Capítulo 6

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El teléfono de Lucia sonó por cuarta vez en media hora, pero esta vez ella se limitó a mirarlo antes de guardarlo en el bolso.

- ¿Cuánto tiempo va a quedarse?

-No lo sé -tomé un marco de cristal de una estantería llena-. ¿Qué te parece éste?

Mi hermana hizo una mueca. -No.

Dejé el marco en su sitio y eché un vistazo general a la tienda.

-Todos los que hay en este sitio son del mismo estilo. Aquí no vamos a encontrar nada.

- ¿De quién fue la maravillosa idea de buscar un marco bonito y elegante? Ah, sí, de Lara -dijo Lucy con sarcasmo-. ¿Entonces por qué demonios tenemos que buscarlo nosotras?

-Porque ella no puede venir a esta clase de sitios con los niños -eché un vistazo a los marcos, pero todos eran muy parecidos. Excesivamente caros y horrorosos.

-Ya. Y supongo que Sean no puede quedarse con los críos una tarde.

Me encogí de hombros, pero algo en el tono de mi hermana me hizo levantar la vista.

-No lo sé. ¿Por qué? ¿Te dijo Lara algo?

Las hermanas también comparten un tipo de comunicación no verbal. La postura y la expresión de Lu lo decían todo, pero mi hermana utilizó el lenguaje verbal por si acaso no me hubiera dado cuenta.

-Es un idiota. - ¿No te has fijado que Lara ya no habla de él? Antes siempre estaba con «Sean esto. Sean lo otro. Sean lo de más allá». Dime que no te has dado cuenta de que últimamente no tenemos que aguantar el Evangelio según Sean. Y que está más quisquillosa de lo habitual. Algo ocurre.

- ¿Algo como qué?

Salimos de aquella tienda tan cursi y salimos al brillante sol del mes de junio.

-Yo qué sé -Lucia puso los ojos en blanco.

-A lo mejor deberías preguntarle.

Mi hermana me miró. -Podrías hacerlo tú.

Las dos nos quedamos calladas al ver una conocida mata de pelo negro acompañada de un vestuario poco apropiado.

-Ay, Dios -dijo Lucia entre dientes-. Que pintas de gótica.

Me eche a reír. - ¿Así es como se llama ahora?

-Creo que antes lo llamábamos estilo punk. Es que no se cansa. Creía que estaba saliendo con ese chico de la tienda de discos -Lu parecía horrorizada-. ¿Pero quién es ese tipo?

Clari sonreía de oreja mientras flirteaba con un joven alto y desgarbado con tanto metal en el rostro que no pasaría los arcos de seguridad de un aeropuerto. Ella llevaba unas medias de rayas blancas y negras, una falda negra con encaje y el dobladillo irregular, y una camiseta con el nombre de un grupo de música punk que se había ido por el desagüe de las sobredosis de drogas mucho antes de que ella naciera.

-Está claro que danza al son de su propio tambor -dije yo.

-Sí, eso y una guitarra eléctrica, dos trompas y un sintetizador.

Clara levantó la vista y nos saludó desde el aparcamiento, se despidió de su nuevo pretendiente y se dirigió hacia nosotras.

-Señoras. Buenos días.

-Serán buenas tardes -señaló Lucia.

-Eso depende de la hora a la que te levantes -respondió Clara con una sonrisa desvergonzada-. ¿Qué pasa?

TentaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora