Desde que he entrado en confianza, enciendo el equipo de música con toda libertad y si pasa una música que me gusta subo el volumen a mis anchas. A Francis, Rebeca y las otras dos señoras, no les molesta, o al menos eso es lo que me dijeron.

No quiero estar en la cocina cuando Rebeca no está, porque si cuando ella está me siento un estorbo cuando no está soy un gran estorbo. Prefiero subir a mi habitación hasta pensar qué hacer. Mejor aún, voy a la habitación de Norman, allí hay televisión.

Me sorprendo al encontrar su laptop en la cama, tal vez lo olvidó. Me siento en la cama. Soy curiosa, bastante curiosa y sé que al abrir la máquina podría meterme en problemas, de lo contrario, podría arrepentirme por no hacerlo.

Que más da. La abro y enciendo. No es nada del otro mundo, casi ni una carpeta en el escritorio, una motocicleta como fondo de pantalla, ya esperaba ver unos gatitos. Imposible que en la casa no haya red Wi-Fi, seguro lo desconectó.

Con mi dedo sobre el mouse táctil voy hacia los archivos, allí si hay muchas carpetas, todas con nombres. Una en especial, llama mi atención. "HOTEL" es el nombre. Cliqueo allí, es una carpeta con vídeos. Elijo uno al azar.

¡Miren nada más las ocurrencias de este hombre!

Una cama grande, en una habitación bien equipada, una mujer desnuda quien tiene encima a un hombre en las mismas condiciones. Una escena inesperada. Unos movimientos tan frenéticos y violentos. La mujer grita y gime, pero no lo toca porque él sostiene sus manos encima de su cabeza. Ejerce tanta presión que sus brazos se tensan marcando hasta los músculos de la espalda, es un Adonis. Tal vez alguien graba o la cámara está en el techo porque sólo se ve la espalda del hombre, el cual tiene un tatuaje muy llamativo, a la altura de sus pulmones a la derecha, dos seres alados, que bien podrían ser dos ángeles o dos demonios. La mujer grita aún más fuerte y en la espalda de él la fuerza se percibe. El hombre suelta un ligero gruñido, como si suavizara absolutamente toda la acción. El vídeo termina allí.

¿Por qué querría alguien tener un vídeo de estos en su laptop? A menos que...

Abro otro vídeo, él le da la espalda a la cámara, tiene a la mujer encima, es el mismo hombre, el tatuaje lo delata, tengo que admitir que ese tatuaje da un toque de sensualidad a esa perfecta espalda que ella intenta tocar, pero no lo consigue. Con un rápido movimiento lo tiene encima, sujetando sus manos y...

Trago con dificultad, el calor comienza a hacerse insoportable y la habitación parece ser más pequeña de lo que en realidad es.

Su cabello ligeramente largo cayendo por su frente, el sudor en su rostro y ese perfil... el hombre que protagoniza esos candentes encuentros es él, es Norman.

¡Dioses! Me va a dar algo.

Hay varios vídeos, creo que no superan veinte, de todas formas veo otros dos y él no quiere que le toquen la espalda. ¿Qué tiene con su espalda? Salgo de esos vídeos y apago la laptop. Será mejor que salga a tomar aire fresco... siento las mejillas calientes. No debí ser tan curiosa.

Durante el almuerzo no digo nada, estoy tan silenciosa y tranquila que, si no me equivoco, le resulta extraño, ya que siento su mirada sobre mí.

-¿Qué me ves?-Le pregunto.

-¿Qué te pasa? Desde ésta mañana estás extraña.

Con la diferencia que en la mañana no tenía motivos.

-Nada.

Mejor si no insiste así me ahorro el tener que verlo a los ojos después de ver esos vídeos.


Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora