Capítulo XXXVII

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Siento el peso de su mirada, abro los ojos y ahí está con la cámara en la mano, otra vez. Agarro la almohada y como puedo le doy un golpe con esta. Suelta una carcajada y se aparta, viendo la pantalla de la máquina.

-Saliste muy bonita- murmura riendo.

-Bestia, de seguro salí toda babeada.- Vuelve a reír. Su risa es contagiosa. Me siento en la cama y me tallo los ojos- ¿Qué hora es?

-Hora de levantarse.

-¿Qué hacías?

-Estaba arreglando unas cosas con Augusto. Ya está todo en orden...- Acaricia mi mejilla. Me entran ganas de besarlo cuando está así de cerca.

¿Y por qué no? Me levanto un poco y me siento a horcajadas, arquea las cejas claramente sorprendido por mis movimientos. Saliendo de su estupor, posa sus manos sobre mi cintura, yo, en cambio, paso mis dedos por su pecho, lo miro a los ojos, subo las manos hasta su cuello, meto los dedos entre su cabello, que ya está semi largo y me detengo allí. Nuestras miradas se dirigen a nuestros labios constantemente, veo en su mirada la insistencia, quiere que continúe. El no moverá un dedo, hasta que yo no me lance a mi propósito.

Me acerco hasta que nuestros alientos chocan y ya no hay vuelta atrás, lo beso. A mí manera, experimentando. Sin prisa, jalo ligeramente su labio inferior y lo beso otra vez, con más seguridad. Me sujeta con fuerza, sube sus manos por mi espalda, enviando choques eléctricos por todo mi cuerpo. Antes de que esto se me vaya de las manos, me detengo. Me gustaría seguir, pero, mi intención era solo besarlo.

-Wow, eso me sorprendió- Murmura y sonrío. Esa es otra intención. Le doy otro beso corto antes de levantarme.

Llegada la hora de salir, ya listos, vamos al restaurante. Hay música country, ya me agrada. Tomamos asiento, nos traen alitas de pollo con una salsa algo extraña, pero deliciosa.

Norman pide cerveza y nos las traen con dos choperas. Él se encarga de servir, chocamos los vasos y damos un largo trago. La fría bebida se siente hasta llegar a mi estómago. Sonrío cuando veo el bigote de espuma que le queda a mí marido, se defiende riendo también de mí.

Algunas personas fuman aquí, es un lugar amplio con ventanas abiertas y el humo no molesta. Norman también lo hace, mientras observamos a una pareja bailar muy bien... en parte, yo lo observo mucho más a él. Es de esas pequeñas imágenes que pretendes guardar para siempre y no es muy elaborado, solo es un hombre fumando, un sexy hombre fumando.

Dejo de observarlo porque mi celular vibra en mi bolsillo. Lo saco, es Sophia, deseando que esté pasando un buen primer día. Si supiera.

-¿Hablaste con Andrew?- le pregunto.

-Aún no. ¿Por qué?

-No, por nada.-Un largo silencio nos envuelve- Norman, ha sido un buen día.

-Y aún no acaba...- Su voz suena más ronca de lo que desearía oír.

-¿En qué piensas?

-En las cosas que quiero hacerte esta noche.

Trago con dificultad, siento que se me seca hasta la lengua. Está dejando en claro que las locuras diurnas me pertenecen y la noche es suya, al igual que yo. Si lo miro a los ojos me derrito, mejor miro a los bailarines.

Horas después, cuando todo acaba, subimos al coche y nos dirigimos a la cabaña. La tensión es palpable y no se me ocurre nada que decir. Sé lo que quiere y yo también lo quiero. Así que en silencio, llegamos.

Completamente Tuya *(Norman Reedus)* #PTWDNR2016Donde viven las historias. Descúbrelo ahora