Maratón 3/3
El día de la fiesta el cielo amenazaba lluvia, y Lara me llamó, quejándose, antes de que hubiera salido el sol. Bruno respondió y me lo pasó tras saludarla medio amodorrado, tras lo cual se levantó y fue al cuarto de baño.
—No va a pasar nada, Lari. Para eso alquilamos la carpa.
—La carpa sólo servirá para tapar la comida —repuso mi hermana— ¿Y los invitados? ¡Todos no caben en tu casa!
—Con un poco de suerte, la mitad no se presentará.
—Muy graciosa, Mica.
Yo no me estaba riendo. No lo decía de broma. Bostecé y miré la hora, demasiado temprano para mi gusto.
—Lari, cálmate. Todo saldrá bien, te lo prometo.
Suspiró.
—Se te da muy bien esto, ¿lo sabías?
— ¿Qué es lo que se me da bien?
—Encargarte de las cosas, mejorar una situación, arreglar los problemas.
A través de la puerta entornada del baño vi a mi marido rascándose y pensé que no me hacía ninguna gracia ver cómo se rascaba. Me volví hacia otro lado.
—No, Lari, no es cierto.
Suspiró de nuevo y guardó silencio durante medio segundo.
—Que haya tormenta es sólo una posibilidad, ¿verdad?
—Sólo una.
—Y... es sólo un día. Después podremos olvidarnos.
—Por completo.
Lara soltó una carcajada.
—Siento ser tan pesada. Sé que lo soy, pero es que... es que...
—Lo sé —le aseguré yo y era cierto. Eran muchas cosas, no era sólo la fiesta.
Muchas cosas llevaban tiempo macerándose—. Será genial. Mamá y papá se lo van a pasar en grande. Van a venir todos sus amigos. Nos ensalzarán y nos pondrán de ejemplo de buenas hijas, y ya no tendremos que hacer nada más en los próximos treinta años.
No reconocí bien el sonido, pero desde luego no parecía una carcajada. Más bien un resoplido.
—Sí, ya.
Bruno se metió otra vez en la cama, con los ojos medio cerrados. Se tapó y me estrechó contra su cuerpo. Yo le permití que me abrazara porque me habría resultado muy complicado deshacerme de él mientras estaba con el teléfono. Cuando metió la nariz en mi pelo y ahuecó una mano contra mi pecho, emití un resoplido molesto, pero él ni se enteró.
—Todo va a salir bien —dije por enésima vez— El cielo abrirá y saldrá el sol. No lloverá. La gente vendrá, comerá y se marchará, y mañana todo será un agradable recuerdo. Vuelve a la cama y duerme un rato, Lara. Yo, desde luego, voy a hacerlo.
— ¿Cómo puedes dormir? —protestó—. ¿A qué hora quieres que vaya? ¿Tengo que llevar algo? ¿Qué...?
—Al mediodía, como acordamos. Y no. Adiós —dije, y colgué sin darle tiempo a protestar.
— ¿Lara? —preguntó Bruno.
—Sí —dije yo, sin retirarme, pero tampoco puede decirse que estuviera acurrucada en sus brazos.
— ¿Está asustada?
—Sí.
Ya no podría volver a dormirme. Más de un centenar de personas llegarían a mi casa en unas cuantas horas y, aunque le había dicho a Lara que todo iba a salir bien, no estaba yo tan segura.

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Tentación
FanfictionSoy Micaela, tengo todo lo que una mujer podría desear. Mi marido, Bruno Sainz Micheli. Una casa en el lago. Mi vida. Nuestra vida perfecta. Y de repente Pablo Rodríguez vino a hacernos una visita... La primera vez que vi al mejor amigo de mi marido...