La ansiedad

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La ansiedad

Pocas cosas causan al hombre tanta ansiedad como lo relativo al dinero. Cuando un hombre comienza su familia se pregunta si podrá o no cumplir con los compromisos económicos que esto conlleva. Pasan los años y esto de alguna forma se mantiene en su mente. Esta situación se agudiza cuando se ve sin trabajo por alguna razón, pues parece que todo hombre se ve sin empleo por lo menos una vez en su vida (a otros les sucede más) o sus ingresos merman tanto que parecen no cubrir sus necesidades. Cuando esto pasa nos llenamos de ansiedad.

 Cuando una merma en nuestros ingresos llega ocurren cambios. Nuestro humor cambia y nos irritamos muy fácilmente. En muchos casos esta ansiedad se refleja en nuestros cuerpos ya que este reacciona a este estímulo malsano. También afecta nuestra relación de pareja y con nuestros hijos. Así que el hombre debe saber hacerle frente  este problema de la ansiedad producto de los retos económicos.

 Cuando Jesús habla con la gente sobre el tema (y había muchísimos hombres en esta multitud) dirige su atención al campo, que era donde estaban. Utiliza las aves y la hierba como ejemplos extremos. Dios se ocupa y esmera en vestir la hierba que tiene tan poca duración de vida, entonces, “¿no les dará lo necesario para que se vistan a ustedes que tienen mucho más valor que eso?" dice Jesús. Luego habla de las aves. No trabajan sembrando, ¡ni siquiera se ocupan en cosechar! Y nunca les falta el alimento. Las aves no se levantan preguntándose si van o no a encontrar alimento para ellas o sus hijos. Saben que Dios les proveerá. Es por eso que nadie jamás ha visto que a un ave se le caigan plumas por la ansiedad. No experimentan esa emoción porque saben que Dios siempre ha provisto y proveerá para ellas. 

 Y el razonamiento de Jesús es que si Dios lo hace así con ellas, ¿no lo hará con nosotros también? Si las aves saben que Dios proveerá, ¿cómo es que nosotros no lo sabemos?

 ¿Qué debemos hacer mientras tanto? El Señor dice que pongamos a Dios en primer lugar en nuestra vida y que si lo hacemos así, El nos dará todo lo que necesitemos. Que además de entregarle nuestra vida, tomemos decisiones en las que El sea glorificado. Si estamos sin empleo, salgamos a buscar, no a esperar que El nos envíe un ángel a resolvernos el problema, con la certidumbre de que El nos dará el empleo que necesitamos, en su tiempo y a su manera, que por cierto, siempre es mejor que lo haga si, pues es más sabio que nosotros. Confía, ponlo en primer lugar, que él proveerá. 

(Leer Mateo 6:25-34)

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