"Talita, cumi"

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"Talita cumi"

¡Con cuánta elegancia viste este Señor! Su porte refleja nobleza y clase. La gente común casi nunca lo había visto de cerca y mucho menos a pie por las polvorientas calles ni por tanto tiempo. Ante los ojos de la multitud pasa algo impensable: él sale corriendo como uno más, olvidó su clase, su distinción, su puesto y como si fuera un pordiosero se lanza a los pies de Jesús. Llora, grita, ruega a sus pies por su pequeña hija de doce años que se está muriendo en casa, le rogó con mucha insistencia: «¡Ven que mi hija está agonizando! Pon tus manos sobre ella, para que sane y siga con vida.»

Mientras van de camino a casa de tan distinguido señor, una mujer interrumpe al Maestro en su camino y éste la sana de una enfermedad que la había azotado por años. En ese mismo instante un sirviente de Jairo, el influyente señor que se había lanzado a los pies del Maestro, lo encuentra de camino y le dice: "Tu hija ha muerto, ya no molestes más al Maestro". No se puede describir lo que siente Jairo al escuchar estas palabras. Ya no hay nada que hacer, ya no hay esperanza. Su pequeña está muerta, no pudo llegar a tiempo con el Maestro. El dolor es punzante y cuando se va dar vuelta para darle las gracias a Jesús por haber venido, con un rostro en el cual la desesperanza esta marcadamente dibujada, el Señor le dirige estas palabras: «No temas. Sólo debes creer.» Esas palabras lo sostuvieron el resto del camino.

Hay momentos como estos que a cada ser humano le tocará vivir. Es cuando ya no hay una salida de ningún tipo. Cuando se agota todo, incluyendo la esperanza. Cuando el temor de la tragedia inevitable nos alcanza y nos vemos como Jairo. Cuando el poder y la influencia no cuentan, cuando el mucho dinero que se posea no resuelve el problema y nos encontramos solos y sin nada a qué aferrarnos. No se puede describir. Sólo quienes han vivido esto entiende exactamente lo que estas palabras significan. Y en medio de semejante turbulencia y confusión el Señor Jesús nos dice las mismas palabras: «No temas. Sólo debes creer.»

Cuando buscamos a Dios, cuando le servimos, cuando nos rendimos a su voluntad...cuando le creemos, siempre hay una esperanza. Puede que estés viviendo una situación en la que ya has tocado fondo: no hay recursos, no hay salidas posibles, no hay esperanza para ti o para un ser querido. Haz como Jairo y busca de todo corazón a Aquél que puede ir en contra de toda lógica y de todo lo "imposible".

"Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio mucho alboroto, y gente que lloraba y lamentaba. Al entrar, les dijo: «¿A qué viene tanto llanto y alboroto? La niña no está muerta, sino dormida.» La gente se burlaba de él, pero él ordenó que todos salieran. Tomó luego al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con él, y entró adonde estaba la niña. Jesús la tomó de la mano, y le dijo: «¡Talita cumi!», es decir, «A ti, niña, te digo: ¡levántate!» Enseguida la niña, que tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Y la gente se quedó llena de asombro". (Marcos 5:38-42)

A la orilla del lagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora